lunes, diciembre 26, 2005

Del bien común al Neomaquiavelismo

En nuestros tiempos, hablar de ética y de política como elementos complementarios parece ser algo absurdo. Desde que los derechos civiles comenzaron a ser utilizados no como ideales de convivencia sino que como banderas de lucha entre las clases políticas.
El proceso de división del poder, o más bien la supuesta dicotomía de éste, en lo que se denomino ex parte principis y ex parte populis, iniciado durante la Revolución francesa, establecía intrínsecamente que el Estado es para los individuos y no los individuos para el Estado. Esta transformación, entendida como el traspaso del deber feudal al derecho republicano, es el punto de inicio del juego entre la ética y la política, y también el triunfo del individualismo en todo su concepto, donde el primer gran término ético del cual se habla, es el de fraternidad entre los individuos.
Este cambio en 180º significa un quiebre en el punto de vista con el cual, hasta ese momento, se concebía la interrelación entre gobernantes y gobernados. El cambio estaba saldado, ahora todos los ciudadanos interactuaban dentro de un estado de derecho, en el cuál se afirmaba el valor absoluto y la autonomía moral de cada ser.
El concepto de ex parte populi y el proceso de desarraigo que los estados nacionales europeos estaban viviendo con respecto a la Iglesia y sus doctrinas morales, trajo consigo un dualismo entre ética y política, que generó una disyuntiva entre obedecer a una ética de principios o, a una ética de resultados.
La ética de resultados, adoptada por los políticos de la época Moderna y también la contemporánea y la actual, es la que defiende la Gran Cose dictada por Maquiavelo, la que propugna el bien colectivo y no los principios del individuo justo.
Maquiavelo planteó, desde lo subjetivo del ex parte principis, la autonomía de la política con respecto a los principios de la moral. Tal autonomía reconoce normas propias para el ejercicio del poder, distintas y ajenas a los postulados éticos.
Sin embargo, actualmente, vemos que la ética, como motor de la acción política ha sido abandonada en forma descarada. Las problemáticas suscitadas, tanto en la Concertación como la Alianza por Chile, demuestran que el actuar de las elites políticas ya no tiene como leiv motiv el desarrollo del bien común, sino la lucha por el control del poder en su total magnitud, mediante acciones ajenas a la ética de principios y más cercanas a la de resultados, donde no importa el costo de las acciones, mientras los resultados favorezcan el control y el mayor acceso, esencialmente al poder.
Se abandona entonces la concepción de lo político como algo hacia el futuro, convirtiéndolo en un espacio de acciones inmediatistas y oportunistas, donde ya no importa o existe un proyecto histórico-político, sino más bien una respuesta superficial y a la vez sobredimensionada por parte de los medios de comunicación.
Las futuras acciones políticas deben estar enmarcadas en un nuevo enfoque, que apunte al rescate de la ética social y de principios, pues esa es la única forma en que la política recupere su valor como tal.

viernes, diciembre 23, 2005

Reforma o fin del sistema binominal ¿Y después qué?

Por segunda vez el Presidente envío al Congreso el proyecto que pretende cambiar o poner fin al sistema binominal -eso no está muy claro-. Esta vez lo hizo directamente al Senado y no a la Cámara de diputados, porque ahí no hubo quorum para llevar a cabo el proceso, ¡que novedad!
A partir de está discusión se podría generar otra mucho más profunda, que en este texto no abordaré en profundidad, haciendo planteamientos teóricos, pero que tiene relación con el tipo de régimen que queremos y necesita Chile. Y cuando hablo de régimen me refiero exclusivamente al tipo de sistema, ya sea presidencial, parlamentario o semipresidencial, que podríamos tener en el futuro.
En este sentido el debate en torno a la efectividad del régimen presidencial para permitir la gobernabilidad y la aplicación de los programas de gobierno, sea cual sea éste, se ha mantenido en círculos intelectuales cerrados, en los que la discusión termina por diluirse.
Por lo tanto, se hace necesario llevar el debate a las discusión general, a todos a quienes les interesa conocer algo más de la política y saber de qué forma están siendo gobernados.
La discusión debe plantearse para buscar respuesta a la siguiente pregunta: ¿es Chile apto para un régimen parlamentario, o semi-presidencial, similar en el primer caso al inglés, y en el segundo al francés?
Nuestra respuesta es que el segundo modo sería más probable.
* En Chile nunca ha existido un régimen parlamentario, para quienes quieran comenzar con ese argumento.
Mis argumentos a favor son los siguientes:
-En el régimen presidencial es mucho más engorroso cambiar un mal gobierno. Ante un mal gobierno se debe elevar una acusación constitucional, es decir, se debe iniciar un proceso judicial para sacar al mal gobierno.
-En el régimen parlamentario o el semipresidencial, la vía para cambiar un mal gobierno es más expedita, un voto de censura efectuado con mayoría del Parlamento, automáticamente obliga a llamar a elecciones nuevamente. Es decir, hay un juicio político simplemente.
-En el régimen presidencial, es mucho más difícil llevar a cabo las políticas de gobierno, porque existe la posibilidad de no contar con mayoría en el Congreso y por lo tanto tener una oposición que impida cualquier proyecto.
-En el régimen parlamentario, por el contrario, se necesita tener mayoría en el parlamento para que el representante de la coalición asuma como primer ministro y como jefe de Gobierno .
El debate está abierto.

martes, diciembre 20, 2005

La verdadera Vocación de Servicio ¿La tienen nuestros políticos?

Foto: Bomberos de Chile
"Es bueno señalar que en todos los países en que el servicio bomberil es pagado, más del 80% del presupuesto bomberil se gasta en remuneraciones. Por lo tanto, es ese 80% o más el que los Bomberos entregan, año a año, al Estado, como una donación generosa y espontánea. Digámoslo derechamente, para que no queden dudas: los Bomberos hacemos donaciones al Estado, y no a la inversa. Lo que el Estado nos entrega no es un regalo, sino solamente una parte, por lo demás muy pequeña, de lo que es su propio deber." Octavio Hinzpeter Blumsak, Presidente de Bomberos de Chile.
¿Quiénes tienen la verdadera vocación de servicio?
La vocación de servicio se ha convertido en un concepto vacío, en una etiqueta, a la cual recurren constantemente la mayoría de nuestros políticos, sobre todo aquellos que quieren demostrar, o más bien aparentar, que su interés por llegar al Congreso, se debe a su interés por servir y no servirse.
Pero ¿Qué entendemos por vocación de servicio?
Esencialmente como la disposición, no interesada, de servir, ayudar y aportar a la sociedad en cualquier ámbito, sin esperar retribuciones ni beneficios económicos, políticos y materiales de ninguna índole.
Si tomamos dos instituciones chilenas, Bomberos y el Congreso Nacional, veremos que las condiciones para ejercer la “vocación de servicio” varían enormemente entre los miembros de una y otra.
En primer lugar, los sueldos que perciben, tanto diputados y senadores, fluctúan entre los 5 y los 7 millones de pesos, en la llamada dieta parlamentaria, equivalente a la remuneración de un ministro de Estado, y que reciben por el desempeño de su cargo. Se supone que un buen desempeño.
Bomberos de Chile, en cambio, funciona en base a la voluntariedad, es decir, no hay remuneraciones para los voluntarios, quienes suman 35.000 miembros, todos Bomberos Profesionales Voluntarios, de alta y constante capacitación.
En segundo lugar, el aporte del Estado a Bomberos es muy bajo y la mayor parte de sus recursos provienen de los propios aportes de sus voluntarios. “Por Ley de Presupuesto de la Nación Bomberos de Chile recibió el año 2004 la suma de $10.180.140.000, monto que considera una rebaja presupuestaria de $662 millones comunicado por Decreto del Ministerio de Hacienda en febrero de 2004” (Bomberos de Chile). Para el Congreso, el aporte del Estado es notoriamente superior.
En términos de eficiencia, los bomberos presentan un nivel mucho más alto en cuanto a cumplir con sus tareas; apagar incendios, ayudar en accidentes, catástrofes naturales, etc. Ya lo vimos con el último incendio químico que afectó la bodega de la fábrica de solventes Sercoin en San Bernardo.
Los congresistas, en cambio, muestran deficiencias notorias en su desempeño, marcado por un deficiente nivel de asistencias, tanto diputados como senadores. Por ejemplo, el martes 13 de septiembre se suspendió la sesión en que se votaría el proyecto que pretendía crear el Consejo Nacional de Cultura y el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural, por falta de quórum, cuando llegaron sólo 36 de un total de 116 diputados en ejercicio. Lo mismo ha pasado con varios proyectos de ley.
En bomberos, en cada acto de servicio se pasa lista y, quien no logra durante el año, un porcentaje de asistencia superior al 75%, es separado definitivamente de la Institución. El bombero está siempre de servicio.
En el Congreso, por el contrario, no existe ninguna obligación para asistir a las sesiones, y si no lo hacen igual reciben sus sueldos y asignaciones. A los diputados sólo se les exige asistir durante nueve días del mes (21 días libres). En el caso de los senadores, sólo se les exige asistir a seis sesiones (24 días libres para otras labores).
El caso de los bomberos de Curacaví es bastante decidor en cuanto a las asimetrías con las que se desarrolla la vocación de servicio en comparación al Congreso.
Los voluntarios que trabajan en ella han venido solicitando un carro de rescate bien equipado desde 1994. Como reciben una subvención por el número de habitantes de su comuna (22 mil personas) sus posibilidades de adquirirlo son muy bajas, pues necesitan 30 millones de pesos para conseguirlo. No obstante, sólo cuentan con un presupuesto anual de 11 millones de pesos, del que cada mes deben gastar un millón, o sea, tienen un déficit presupuestario.
Sin embargo, la compañía de Curacaví debe atender 131 kilómetros de carretera, que incluyen los túneles Lo Prado, Zapata y la ruta 68, que tiene una población flotante de 4 millones de personas, entre ésta, nuestros “honorables” diputados y senadores. Y hasta el momento, sobre todo en verano y a pesar de los recursos paupérrimos han cumplido su tarea en forma más que eficiente.
El nivel de eficiencia de nuestros legisladores varía según determinados intereses. Se supone que el rol y la tarea fundamental de los miembros del Congreso es legislar, para la ciudadanía, en pro de quienes, confiando en su representación, los colocaron ahí. ¿Ocurre eso, son eficientes en este sentido?
No, nuestros legisladores son eficientes sólo cuando deben votar la aprobación de sus dietas, o cuando algún partido se inscribe mal para alguna elección o para rechazar a algún candidato mapuche.
Sin embargo, nuestros “honorables” del Congreso, aducen que muchas veces están escasos de recursos, que sus sueldos no son tan suculentos, cuando se les critican sus ausencias, apelan a decir que priorizan el trabajo en terreno y que lo que los lleva a actuar en política y llegar al Congreso es su afán de servicio, su vocación.
Pero ¿Qué pasaría si en el Congreso, no hubiera remuneración como en bomberos o se pagara el sueldo de un profesor?
Creo que accederían personas con real vocación política y de servicio, tan simple.
Y reitero la pregunta ¿Quiénes tienen la verdadera vocación de servicio?

Como dato anexo, por la ruta 68, aparte de nuestros “honorables”, circulan constantemente desde Valparaíso a Santiago y viceversa, una gran cantidad de camiones con productos químicos, sustancias prohibidas, combustibles, de diversas empresas, nacionales y extranjeras. Sin embargo, sin considerar que ellos serían los primeros en llegar al lugar del accidente, ninguna aporta dinero a bomberos de Curacaví. Se debe tener claro que un traje de para productos químicos cuesta cerca de 3 millones de dólares. Bomberos de Curacaví necesitan 20 millones más para equiparse todos correctamente para enfrentar un siniestro con productos químicos.

sábado, diciembre 17, 2005

El abrazo del Conde Drácula

Luego de un tiempo desaparecido, mi estimado y contestarario amigo Jimmy McDeendle, me envío un nuevo artículo, no sé si es de su autoría o no, porque llegó a mail sin ninguna indicación.
Después de los escrutinios, la gente se pregunta: Si sumamos los votos de Lavín y Piñera, es obvio que Bachelet está perdida, si acceden, los de Juntos Podemos Más serán muy pocos ¿de dónde van a salir los votos que faltan? En este artículo creo que está la respuesta.
Los votantes chilenos parecen distribuirse como una campana de Gauss. Muchos en el centro; muy pocos hacia la extrema izquierda y muy pocos hacia la extrema derecha.
Así estaba la cosa hasta el primer trimestre de este año, cuando Bachelet gozaba de una intención de voto que sobrepasaba el 50%.
Se daba esa clásica contienda polar de la izquierda versus la derecha política-económica, con todas las interpretaciones post Gobierno Militar, mediante las cuales se ha estado diluyendo la nitidez de este hecho.
Así fue como apareció Sebastián Piñera, hombre acostumbrado al análisis de márketing, quien vio que había un espacio que era fácil de ganar: una propuesta de centro, con un poderoso liderazgo, con capacidad de organización y buen respaldo financiero.
Y proyectó su imagen de candidato de centro: moderado, amplio de criterio, divorciado explícito del Gobierno Militar, enemigo de los senadores designados, amigo de los democratacristianos, víctima de las maquinaciones de la UDI, reiteradamente bajado y vilipendiado, ajeno al socialismo, varón, hecho así mismo, y otras características que lo conforman como una legítima alternativa en la región más poblada del espectro electroral.
Lo logró.
El 11 de Diciembre recién pasado, demostró que había forjado la imagen requerida en la mente del electorado.
Entonces era cierto que existía una izquierda y una ultra izquierdo; que existe una derecha y una ultra derecha, de la cual más convendría estar lejano.
Ser de centro no sería ser "ni chicha ni limonada", sino que ser moderado; estar lejano de los trauma y los fetiches que estableció el Gobierno Militar. El centro es la ponderación, es el trabajo fecundo, es la política al servicio del trabajo fecundo.
Hasta las 5 de la tarde todo iba así de bien; había resultado a las mil maravillas; el análisis de márketing era consistente con los resultados.
Pero cerca de las 9 de la noche, los noticieros comenzaron a mostrar otra "imagen"; Piñera, feliz, sentado en su centro, siendo vitoreado por el electorado de centro, sube al podio para darle el abrazo de la muerte a Joaquín Lavín, el derechista; entonces se funden en un solo ser; y como ha ocurrido en tantas películas, cuando Drácula da su abrazo, transmite el estigma en su beso mortal, pues éste posee un afluvio que corre por las venas, convirtiendo a su víctima en otro vampiro.
Así fue como le ocurrió a Piñera esa trágica noche del 11 de Diciembre, porque el humilde y esforzado varón (no mujer) que se había forjado a sí mismo, que había combatido al Gobierno Militar, que era el Centro del trabajo, con sus manos limpias y abiertas, se había fundido en uno con la derecha y la ultra derecha.
Pronto sus tiendas de campaña se empezaron a llenar de capitanes y consiglieris, de mandarines y samuraies.
Con el transcurrir de los días, al fragor de la batalla, volverán a aparecer las antiguas banderas; los mismos combatientes; y las mismas discusiones. Esta no es otra que la clásica contienda.
Ganará Bachelet, regateando hasta el último voto; Piñera sumará los votos de Lavín; pero se fugarán despavoridos los votantes de centro que algún día creyeron en su canto.

jueves, diciembre 08, 2005

Expectativas democráticas y decepción distributiva...

Considerando los niveles de crecimiento alcanzados por Chile después del retorno a la democracia, y el mayor desarrollo de las capacidades productivas del país, surge el cuestionamiento acerca de cuál es el momento para alcanzar el desarrollo definitivo y dejar de ser una nación subdesarrollada.
Como explica Oswaldo Sunkel, actualmente América Latina enfrenta dos problemas o dilemas esenciales: uno, continuar el proceso de desarrollo y profundización democrática, y dos, la necesidad de dar respuesta satisfactoria a los efectos sociales generados por las políticas de ajuste luego de las dictaduras militares. En base a esto, surge una preocupación renovada por el desarrollo y la forma de alcanzarlo. La necesidad de unir y complementar democracia, crecimiento económico y equidad.
¿Cómo debe ser una nueva estrategia de desarrollo definitivo para Chile, que a la vez sea equitativa en la sociedad y que desarrolle aun más la democracia?
El problema del desarrollo, entendido éste como la optimización del uso de los recursos y el desarrollo de infraestructuras productivas eficientes, sumado a una mejor distribución de las ganancias, fue olvidado a partir de los 70`, cuando “la preocupación fundamental pasó a ser entonces la estabilidad y la eficiencia”, según Sunkel.
EL problema actual de Latinoamérica radica esencialmente en la necesidad de poner fin a la contradicción entre las aspiraciones ciudadanas que se expresan en las crecientes demandas democráticas y las restricciones que el marco económico genera en diversos sectores sociales, según Sunkel.
Una nueva estrategia de desarrollo, en palabras de Sunkel, desde dentro, no sólo debe considerar el aspecto tecnológico y económico, para el mayor aprovechamiento de los recursos, sino también el aspecto sociopolítico, en el cual se fomente la integración de los menos favorecidos al proceso de desarrollo, junto con dar la importancia suficiente a la cooperación entre los países latinoamericanos.
Entonces se hace necesario plantear en que forma se debe coordinar la acción colectiva -como ejercicio y expresión democrática- en relación a las políticas públicas que permitan cambios estructurales y de organización social, para acceder a este avance, con la idea de superar la contradicción entre expectativas sociales relativas a la democracia, y las relacionadas con el crecimiento y las estructuras económicas.
Es decir, cómo generar un proyecto de desarrollo que compatibilice el desarrollo del ejercicio democrático con el crecimiento económico, generando un mayor desarrollo equitativo.
La acción colectiva es un agente esencial para un proyecto de desarrollo. El ejercicio democrático como elemento de negociación, pero más importante aún, de cooperación.
Lo que ocurre hoy día es que se ha producido la problemática generada a partir del desarrollo de mayores libertades democráticas, que se colocan en contradicción con la mala distribución de la riqueza, a pesar del alto crecimiento económico del país.
Mientras no cambien las estructuras relacionadas con la distribución de la riqueza y los beneficios generados del crecimiento económico, sobre todo en tres áreas: políticas de gasto social, programas de empleo de emergencia y políticas hacia el sector informal –pequeñas y medianas empresas- a la vez que se apliquen reajustes expansivos en lo económico, será muy difícil lograr un desarrollo autosostenido y equitativo. La contradicción entre demandas democráticas y marco económico poco equitativo debilitarán el juego democrático y el desarrollo creciente del proceso productivo.

miércoles, noviembre 30, 2005

La baja en el precio del dólar, libre mercado y Estado

Foto:www.chanarcillo.cl
Para los apologistas del libre mercado, el Estado y sus organismos deben evitar intervenir en el flujo “natural” y “perfecto” de éste. Según estos, la oferta y la demanda son la mejor forma de regulación que existe. Así lo han planteado siempre los grandes grupos empresariales y exportadores chilenos. Si sube la bencina, o el dólar, y las cosas se encarecen, no se debe intervenir y de hacerlo debe ser levemente, porque el mercado se autorregula, buscando la eficiencia.
Extrañamente, en estos últimos días, la baja en el precio del dólar -que cayó un 13%, de $611 a $ 529 entre septiembre de 2004 y el mismo mes de 2005- ha hecho que el sector exportador chileno, sobre todo el vitivinícola y forestal, cuyas utilidades bajaron por esto, exijan la intervención del Banco Central, porque afecta las ganancias.
Tanto la Asociación de Exportadores de Chile (Asoex) como la Sociedad Nacional de Agricultores (SNA) exigieron a Vittorio Corbo que intervenga en la baja del dólar, pues no es, según ellos, resistible para sus sectores.
Contradictoriamente, la baja ha sido beneficiosa para el consumidor en general, sobre todo para el ciudadano medio, pues los productos importados han bajado su precio, y eventualmente se han vuelto más accesibles, sobre todo los tecnológicos, como electrodomésticos y computadores. El dios mercado beneficia al ciudadano común y corriente, y castiga a sus hijos predilectos, que lo veneran.
Pero los hijos se rebelan contra su dios, ya no lo encuentran perfecto, lo encuentran injusto, abusivo, cruel…y llaman a intervenirlo, a controlarlo, piden salvación a San Estado.
Pero ¿Por qué ahora, que se ven afectados los grandes sectores exportadores, que han tenido un nivel de utilidades envidiable durante los últimos diez años, debería intervenirse el mercado? ¿No es acaso el mercado perfecto y la baja del dólar sólo es parte de su propia autorregulación? ¿Podemos los ciudadanos comunes y corrientes exigir al Banco Central que controle las alzas del dólar para evitar saqueos a nuestros bolsillos cuando sube la bencina o el dólar? No.
Ahí radica la contradicción del discurso libre mercadista, mientras la ganancia afectada no sea la mía, la de mi empresa, el mercado es perfecto, y el Estado es un ente agresor de la libertad, de la iniciativa, del capital. Pero si mi utilidad se ve disminuida, aunque sea ínfimamente –los exportadores no pasarán al quintil más pobre por la baja del dólar- el gobierno debe intervenir, debe regular, ¡viva la regulación! y el control.
Tanto el gremio forestal como vitivinícola, anunciaron que se reunirán próximamente con el ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre para plantearles esta inquietud.
Esa suplica se hace con amenaza, por algo el presidente de los exportadores, Ronald Bown, advirtió que el bajo precio de la divisa estadounidense afectará directamente en el empleo, pues las empresas están sufriendo pérdidas con la caída de su valor. ¿Se preocupa Brown del empleo y sus trabajadores o de las divisas que están perdiendo sus empresas?
El mercado es cruel, lo saben los empresarios, dejemos que opere libremente como ellos han planteado siempre, cuando se propone subir el sueldo de los trabajadores, cuando se propone mejorar las pensiones. Si seguimos la lógica de los apologistas del mercado, que sobrevivan los más competitivos, “los mejores”, que ni el Banco Central ni el Gobierno sean usados como salvavidas de empresas mediocres.
Sin embargo, para algunos, ahora el Estado es necesario…cuando les conviene.

viernes, noviembre 25, 2005

¿Qué significa ser progresista?

Hoy es mucho más fácil ser de izquierda, o declararse de izquierda, y el discurso "progresista" se ha posicionado fuertemente.
Sin embargo, esta aceptación ha desvirtuado el hecho y el significado que implica ser de izquierda, pues no exige un discurso radical, crítico y mucho menos antisistémico. Tampoco se trata, de generar una apología al descontento, pero llama la atención lo fácil que se apela a un discurso progresista, cuyas bases ideológicas y proyecciones estructurales son ambiguas, débiles e irrisorias.
Hoy, cualquiera es progresista, demócrata, también la publicidad mercantil se adorna de progresista, con conciencia social. El pensamiento de izquierda, entendido esencialmente como la conciencia de las desigualdades sociales y la necesidad de cambiarlas, se ha convertido en adorno y su chapa principal "yo soy progresista" "yo tengo conciencia social". Si hasta la derecha más dura dice tener conciencia social, habla de los más pobres, la equidad, la mala distribución.
Hoy, jamás se plantea un cambio sustancial de las cosas, del stato quo, desde el progresismo. Ser progresista hoy es moda, lo que implica que ha sido absorbido por el mercado, el cual ha convertido al progresismo en un producto desechable, una chapa.
Por eso, la solidaridad opera fuerte desde las multitiendas, ya no es anónima, debe ser publicitada, la gente colabora y recibe una pulsera, fluorescente para que vean que "él o ella ayudan, tienen conciencia...". La ayuda social es utilizada para activar el mercado. "Por compras superiores de 20 mil pesos, colaboras con X y recibes tu pulsera naranja..."*
¿Qué nos diferencia entonces?
Se supone que el pensamiento de izquierda plantea una visión de futuro distinta, donde el horizonte es cambiar las estructuras sociales, económicas y políticas. Una visión utópica del futuro, en el buen sentido de la palabra. Esa fue y debería seguir siendo la fuente de diferencia.
*¿Cuánto gana la empresa con eso?

miércoles, noviembre 16, 2005

¿Da lo mismo quién gane?

Foto: Emol
La encuesta del CEP puso a todos los comandos a máxima velocidad, unos para aprovechar la "buena racha" y otros, para revertir lo inesperado. También reveló que la suma de los votos de Lavín y Piñera, sobrepasan a Bachelet, por lo tanto la segunda vuelta está asegurada. Más aún, en la medición de la eventual segunda vuelta, parecen estrecharse los resultados entre la abanderada de la Concertación y los de la Alianza. O sea, cualquier cosa puede pasar.
En medio de esto, se produjo, anoche, el segundo debate entre los cuatro presidenciables, marcado por una actitud levemente más confrontacional, y donde primaron temáticas como la exclusión social y el desempleo.
Entonces, surge la pregunta con respecto a dichos temas, ¿Da lo mismo quién gane, entre Piñera, Lavín y Bachelet?
No incluyo a Tomás Hirsch, porque él tiene un planteamiento distinto al de los otros tres candidatos, que propone cambios y críticas importantes al modelo económico, político y social, por lo tanto si fuera elegido, obviamente, otra sería la historia.
Definitivamente, creo que en términos de cambio estructural profundo, daría lo mismo. Ninguno de los otros 3 candidatos plantea críticas al modelo económico, ni tampoco al sistema binominal, excepto en términos muy superfluos, diciendo: "necesitamos un sistema más participativo...".
Quizás esto tiene su origen en la convergencia, en cuanto a pragmatismo y la forma de hacer política, que han ido sufriendo tanto la Izquierda institucional como la Derecha, que genera una indiferencia calculada de los actores políticos con respecto a los problemas sociales más profundos. No es conveniente para éstos plantear propuestas muy ambiciosas, por el miedo al populismo y los extremos, evitando, simultáneamente, enemistarse con los sectores que les interesa mantener contentos.
Además, es muy difícil que pretendan cambios estructurales amplios, aunque los quisieran, cuando la mayor parte de sus bancadas se han mostrado sistemáticamente proclives a mantener el stato quo. Es ilusorio pensar que, sin el apoyo del Congreso, se logren votar leyes que promuevan la equidad y la inclusión de sectores profundamente excluidos del sistema.
La ejecución inmediata, superficial, limitada y propagandística de acciones para “solucionar los problemas de la gente”, de ningún modo revierten la divergencia social y sólo cumplen un rol adormecedor, sedante, de anestesia temporal de las demandas.
El cambio estructural, social, económico y político, no debe esperarse que surja desde un Presidente -sea cual sea- ni tampoco debe personificarse el proceso de cambios sociales. Claro, un presidente o cualquier persona, puede asumir o darse cuenta de un contexto determinado, aprovecharlo y llevar a cabo un proceso de cambios sociales, pero siempre es clave el contexto y el leer correctamente las circunstancias.
¿Cuáles son nuestras circunstancias actuales?
Una desafección política profunda, con una sociedad civil débil, desligada de los político, que no es capaz de presionar en pro de los cambios sociales, que al parecer muchos añoran. Los 3 candidatos están insertos en ese inmovilismo. Lo más probable es que sigan administrando el modelo económico y político sin mayores cambios, y sin considerar a la sociedad civil, como una agente independiente del Estado, con la cual debe negociar y establecer nexos. Peor es esto, si vemos que el Congreso parece ser un foco de defensa del stato quo y no el lugar donde se legisla para mejorar lo instituido.

miércoles, noviembre 09, 2005

Candidatos que transgreden la ley...

Se supone que la legitimidad de los gobernantes, como representantes del soberano, que es el pueblo, está fundada esencialmente en el imperio de la ley, a través de la potestad constituyente. Es ésta, su aplicación y respeto la que ordena y regula las relaciones entre el Estado, los gobernantes y gobernados.
La separación del poder en tres entidades, poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial, busca asegurar que la ley sea la base del orden social, y que no sea utilizada en favor de grupos específicos, ya sea corporativos, económicos, políticos, raciales o de cualquier tipo. Pero sobre todo, pretende que ésta sea respetada.
La potestad derivativa implica la delegación del poder a dichos gobernantes, electos, a través del sufragio. Una vez electos, son estos representantes, los que crean, corrigen, y readaptan la ley, bajo la suposición de que dicha labor está en función del bien común y del soberano pueblo.
¿Qué pasa cuando quienes harán o hacen la ley la transgreden? ¿Qué pasa con la legitimidad de la ley y de esos gobernantes?
La mayoría de los candidatos -por no decir todos- ya sean presidenciales, a senador o diputado, han transgredido la ley que regula el proceso electoral, especificamente la ley 19.884 de transparencia, límite y gasto electoral, que prohíbe realizar propaganda dirigida directa o indirectamente a promover el voto antes de 30 días de las elecciones.
Es claro que eso no ha sido respetado bajo ningún punto de vista, pero según los candidatos, ellos han actuado al filo de la ley, como si eso fuera admisible.
¿Qué es actuar al filo de la ley? ¿Podemos todos los ciudadanos actuar al filo de la ley?
Más aún ¿Son y serán legitimos esos legisladores y las leyes que promulguen, si en el proceso que los llevó al Congreso, transgridieron y burlaron la ley sistemáticamente?

Delincuencia y Políticas Públicas

La delincuencia es uno de los problemas que preocupa a un importante segmento de la ciudadanía y también uno de los más complejos y difíciles de solucionar definitivamente, no sólo porque sus raíces tienen un carácter estructural importante, sino también por una visión sesgada e ingenua en torno a sus soluciones.
El problema de la delincuencia es uno de los issues que más problemas presenta en cuanto a una solución viable y eficaz a largo plazo.
La mayoría de las propuestas se desarrollan dentro de lineamientos similares, esencialmente abocados al control de la delincuencia en el medio libre, sin considerar un aspecto esencial; el ingreso a la cárcel no sólo tiene el objetivo de recluir al delincuente sino también de recuperarlo, de reisertarlo socialmente, por lo menos en teoría.
Mediante esa doble fundamentación, la cárcel se presenta esencialmente como el lugar específico para la reclusión, donde los individuos son reformados o transformados, mediante una diversidad de métodos, entre estos el trabajo y la educación.
Sin embargo, el deterioro de la infraestructura carcelaria ha generado problemas de sobrepoblación, aglomeraciones y malas condiciones para los reclusos y por ende, para esa doble noción. En 1990 había 22.500 reclusos en todo el país, y ya en el año 2000 su número se elevó a 34.000, lo que significa un crecimiento del 51% en tan sólo 10 años.
Quienes se encuentran cumpliendo condenas o están recluidos en las cárceles pierden su capacidad productiva, y esa inactividad, caracterizada por el hacinamiento, en la mayoría de los casos reduce las posibilidades de reinserción social desde la reclusión hacia el medio libre, lo que es visto por muchos como un usufructo injustificado del aparato estatal.
Si consideramos que, según los abogados Francisco José Folch y Eugenio Guzmán, en la revista de Abogados del año 2001, plantean que “la actual crisis carcelaria por la que atraviesa nuestro país es una de las más graves en su historia, habiéndose agudizado en los últimos años. Las cárceles no dan abasto para recibir a los reclusos y las malas condiciones en que viven los internos no entregan garantías mínimas de dignidad ni permiten la rehabilitación de los delincuentes. A modo de ejemplo, el actual déficit carcelario es de 60%, el mayor en los últimos 30 años, lo que significa que donde hoy hay 10 reclusos, debiera haber seis”, el problema no es ilusorio.
Más aún, el problema tiene una arista no considerada ¿Qué hacemos una vez que tenemos a los delincuentes en las cárceles?
Las propuestas generalmente no son claras en éste sentido, más allá de las posiciones políticas, el mencionado cuestionamiento parece no estar considerado.
La lucha contra la delincuencia debe contemplar no sólo el control preventivo en el medio libre, sino también la rehabilitación en el medio privado de libertad.
Sobre todo si consideramos que el "hacinamiento y la falta de una política clara en materia carcelaria son factores que en gran medida explican situaciones tales como el alto nivel de reincidencia, que supera el 50%”, señalan Folch y Guzmán.
Se hace imperioso proponer Políticas Públicas claras y concretas, no sólo para el control de la población penal sino también y más importante aún, para propiciar el desarrollo de talleres laborales que fomenten el trabajo carcelario, visto no como un castigo, sino como un beneficio, tanto para el recluso, como para su familias y la sociedad en general, como instrumento eficaz de rehabilitación.
En nuestro país sin embargo, parece que ambos fundamentos –punitivo y reintegrador- se han tornado incompatibles en la forma en cómo se entiende la cárcel y cuál es su rol en la sociedad contemporánea.
Existe la noción errada en la mayor parte de los ciudadanos – también en los candidatos- de que la privación de la libertad es el modo único y más eficaz para combatir la criminalidad, sin considerar lo siguiente ¿Qué hacemos una vez que tenemos a los delincuentes en las cárceles? ¿Qué hacemos cuando muchos de ellos ya cumplieron su condena?

domingo, noviembre 06, 2005

Democratización no es lo mismo que democracia

La afirmación tiene directa relación con la forma en que se percibió en un principio a la democracia, antes y después de las dictaduras, en términos claramente instrumentales. La noción de democracia como un bien o virtud no era considerada en el pensamiento latinoamericano previo a los regímenes dictatoriales.
Como explica Carlos Franco en “Acerca del modo de pensar la democracia en América Latina”, existe una relación con respecto al surgimiento de la necesidad o virtud de la democracia, con “los vínculos que se establecen entre el descubrimiento de las bondades de la democracia política y las necesidades de huir del autoritarismo político, las interpretaciones de las crisis del marxismo, el cepalismo y el dependentismo…”.
En este sentido, la democracia era vista esencialmente como el medio más óptimo para salir de las dictaduras, y no esencialmente como un fin en sí. “Es en la fuga del autoritarismo –más que en una previa elección normativa –que dichas comunidades se encontraron con lo que concluyeron como democracia”, según Franco.
Es en base a esa necesidad, que se estructura una teoría de la democratización, teniendo en cuenta por un lado, que la instauración de las dictaduras como aparatos burocrático- autoritarios significó una “inmensa derrota del sector popular”, según Guillermo O´Donnell, y por otro, que los estados burocráticos autoritarios eran incapaces de responder a las demandas sociales, debido a la falta de mediaciones.
Sin embargo, todo el trabajo intelectual estaba destinado a darle cabida al proceso de traspaso del poder a los civiles, sin mayores miramientos en cuanto a qué tipo de democracia o régimen político era el más adecuado para tales efectos. Es decir, se centraron en la construcción de una democratización política, que tiene tres variantes esenciales desde el punto de vista teórico:

1- Fundaciones democráticas, creación de un régimen democrático en países donde nunca existió antes propiamente una democracia.
2- Transiciones, es decir, el paso a regímenes democráticos desde regímenes de dictadura militar o civil formales.
3- Reformas, es decir, procesos de extensión de las instituciones democráticas desde el poder mismo, a causa de la presión social y la oposición política.

Mediante estas tres vías, se logró la salida de regímenes autoritarios, sin embargo, aún existiendo debilidad en torno a la noción misma del régimen democrático adquirido.
Si bien es claro que ya no existen dictaduras represivo-reactivas, también es claro que las democracias latinoamericanas aún necesitan mayor desarrollo y profundización, pues la construcción democrática es un proceso que fue organizado “en dos fases: Una inicial caracterizada por el logro de gobiernos representativos en el marco de elecciones libres…y otra posterior, en la que tendrían lugar los cambios económicos y sociales”, según explica Carlos Franco.
Sin embargo, con respecto a esta segunda etapa, aún existen vacíos teóricos para llevar a cabo dicha fase.
Aún no se plantean o se hacen latentes, las formas de ampliar y profundizar la democracia, ni tampoco métodos o teorías que permitan mejorarlas sustancialmente.
Se ha producido un vacío entre la fase de recuperación democrática, es decir, de volver a la democracia y la fase de desarrollo de ésta, una vez recuperada.
De alguna forma, las sociedades latinoamericanas aún se encuentran en medio de ese vacío, sin dilucidar vías de acción colectiva que permitan un mayor desarrollo del ideal democrático.
Por lo mismo, se plantea que no existe una teoría sobre la democracia sino más bien una teoría acerca de transiciones a la democracia o democratizaciones, pues la democracia no fue concebida como un bien en sí, sino que como un medio para, esencialmente escapar de las dictaduras. Entonces, no existe un modelo ideal de democracia, ni siquiera aproximado, que esté en concordancia con la realidad del continente.

martes, octubre 25, 2005

El transantiago, el reflejo de la raíz de nuestros problemas

Al parecer, la improvisada habilitación del plan Transantiago, y sus posteriores y tangibles desajustes, responden a una lógica tradicional en la forma en que se abordan los problemas y soluciones en Chile, superficialmente y no estructuralmente.
Primero, se pretende mejorar el sistema público de transporte, hacerlo más eficiente, descongestionado y fluído, colocando buses -estética y tecnológicamente mejores- pero en calles mal hechas, con cráteres, pues ya no son hoyos.
Más aún, en la planificación de los recorridos, no se consideró el tamaño de las calles, y entonces, un bus "cuncúna" del nuevo proyecto, se demora el doble en virar en cada esquina (produciendo congestión) si es que no bota un poste, un árbol o un quiosco. Es decir, no se mejoró la base estructural que todo sistema de transportes requiere, buenas calles y vías de circulación.
¿Cómo pretenden que estos buses, que son notoriamente más bajos, avancen rápido, si deben esquivar cráteres de un metro e incluso más?
Basta circular por cualquier avenida de la Región Metropolitana para constatar esto (Vicuña Mackenna, Avenida Gabriela Poniente, Santa Rosa, Recoleta e incluso, la mal refaccionada Alameda, que ya no tiene nada de delicias).
Al parecer, los planificadores del proyecto olvidaron verificar cuáles iban a ser los recorridos de los nuevos buses, porque si vieran los hoyos y el estado de las calles por donde éstos deben circular actualmente, difícilmente habrían dado el visto bueno. Aunque estamos en periodo de elecciones, y ahí todo cambia.
Estructuralmente, Santiago aún no es viable para ningún proyecto de mejoras en el sistema de transporte, mientras las calles no sean reconstruidas y no parchadas.
Eso es lo que ha ocurrido con el Transantiago, es una solución superficial, reflejo del reformismo extremo, donde no hay soluciones profundas ni radicales, sólo arreglos de fachada, superficiales, de ornamentación.
Los buses del Transantiago son un simple decorativo con el que se pretende cubrir la fealdad de las calles, su inutilidad, su falla estructural.
La contradicción es clara, se pretende y se ha pretendido ornamentar con accesorios varios, las fallas estructurales del sistema, ya sea de transporte (transantiago), social, económico, político (reformas a la Constitución). Meros adornos. El arból de Pascua seco, listo para leña, con adornos nuevos.
Esta contradicción también la vemos en la construcción de viviendas sociales (Copeva-El Volcán-etc). Se arreglan las fachadas, pero las bases estructurales se desmoronan, están mal hechas. Lo mismo ocurre a nivel social, la desigualdad es estructural, el problema sólo se soluciona de raíz.
¿Cuál sería la solución de fondo?
Un programa de reconstrucción completo, es decir, hacer todo el plan vial de Santiago de nuevo. También deberíamos hacer Chile todo de nuevo.

domingo, octubre 23, 2005

El padre Hurtado ¿Un sacerdote de izquierda?

La imagen de Alberto Hurtado Cruchaga, el padre Hurtado, parece estar maquillada de un aire de neutralidad ideológica, que al parecer el sacerdote jesuita no tenía. En este sentido, es necesario rescatar el fuerte sentido crítico y de justicia social que tenia su pensamiento, que apuntaba directamente a los poderes oligárquicos y a las bases estructurales de la pobreza y la desigualdad en Chile.
"De aquí la ineficiencia de la filantropía, de la mera asistencia, que es un parche a la herida, pero no el remedio profundo" (Alberto Hurtado).
Mucho se ha hablado de su mensaje de solidaridad, muy valioso por lo demás y de gran importancia en estos tiempos individualistas, pero poco se ha hablado de las fuertes críticas que realizaba a las altas esferas del poder, de un pensamiento visionario, que pretendía cambios a todo nivel.
"Proveer a las necesidades inmediatas es necesario, pero cambia poco su situación mientras no se abren las inteligencias, mientras no rectifica y afirma voluntades, mientras no se anima a los mejores con un gran ideal, mientras que no se llega a suprimir o al menos atenuar las opresiones y las injusticias..."
¿Qué diría Alberto Hurtado si supiera cuál es la situación de desigualdad en Chile? ¿Qué les diría a las elites que se han apropiado de su imagen para mostrarse como seres con conciencia social, en beneficio de la propia imagen? ¿Qué diría de quienes utilizan la justicia social como modo de expiar culpas o simplemente como item de campaña política?
Vemos que su discurso "estaba enfocado en el respeto al valor de las personas, el trabajador vale más que el capital y más que el trabajo mismo", por algo fue asesor de la Acción Sindical Chilena (Asich) y afirmaba que "Dios no preguntará lo que usted hizo para proteger sus derechos, pero preguntará lo que usted hizo para proteger los derechos de otros".
¿Cuántos de los que hoy hablan del padre Hurtado, nunca cumplieron esta premisa cuando se vivían momentos difíciles?
Su agudeza crítica planteaba que para muchos era - y es hoy día- más fácil fomentar la caridad que la justicia social.
“Es horrible el contraste entre quienes nadan en la abundancia y quienes se ahogan en la desesperación de la indigencia. Esto va enconando día a día los ánimos, por ello, subversivo es hacer la revolución y más subversivo aun, es provocarla”.
En este sentido, ¿Quiénes son los verdaderos provocadores de la revolución, los que sentan las bases para su caldo de cultivo o quienes la hacen?
Llendo más allá, la revolución podría ser legítima en sí, no así su proyección y sus posteriores probables vicios, pues eso es otra historia.
Más allá de las consideraciones religiosas, Alberto Hurtado apuntaba esencialmente al constante compromiso social, a enfocar todos los esfuerzos no sólo a suplir necesidades inmediatas, sino también a corregir las fallas estructurales de la sociedad.
Fallecido en 1952, no alcanzó a vivir el contexto de polarización y la fase de cambios posteriores en Chile.
¿Cómo lo habrían catalogado quienes, en un momento preciso de nuestra historia, tildaron de marxismo cualquier idea que criticara el stato quo o planteara la justicia social?
¿Qué diría hoy, considerando el individualismo y la falta de compromiso social de la mayoría de los profesionales, que se centran en el lucro individual?
"Cada profesión ha de ser concebida no sólo como un medio para ganarse la vida, de mejorar su situación económica, de labrar un porvenir a sus hijos, sino también como el ejercicio de una misión social y una colaboración al bien común de la sociedad.”
Es necesario rescatar, del reduccionismo simplista, la imagen de Alberto Hurtado, no dejarlo como un hombre centrado en la simple caridad, sino que como un hombre centrado en la búsqueda de procesos de cambios profundos, estructurales y radicales en nuestra sociedad, pues ese era el motor fundamental de su pensamiento y su actuar.

sábado, octubre 22, 2005

II Encuentro Latinoamericano de Estudiantes de Postgrado en Ciencias Sociales

Foto: OIT
El Segundo Encuentro Latinoamericano de Estudiantes de Postgrados en Ciencias Sociales, realizado el día viernes 21 de octubre, en la Universidad Alberto Hurtado, demostró la inmensa posibilidad de una integración latinoamericana.
Antes de comentar el encuentro, quiero agradecer especialmente a Natalia Velásquez, Rovitzon Ortiz y Beatriz Rodríguez-Milhomens, cuyo esfuerzo, tenacidad e interés fueron primordiales para la realización de este encuentro, y también el haberme invitado a participar en él.
El eje central de este segundo encuentro era la problemática del Estado, el poder y la democracia, en base al cual giraron las cuatro ponencias expuestas.
La primera, ofrecida por el abogado Hernán Hilizarbe (Fenómeno del Transfuguismo en Perú); la segunda, por el historiador Luis Damián Goyhenespe (Soberanía, ciudadanía y territorialidad: las transformaciones de una relación compleja en el mundo globalizado); la tercera, por quién escribe (La distribución del poder en el aparato del Estado. Imbricación entre el campo empresarial y estatal y las lógicas de distribución del poder en el sistema democrático); y la cuarta por el licenciado en Comunicación Social Víctor Adrián Díaz Esteves (Comunicación popular, poder y democratización en América Latina).
Las ponencias planteaban 4 visiones, desde cuatro países -Perú, Argentina, Uruguay y Chile- y también ciertas problemáticas que son transversales a toda Latinoamérica.
No haré un análisis de cada ponencia, porque no es el tema de este artículo. Lo que interesa plantear es la posibilidad de establecer líneas y proyectos comunes para mejorar la situación latinoamericana.
La crisis de identidad de los partidos políticos y de la representación, la desafección política, la elitización del poder y la profundización de la democracia, se mostraron como los tópicos esenciales en las distintas ponencias, más allá de los enfoques o pretensiones de cada una de ellas.
Lo enriquecedor del encuentro radicó esencialmente en la constatación de que sufrimos problemas similares y pretendemos soluciones concretas para éstos.
En la posibilidad de coincidir en cómo pensar nuestro continente y en entablar nexos duraderos y fuertes con otros cientistas sociales jóvenes, con las mismas problemáticas y sueños.
En este sentido, la presencia de estudiantes de México, Venezuela, Cuba, Colombia, Uruguay, Argentina y Chile en el congreso, no sólo reavivó mi optimismo con respecto a una integración más profunda de América Latina, sino que me demostró cuan parecidos somos como ciudadanos de un continente con una base histórica común.
Ve mi comentario personal en JorgeGomezArismendi

viernes, octubre 14, 2005

A propósito de las elecciones, hablemos del financiamiento de las campañas

¿De donde sacan plata los políticos para las campañas? ¿Quién financia a los candidatos? Preguntas sin respuesta para una parte importante de los ciudadanos, preguntas algo incómodas para un porcentaje reducido, la elite.
La discusión acerca del financiamiento de las campañas parece no estar actualmente en la pauta de ninguno de los candidatos, pero lo más probable -y como se ha hecho costumbre en el último tiempo- es que, ahora que surgió la polémica en torno al Presidente Lagos, aprovechen de referirse al tema, más por intereses electorales que de otra índole. Lo mismo con la delincuencia, pero ese no es el tema de hoy.
El tema central es que en nuestro país aún no se sabe quién entrega dinero para las campañas. Es decir, los votantes se encuentran en una clara desventaja a nivel de información y por ende de capacidad de decisión con respecto a quienes financian y a quienes son financiados.
Tanto los financistas como los candidatos manejan mayor información de relevancia que el elector común. La soberanía popular entonces se ve disminuida o más bien debilitada. Esto, porque las asimetrías de información favorecen a quienes más dinero donan, entregándoles la posibilidad de ejercer mayor presión sobre los candidatos, en favor de sus intereses particulares. El mecenas político adquiere la posibilidad de presión previa y posterior con respecto a un candidato.
¿Cómo asegurar que el mecenas no presione a sus lacayos en el Congreso en favor de leyes que maximicen su capital? ¿Cómo solucionar esto?
Limitando el nivel de gasto electoral y transparentando a los financistas, sabiendo quién entrega dinero y a quienes. Sólo así podremos saber si nuestros políticos actúan en base a principios, ya sean éticos o legales, y no en base a la cantidad de dinero que quieren asegurar para la próxima reelección.

viernes, octubre 07, 2005

Derechos de propiedad y medio ambiente ¿Qué vale más?

Es claro que el medioambiente es un bien colectivo importante, altamente valioso, inalienable, que pertenece a todos, que traspasa las fronteras subjetivas establecidas por el hombre mediante la propiedad, ya sean rejas, muros, leyes. El cielo es transversal, nos cubre a todos, no puede ser privado, sino sólo a nivel subjetivo.
Por esto, me llama la atención lo planteado en el seminario "Minería Chilena: oportunidades y desafíos" organizado por Sonami y El Mercurio, donde empresas, gremios, analistas y expertos “advirtieron sobre los inconvenientes de la sobrerregulación en sectores como el ambiental.” (Fuente: El Mercurio).
Más aún cuando Hernán Büchi, ex ministro de Hacienda del régimen militar, dice “no quiero asustarlos, pero este es uno de los temas (regulación medioambiental) más complejos porque podemos atentar directamente en destruir los derechos de propiedad" (Fuente: El Mercurio).
Pero ¿Está el derecho de propiedad y la facultad de hacer lo que se plazca en los terrenos por sobre el medio ambiente?
Definitivamente no, pues el derecho de propiedad permite la libre disposición en los terrenos considerados por éste, pero no de la libre disposición de elementos que son parte de esa propiedad pero también de otras propiedades y de todos en definitiva, como el aire, el agua, la tierra, napas subterráneas, flora y fauna.
Parece que Büchi olvida o no considera, que la libre disposición de los terrenos puede generar externalidades, positivas o negativas, y en la mayoría de los casos perjudiciales, tal como ocurrió con los cisnes en Valdivia.
La empresa, Celco, que presentó posteriormente informes falsos, contaba con su derecho de propiedad, en su terreno hicieron lo que les daba la gana, pero simultáneamente afectaron al río -un bien público, indivisible, transversal- y entonces, la externalidad negativa no se mantuvo al interior del terreno, sino que afectó otras propiedades y otros derechos más importantes, como el derecho a la vida (de los cisnes, aunque digan que no son sujetos de derecho) y a un ambiente limpio.
La falta de regulación y control fue una de las variables que influyó indirectamente en la muerte de los cisnes, porque nunca debió instalarse Celco en esa zona, por muchos derechos de propiedad que hayan tenido los dueños sobre los terrenos cercanos.
Ahora bien, según los defensores acérrimos del capital y la propiedad, “la aparición de nuevas normas ambientales o la sobrerregulación en este aspecto –medioambiente- afectarían directamente los derechos de propiedad al no permitir que los dueños de los terrenos puedan disponer libremente de ellos." (Fuente: El Mercurio).
Por ejemplo, si la libre disposición sólo hubiera hecho morir a los dueños de Celco, en su terreno, a causa de sus propios contaminantes, no habría problema. Pero, los contaminantes y las sustancias tóxicas son emanadas por las fábricas y empresas, conscientemente fuera de sus terrenos, por vía aérea, terrestre o acuática, afectando el medio ambiente, y una vez que ocurre eso, el derecho de propiedad se convierte en una fuente de agresión al bien común y al medio ambiente.
Para los ignorantes, la mayor regulación no afecta del desarrollo económico, lo guía, lo hace sustentable, no lo frena. Pero Büchi insiste asegurando que “hay que ser cautelosos en este aspecto, dado que se puede afectar de forma importante el desarrollo de la economía.” (Fuente: El Mercurio).
Es distinto el crecimiento del desarrollo, y con casos como los de Celco o Pascua Lama, estamos más bien ante saqueos ambientales, ni siquiera crecimiento, mucho menos desarrollo.

Esto es un borrador provisorio.

miércoles, octubre 05, 2005

Dos ejemplos del carácter altamente desigual de nuestra sociedad chilena

Esto ocurrió ayer, ambas cosas, dos ejemplos que probablemente se repiten día a día en este país, que se dice “democrático” y todo lo que eso implica. Pero, la verdad cruda es otra, Chile sigue siendo un país oligárquico, con las mismas familias en el poder económico, político y de toda índole. Esto no es propaganda, tampoco resentimiento. ¿De qué? Es la constatación de una vergüenza nacional.
Los dos hechos que mencionaré, grafican perfectamente la cualidad oligárquica y clasista de nuestra sociedad, una lucha de clases solapada que se produce día a día en los trabajos, las universidades, los colegios, los tribunales, en todas partes. Porque sí esto no es lucha de clases ¿Qué es?
La ley Huilcamán fue rechazada por no contar con el quórum necesario de 66 votos, porque -como siempre- no había suficientes legisladores, muchas excusas, y la ley simplemente no se aprobó. Menos de cuatro horas alcanzó a sobrevivir en el Congreso el proyecto que buscaba facilitar la inscripción del dirigente mapuche.
Extrañamente, cuando la Democracia Cristiana se equivocó en las fechas para inscribirse, rápidamente, todos los legisladores, sin distinción política, operaron a favor de una ley –que salió en ocho horas y no ocho años- para arreglar el exabrupto.
En ese momento, sin duda, el Congreso funcionó como una entidad corporativa de clase, porque protegieron sus propios intereses. Claro, porque eso le podría pasar a la UDI o al PPD mañana.
Con Aucán fue todo distinto, claro, la Cámara de diputados una vez más operó defendiendo sus intereses corporativos, los de la clase política, mediante el voto de rechazo o la omisión, que es peor -pues no obstante encontrarse en el hemiciclo, muchos diputados no marcaron preferencia-. Se protegieron no de sus propios errores, sino que de un “enemigo” externo a la clase política oligárquica de Chile.
Huilcamán implicaba una fuga de votos, no muy grande, pero fuga igual, y la apertura de un nuevo foco de representación. Lo que se impidió entonces, fue la posibilidad de autorrepresentación al Pueblo Mapuche. Primer ejemplo del carácter no democrático de Chile.
El segundo hecho denota con claridad la existencia de una “realeza chilensis”, apellidos vinosos, que permiten acceder a trabajos sin necesidad de currículo, mérito, ni esfuerzo, y también de consentir en la impunidad.
Que mejor personificación de ésto son Antonio Simonetti, Domingo Eguiguren y Cristián Waidele, quienes la madrugada del martes 4 de octubre hurtaron una camioneta desde una estación de servicio en el sector de La Dehesa, para luego tener el descaro de argumentar que se trataba de una humorada. Manera de divertirse. Estaban aburridos los hijitos… todos de 22 años, con discernimiento, probablemente con estudios en los mejores colegios y universidades.
¿Qué hizo la justicia? La justicia no existe, el derecho sí, pero el derecho parece letra muerta en casos como éste, porque estos delincuentes, “que alteran la paz social y atentan con la propiedad privada” (pongo en comillas la frase porque es lo que las clases pudientes enarbolan cuando se cometen robos y hurtos) no fueron detenidos de inmediato, como habría sido el caso de cualquier hijo de vecino, sino que deberán presentarse al control de detención por el delito de hurto agravado. Segundo ejemplo del carácter desigual de Chile.

jueves, septiembre 29, 2005

Chile en el lugar 25 de mayor competitividad

Foto: Ilustre Municipalidad de Valdivia
Estar en el lugar 25 de la mayor competitividad sería más satisfactorio si no constrastara con nuestros índices de distribución de la riqueza, que sitúan a Chile entre los diez países con peor distribución del ingreso en el planeta: el 10% más rico se queda con 35 veces más dinero que el que capta el 10% más pobre.
Tal como dice Marco Kremerman, economista de la Fundación Terram, es "preciso dejar en claro que este es un problema histórico de la sociedad chilena y que se encuentra incrustado en lo más profundo de nuestras raíces."
Si bien el funcionamiento macroeconómico del país ha sido bien evaluado por los organismos internacionales, la dicotomía entre distribución y competitividad se hace notoria de forma vergonzosa, revelando en forma clara las diferencias entre lo que entendemos por crecimiento económico y lo que es desarrollo.
En este sentido, el aparato institucional es clave en alcanzar el desarrollo, pues sólo es a través de éste, que se pueden generar instancias de distribución más profundas.
"El problema es que nuestro arreglo institucional, tal como se deduce en el último informe del Banco Mundial, continúa respondiendo a los intereses de una elite, grupo que monopoliza el poder y que en general presenta una serie de prácticas culturales que tienen profundas consecuencias en el entramado social, tales como resistencia al pago de salarios dignos, desconocimiento de las tácticas de sobrevivencia que deben utilizar muchas familias chilenas, aversión a los impuestos que gravan sus rentas o las utilidades de sus empresas."
Debemos entender, que el entramado institucional no sólo se refiere a los organismos e instituciones formales que regulan el intercambio a nivel social y económico, sino también otro tipo de prácticas (instituciones informales) que generan y reproducen la desigualdad, como son el clasismo y el racismo.
Determinadas prácticas tienden a reproducir y sedimentar la desigualdad y no ha disminuirla.
En este sentido, y acorde al informe del Foro Económico Mundial, la falta de innovación y baja disponibilidad tecnológica, sumado al rezago de la educación superior, son las principales debilidades que tiene la economía chilena en términos de competitividad.
Esto, estaría relacionado con un aspecto determinante que está afectando a la educación universitaria, la simple reproducción de prácticas específicas y no el desarrollo de entidades innovadoras, pensantes y críticas de su entorno.
La universidad, tanto privada como pública, se ha convertido en un lugar donde se aprenden determinadas técnicas específicas y muy acotadas, que inhiben el desarrollo integral de los profesionales, lo que incide en la falta de innovación tecnológica, teórica, por ejemplo.
Por eso, nos extrañamos y nos asombramos con el nuevo "arturito", el robot creado por chilenos y célebre por descubrir el cuerpo de Yuraszeck y el tesoro en Juan Fernandez.
La universidad entonces, ya no es un lugar para la discusión intelectual, sino que un lugar para la asimilación de prácticas determinadas, que reproducen la desigualdad, tal como lo planteó en algún momento Pierre Bourdieu.

miércoles, septiembre 28, 2005

¿Cómo el Estado cautela la democracia?

Introducción
Mi tesis es que el Golpe Militar de 1973 se fundó en el deseo mayoritario de encontrar una salida a la crisis de ingobernabilidad; pero la Dictadura Militar se fundó en la falta de celo de los funcionarios del Estado que en lugar de apegarse a la institucionalidad, prefirieron dejarse encantar, conquistar y confundir y en definitiva, se dejaron someter y se dejaron vejar, convirtiéndose ellos en los adoquines de un camino hacia la destrucción de la institucionalidad que habían jurado cautelar.
Cuando Joaquín Lavín dice que "todos" somos un poco responsables (¿o culpables?) de lo que pasó, para mí, sólo puede referirse a estos mandos medios.
Iré más allá, culpo al dueño del quiosco de la esquina en cuanto a su responsabilidad como medio por el cual fluye el comunicarse de nuestra sociedad. Son culpables todos aquellos que prefirieron dejarse encantar, conquistar y confundir y en definitiva, se dejaron someter y se dejaron vejar

Responsabilidad de los funcionarios de estado en la nueva institucionalidad
La pregunta fundamental es ¿qué actitud asumirá un funcionario de Estado cuando se enfrente a un caso de imposición de fuerza ilegítima?
En una democracia se intensifica más la posibilidad que surjan grupos de poder que traten de subyugar al aparato estatal o directamente a la población.
Imaginemos un grupo poseedor de algún poder, por ejemplo económico, de fuerza, ideológico, religioso, etc. que concurre ante la autoridad a imponer su voluntad.
¿Qué hará el Juez de Policía Local cuando se presente ante él un personaje soberbio, ampliamente conocido, con un apoyo masivo, que concurre a hacerle solicitaciones desmedidas?
¿Qué hará el Comisario cuando este personaje lo acometa exigiéndole derechos en el límite de lo permisible?
¿Qué hará el Director o Periodista de un diario cuando este personaje exija divulgación cuando no hay nada que divulgar?
En los años 70` y siguientes, el Juez, el Comisario y el Periodista se encantaron, se dejaron conquistar, se confundieron, o como quieran presentarlo; pero en definitiva se dejaron someter, de dejar vejar y no supieron reconocer que quienquiera que esté frente a él, para el estado debe ser considerado como un ciudadano más.
Este límite entre la tolerancia del funcionario de estado a considerar a todos los ciudadanos como iguales, y la complacencia ante la arrogancia de un representante de un grupo de poder es, a mi juicio, el cimiento de la democracia.
Pero estamos a gran distancia de lo lograrlo.
Las campañas publicitarias están delimitadas por la ley, deben iniciarse (creo) el 11 de Noviembre; sin embargo, los partidos políticos ya partieron con ellas, violando flagrantemente la legalidad; y los funcionarios del estado están "encantados", se dejan "conquistar", se "confunden", o como quieran presentarlo.
Para mí, se dejan someter, de dejar vejar y están repitiendo los viejos patrones del sometimiento. Lo hace el Juez, el Comisario y el Periodista.
Hace poco, un senador de la república "democrática", de gobierno, concurrió a un juez para encantarlo, conquistarlo y confundirlo. En definitiva, ese juez se dejó someter y se dejó vejar, en lugar de proteger la mentada democracia. El senador es Lavanderos.
Así como estos dos casos que traigo como ejemplo, hay muchísimos.
Si próximamente llega a surgir otro General Pinochet, estos funcionarios volverán a actuar de la misma manera.
¡No se crea que protegerán la democracia!.
De aquí se sigue que la democracia no existe, sino que ocasionalmente hay destellos democráticos, ya que todo depende de esta frágil y veleidosa estructura de representantes del estado.
Jimmy McDeendle

jueves, septiembre 22, 2005

Medios que mienten, presionan y otros que fiscalizan ¿A quién se debe esto?

La problemática originada a partir de la carta del Presidente Lagos a la editorial de El Mercurio parece sacar a flote una antigua, y a veces olvidada discusión relacionada con cuán fuerte es la influencia de los medios, y las responsabilidades -tanto de dueños como de periodistas - que ésto conlleva en el uso responsable de la información.
Para cualquier periodista es claro que uno no es más que un peon dentro del tablero de ajedrez, supeditado a las estructuraciones y líneas editoriales del medio, incluso muchas veces a los caprichos de los dueños.
La propiedad de los medios de comunicación tiene dos aristas disímiles; por un lado, la pluralidad de dueños asegura un ejercicio del derecho a la información mucho más eficaz y "democrática", que una propiedad única y centralizada -sobre todo si ese dueño es el Estado. Por otro, la libre competencia parece no asegurar dicha pluralidad, y el caso de Chile en este sentido es bastante decidor.
El Mercurio ha ido absorbiendo gran parte de los medios independientes de provincia, convirtiéndolos en satélites de su línea editorial, y en parte de su aparataje productivo.
En este sentido, entendemos la capacidad de producir un discurso que se expande y se infiltra en la sociedad, generando la sensación o la ilusión de opinión pública, que sin embargo es esencialmente ilusoria.
Cuando estamos ante situaciones como las que vive Ricardo Lagos y El Mercurio -porque ésto no es un ataque ni una presión a Agustín Edwards- lo que vemos es un atisbo de algo que afecta a los medios de prensa escrita en Chile, la situación oligopólica de éstos, controlados por dos únicos propietarios.
¿Es realmente favorable a la democracia, a la verdad y la libertad este tipo de situaciones?
Objetivamente no.