Más allá de las posiciones ideológicas y los niveles de apoyo o rechazo al régimen existente en Cuba, lo claro es que la salud de su líder máximo, Fidel Castro, está bastante deteriorada y eso implica que Cuba vivirá momentos decisivos en su historia, pues ya muchos hablan del fin del régimen y de un eventual proceso de democratización, profundo o superficial, eso no lo sabemos.
Esto, debe ser considerado sólo como la constatación de que Fidel ya tiene más de 80 años, y que como todo ser humano, el cuerpo envejece, se deteriora y finalmente muere. Aplicar sesgos ideológicos a esto seria un error garrafal.
A partir de esto, y considerando que Fidel Castro ha sido desde sus inicios la base de la revolución cubana, debemos plantearnos la pregunta ¿Qué pasará en Cuba cuando Fidel ya no esté?
En este proceso, para muchos hay dos posibilidades, o Cuba mantiene su sistema -con mayores cuotas de libertad y democracia- o cambia hacia un sistema, seguramente, tutelado por Estados Unidos, y muy marcado por la política de intervención.
Para muchos, al morir Fidel, se producirá el desbarajuste del régimen y su descomposición estrepitosa -con intervención estadounidense incluida y retorno de masivo de cubanos exiliados-.
Para otros, el régimen está sustentado en la soberanía popular, y si bien la figura de Castro es clave en Cuba, existen otros líderes como su hermano Raúl, que podrán sostener y darle continuidad al régimen.
Ambas posiciones, omiten a otros actores, que en realidad podríamos considerar que operan y han actuado en conjunto en todo esto con fuerte influencia; los Estados Unidos, y los cubanos residentes en Miami. Los primeros, han sido claves en el bloqueo económico que ha durado más de 50 años – y que ha generado pérdidas económicas por 86,000 millones de dólares; pero simultáneamente ha contribuido a fortalecer internamente al régimen y el apoyo internacional a Cuba-. Los segundos, han sido pieza esencial en la continuidad de dicho cerco.
Es muy probable que Estados Unidos, quiera intervenir más allá de lo que corresponde una vez fallecido Fidel Castro, no en forma gradual, sino que propiciando un rápido cambio de régimen político, social y económico.
Sin embargo, la velocidad e intensidad de lo anterior, estará fuertemente ligada a la perspectiva que adopten los cubanos desde Miami, con respecto a los cambios que se producirán, y si ésta posición, está basada en revanchismos y ambiciones o en afanes realmente democráticos para Cuba.
Es esencial que definan su posición no sólo con respecto al poder en Cuba, sino también con respecto al bloqueo económico que ellos mismos han exigido, pues al parecer, para la comunidad internacional es más importante poner fin al bloqueo que el cambio de régimen inmediato en Cuba. Así lo demostraron los países de la ONU, al votar la resolución N° 60/12 “Necesidad de levantar el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a Cuba por los Estados Unidos de América”.
Es importante entonces que tanto, los cubanos de la isla, como los exiliados, tengan claro qué tipo de proceso de cambios desean para su país, cuán independiente quieren que sea éste y qué tipo de país quieren para el futuro.
Las opciones para Cuba están abiertas, propiciar una mayor democracia, dentro del actual régimen, permitiendo el desarrollo de mayores libertades y otras áreas atrofiadas por el bloqueo; o descomponer todo, incluido lo positivo y negativo según se considere, en pro de una política intervencionista, no gradual y poco independiente y mucho menos democrática.
Sabemos que nada es estático, y que Cuba se apronta a una fase de cambios, negarlo sería negar el avance histórico, lo importante es entender el orden de dicho proceso y que la gradualidad es la clave.
Esto, debe ser considerado sólo como la constatación de que Fidel ya tiene más de 80 años, y que como todo ser humano, el cuerpo envejece, se deteriora y finalmente muere. Aplicar sesgos ideológicos a esto seria un error garrafal.
A partir de esto, y considerando que Fidel Castro ha sido desde sus inicios la base de la revolución cubana, debemos plantearnos la pregunta ¿Qué pasará en Cuba cuando Fidel ya no esté?
En este proceso, para muchos hay dos posibilidades, o Cuba mantiene su sistema -con mayores cuotas de libertad y democracia- o cambia hacia un sistema, seguramente, tutelado por Estados Unidos, y muy marcado por la política de intervención.
Para muchos, al morir Fidel, se producirá el desbarajuste del régimen y su descomposición estrepitosa -con intervención estadounidense incluida y retorno de masivo de cubanos exiliados-.
Para otros, el régimen está sustentado en la soberanía popular, y si bien la figura de Castro es clave en Cuba, existen otros líderes como su hermano Raúl, que podrán sostener y darle continuidad al régimen.
Ambas posiciones, omiten a otros actores, que en realidad podríamos considerar que operan y han actuado en conjunto en todo esto con fuerte influencia; los Estados Unidos, y los cubanos residentes en Miami. Los primeros, han sido claves en el bloqueo económico que ha durado más de 50 años – y que ha generado pérdidas económicas por 86,000 millones de dólares; pero simultáneamente ha contribuido a fortalecer internamente al régimen y el apoyo internacional a Cuba-. Los segundos, han sido pieza esencial en la continuidad de dicho cerco.
Es muy probable que Estados Unidos, quiera intervenir más allá de lo que corresponde una vez fallecido Fidel Castro, no en forma gradual, sino que propiciando un rápido cambio de régimen político, social y económico.
Sin embargo, la velocidad e intensidad de lo anterior, estará fuertemente ligada a la perspectiva que adopten los cubanos desde Miami, con respecto a los cambios que se producirán, y si ésta posición, está basada en revanchismos y ambiciones o en afanes realmente democráticos para Cuba.
Es esencial que definan su posición no sólo con respecto al poder en Cuba, sino también con respecto al bloqueo económico que ellos mismos han exigido, pues al parecer, para la comunidad internacional es más importante poner fin al bloqueo que el cambio de régimen inmediato en Cuba. Así lo demostraron los países de la ONU, al votar la resolución N° 60/12 “Necesidad de levantar el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a Cuba por los Estados Unidos de América”.
Es importante entonces que tanto, los cubanos de la isla, como los exiliados, tengan claro qué tipo de proceso de cambios desean para su país, cuán independiente quieren que sea éste y qué tipo de país quieren para el futuro.
Las opciones para Cuba están abiertas, propiciar una mayor democracia, dentro del actual régimen, permitiendo el desarrollo de mayores libertades y otras áreas atrofiadas por el bloqueo; o descomponer todo, incluido lo positivo y negativo según se considere, en pro de una política intervencionista, no gradual y poco independiente y mucho menos democrática.
Sabemos que nada es estático, y que Cuba se apronta a una fase de cambios, negarlo sería negar el avance histórico, lo importante es entender el orden de dicho proceso y que la gradualidad es la clave.
Artículo publicado también en http://www.cubanuestra.nu/web/article.asp?artID=6005