jueves, diciembre 14, 2006

La muerte de Pinochet y las fallas de una transición no completa

El domingo 10, a las 14 horas chilenas, una sutura social, hecha a base de consumo, se abrió y dejó salir bastante purulencia, putrefacción de todo tipo, desde todos lados.
Chile se mostró para el mundo, dividido. El país modelo de Latinoamérica mostraba que, más allá de su imagen de crecimiento y orden, por dentro, en sus intestinos, aún hay cosas que lo dañan, lo dividen.
La muerte de Augusto Pinochet Ugarte -el dictador para algunos, el salvador para otros- más que implicar o marcar definitivamente el fin de una época en la historia chilena, expuso lo contrario. Demostró que la transición, esa sutura, es débil y está infectada por viejos antagonismos, que siguen marcando la vida política y social chilena. Rivalidades de clase, ideológicas, pero que son ahora esencialmente transversales a todos los grupos sociales de la sociedad chilena.
Transversales, porque en ambos lados, podíamos ver gente pudiente y no pudiente, personas que nacieron después de la dictadura o el régimen, y también niños. La división se ha hecho transtemporal y transgeneracional.
Las instituciones se mostraron invadidas por la división, que el velo de la transición y el crecimiento económico -que con el crédito pretende mostrarnos a todos unidos en una sola línea- sólo cubren levemente.
Afloraron en horas aquellas viejas divisiones. Por un lado el gobierno, por otro el ejército, y al medio el pueblo, la ciudadanía.
¿Terminó la transición? No, al parecer no, porque las divisiones no son sólo ideológicas.
Tienen una raíz social y económica profunda, que se arrastra por años, que por las condiciones que hoy vive Chile, se tornan difusas, complejas, y difíciles de apreciar. Estas divisiones, van más allá de los actores políticos, vivos y fallecidos. Más allá del mismo Allende y el mismo Pinochet, que son sólo personificaciones y objetivaciones de una división social recóndita, entre excluidos y dominadores.
Lo que se apreció el domingo 10 de diciembre y los días subsiguientes, es que la transición a la democracia, y la “democracia”, no han logrado saldar diversas cuentas con la ciudadanía. No sólo judiciales, también sociales, económicas y políticas, que se ven canalizadas y expresadas en el ser pinochet o antipinochet.
Podríamos pensar que en base a eso, la gente se manifiesta a favor o en contra del modelo constitucional, social, político y económico impuesto desde 1973, no sólo por Pinochet, sino por quienes realmente fueron los ideólogos de esto, en base a su nivel de “éxito” o “fracaso” en la sociedad actual.
Entonces vemos, que la noción inclusión-exclusión vuelve a operar, porque lo que vimos el día domingo, no es sólo el apoyo o el rechazo a un hombre, también vimos el apoyo o el rechazo a un modelo de sociedad existente, que es la base de la actual división en la sociedad chilena, en excluidos e incluidos, en productivos e improductivos, en buenos consumidores y malos consumidores.
Sin embargo, debido a la transversalidad, transtemporalidad y transgeneracionalidad que han alcanzado las posiciones, vemos que hay ambigüedad en torno a muchas perspectivas actuales, pues el modelo criticado también ha sido fortalecido por muchos de los que se manifestaron en contra del hombre que dirigió su imposición desde 1973, y también muchos de los excluidos por el sistema de Pinochet, lo despidieron como su héroe.
Por esto, quizás la falla más grave de la transición y de la democracia misma, es habernos hecho caer en una profunda ambigüedad de posiciones, donde por un lado se fortalece un modelo, y por otro se desprecia a quién lo impuso, haciéndonos perder la perspectiva de lo que realmente necesitamos como sociedad.
La falla más grave de la Transición, es que no nos ha permitido desligarnos del pinochetismo y al antipinochetismo, que parece que todos llevarán inserto en la cabeza, y que aparece de forma abrupta en muchas ocasiones, impidiéndonos ver y avanzar hacia otras cosas –otros issues como la distribución de la riqueza o la profundización de la democracia- que son más esenciales para cada chileno.

miércoles, diciembre 06, 2006

Cambio institucional y proceso de transición. Lo que los cubanos deben considerar

Cuando se habla de un cambio de régimen, de querer propiciarlo o evitarlo, se debe tener claro que dicho proceso, implica no sólo un cambio en los actores visibles en el poder, sino también de toda la estructura que los sustenta en éste.
Cuando se produce un cambio profundo en una sociedad, lo que cambia no son sólo los organismos –entendidos como grupos de individuos vinculados por alguna identidad común con respecto a ciertos objetivos, ya sean partidos políticos, grupos empresariales o religiosos, étnicos o sociales- sino también, se supone, se transforman las instituciones, entendidas éstas como las reglas del juego en que dichos actores, los organismos, funcionan en la sociedad.
Cuando se tiene la noción de que ocurrirá un cambio en la sociedad, ya sea una revolución, una transición o una crisis, se debe tener claro que son las instituciones, con sus limitaciones tanto formales como informales, las que siempre reducen la incertidumbre en nuestra vida diaria, facilitando y definiendo el conjunto de opciones a elegir, y que por lo tanto descomponerlas en su totalidad sería un llamado al caos.
En este sentido, cada actor del proceso de cambio debe conocer dichas instituciones, pero más importante aún, debe conocer sus propios objetivos con respecto a dichas instituciones y las mejores opciones para lograr cambios dentro de ese marco.
En el caso de Cuba, este imperativo es de suma importancia para la actual situación que vive y vivirá la isla.
Todos los actores eventualmente involucrados en el futuro de Cuba, deberán tener claro el marco institucional en el que posiblemente se desarrolle el proceso de cambios –no sabemos hacia donde- y también cuáles serán sus objetivos y opciones dentro de ese proceso.
A partir de la Revolución Cubana, una serie de organismos nuevos se fueron generando al interior del nuevo régimen, pero también una nueva institucionalidad, que muchos cubanos, exiliados y auto exiliados, quizás desconocen. Lo mismo ocurre a la inversa mirando desde la isla.
Cuando Raúl Castro planteó la idea de sentarse a negociar con Estados Unidos, estaba dando una señal de que el régimen cubano está tomando conocimiento del nuevo contexto y de la nueva institucionalidad que se podría generar en torno a la situación cubana (rechazo al bloqueo, apoyó a un proceso de cambio sin intervención estadounidense, mayores libertades, etc.) En este sentido, dicha posición estaría bajando los costos de negociación en un eventual proceso de transición en Cuba, pues Raúl Castro estaría generando una institución informal que hace mucho no establecía el régimen con los Estados Unidos, el diálogo.
Es importante tener claro que una institución informal, en las relaciones entre los cubanos de Miami y los de la isla, era el no diálogo. Ninguna de las partes daba su brazo a torcer manteniendo las posiciones rígidas y elevando los costos de negociación a niveles donde era imposible hacer valer los acuerdos. Sabemos que en la política, medir y hacer valer los acuerdos es mucho más complejo, por lo tanto, facilitar la negociación dentro de un nuevo marco institucional es clave. El caso del niño Elián fue un ejemplo claro del alto costo de la negociación, pues sabemos que las asimetrías de información definen los costos de negociación.
Hoy Cuba se apronta a vivir nuevos procesos de cambio, y por lo tanto, debemos tener claro que cada actor que se involucre deber conocer las reglas del juego en que esto se producirá, pero también deben saber qué institucionalidad van a querer para Cuba, y las formas en que se establecerán los acuerdos, y lo más importante, las formas en qué harán que estos sean respetados.
Quizás sería bueno pensar que Cuba, a pesar de la Revolución hecha hace mucha ya, aún no ha cambiado su estructura institucional que viene desde tiempos de la Colonia, y que se mantuvo con Batista, y con Fidel.
Quizás cada cubano debería mirar bien hacia atrás y pensar que todo parte desde ahí y que desde ahí debe provenir el cambio total. Es decir, no basta con cambiar los organismos, ni los nombres, ni los seres humanos, hay que cambiar nuestras mentes.

jueves, noviembre 23, 2006

¿Después de Fidel qué?

Más allá de las posiciones ideológicas y los niveles de apoyo o rechazo al régimen existente en Cuba, lo claro es que la salud de su líder máximo, Fidel Castro, está bastante deteriorada y eso implica que Cuba vivirá momentos decisivos en su historia, pues ya muchos hablan del fin del régimen y de un eventual proceso de democratización, profundo o superficial, eso no lo sabemos.
Esto, debe ser considerado sólo como la constatación de que Fidel ya tiene más de 80 años, y que como todo ser humano, el cuerpo envejece, se deteriora y finalmente muere. Aplicar sesgos ideológicos a esto seria un error garrafal.
A partir de esto, y considerando que Fidel Castro ha sido desde sus inicios la base de la revolución cubana, debemos plantearnos la pregunta ¿Qué pasará en Cuba cuando Fidel ya no esté?
En este proceso, para muchos hay dos posibilidades, o Cuba mantiene su sistema -con mayores cuotas de libertad y democracia- o cambia hacia un sistema, seguramente, tutelado por Estados Unidos, y muy marcado por la política de intervención.
Para muchos, al morir Fidel, se producirá el desbarajuste del régimen y su descomposición estrepitosa -con intervención estadounidense incluida y retorno de masivo de cubanos exiliados-.
Para otros, el régimen está sustentado en la soberanía popular, y si bien la figura de Castro es clave en Cuba, existen otros líderes como su hermano Raúl, que podrán sostener y darle continuidad al régimen.
Ambas posiciones, omiten a otros actores, que en realidad podríamos considerar que operan y han actuado en conjunto en todo esto con fuerte influencia; los Estados Unidos, y los cubanos residentes en Miami. Los primeros, han sido claves en el bloqueo económico que ha durado más de 50 años – y que ha generado pérdidas económicas por 86,000 millones de dólares; pero simultáneamente ha contribuido a fortalecer internamente al régimen y el apoyo internacional a Cuba-. Los segundos, han sido pieza esencial en la continuidad de dicho cerco.
Es muy probable que Estados Unidos, quiera intervenir más allá de lo que corresponde una vez fallecido Fidel Castro, no en forma gradual, sino que propiciando un rápido cambio de régimen político, social y económico.
Sin embargo, la velocidad e intensidad de lo anterior, estará fuertemente ligada a la perspectiva que adopten los cubanos desde Miami, con respecto a los cambios que se producirán, y si ésta posición, está basada en revanchismos y ambiciones o en afanes realmente democráticos para Cuba.
Es esencial que definan su posición no sólo con respecto al poder en Cuba, sino también con respecto al bloqueo económico que ellos mismos han exigido, pues al parecer, para la comunidad internacional es más importante poner fin al bloqueo que el cambio de régimen inmediato en Cuba. Así lo demostraron los países de la ONU, al votar la resolución N° 60/12 “Necesidad de levantar el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a Cuba por los Estados Unidos de América”.
Es importante entonces que tanto, los cubanos de la isla, como los exiliados, tengan claro qué tipo de proceso de cambios desean para su país, cuán independiente quieren que sea éste y qué tipo de país quieren para el futuro.
Las opciones para Cuba están abiertas, propiciar una mayor democracia, dentro del actual régimen, permitiendo el desarrollo de mayores libertades y otras áreas atrofiadas por el bloqueo; o descomponer todo, incluido lo positivo y negativo según se considere, en pro de una política intervencionista, no gradual y poco independiente y mucho menos democrática.
Sabemos que nada es estático, y que Cuba se apronta a una fase de cambios, negarlo sería negar el avance histórico, lo importante es entender el orden de dicho proceso y que la gradualidad es la clave.

sábado, noviembre 11, 2006

Mundo de habla hispana versurs el muro

La Asamblea Parlamentaria Eurolatinoamericana ayer viernes concluyó su primera sesión plenaria, censurando el muro de 1.226 kilómetros que el Gobierno de Estados Unidos planea levantar en la frontera con México.
Se planteó que el muro, no es la solución al alto flujo migratorio que ocurre en dicha frontera, y que se deben propiciar vías de diálogo y cooperación entre ambas naciones, con el objeto de evitar la migración ilegal y fomentar la legal. Además, se recalcó que el muro en sí atenta contra los derechos humanos y la buena vecindad.
Pero ¿Realmente hemos visto qué hay detrás de la construcción de esta muralla china?
Mucho se ha hablado del nuevo muro de Berlín, con todas las similitudes que en un tiempo no muy lejano podría tener dicho muro. Pero más allá de comparaciones históricas, la construcción de la "nueva gran muralla china" marca un afán más amplio que el de evitar que muchos ciudadanos ilegales ingresen a Estados Unidos.
Marca una distinción entre la América hispanoparlante y la angloparlante, una especie de portazo a Latinoamérica, cuyas razones se encuentran en los contextos sociales, políticos y económicos que muchos de nuestros países viven.
El muro no es sólo para evitar el ingreso de inmigrantes, es también una barrera ante una situación incierta para Estados Unidos, desde Latinoamérica, ya sea una revolución conjunta entre varias naciones, un flujo mayor de inmigrantes o la salida de muchos ciudadanos hispanos desde Estados Unidos.
Como dice el viejo refrán, "el que mucho abarca, poco aprieta".

jueves, noviembre 09, 2006

Dinero, política y corrupción

¿De donde sacan plata los políticos para las campañas? ¿Quién financia a los candidatos?
Preguntas sin respuesta para una parte importante de los ciudadanos, preguntas algo incómodas para un porcentaje reducido, la elite.
La discusión acerca del financiamiento de las campañas parece no estar actualmente en la pauta , pero lo más probable -y como se ha hecho costumbre en el último tiempo- es que, ahora que surgió la polémica en torno al caso Chiledeportes*, los políticos mismos aprovechen de referirse al tema, más por intereses propios que de otra índole.
El tema central es que en nuestro país no se sabe quién entrega plata para las campañas, es decir, los votantes se encuentran en una clara desventaja a nivel de información y por ende de capacidad de decisión con respecto a quienes financian y a quienes son financiados.
Tanto los financistas como los candidatos manejan mayor información de relevancia que el elector común y eso no es para nada democrático.
La soberanía popular y la democracia entonces, se ven disminuidas o más bien debilitadas. Esto, porque las asimetrías de información favorecen a quienes más dinero donan, entregándoles la posibilidad de ejercer mayor presión sobre los candidatos, en favor de sus intereses particulares. El mecenas político adquiere la posibilidad de presión previa y posterior con respecto a un candidato.
¿Cómo asegurar que el mecenas no presione a sus lacayos en el Congreso en favor de leyes que maximicen su capital?
¿Cómo solucionar esto? Limitando el nivel de gasto electoral y transparentando a los financistas, sabiendo quién entrega dinero y a quienes. Sólo así podremos saber si nuestros políticos actúan en base a principios, ya sea éticos o legales y no en base a la cantidad de dinero que quieren asegurar para la próxima reelección o para sus bolsillos.
Reeditado, amerita.

martes, octubre 31, 2006

No es posible la protección social sin una mejor distribución de la riqueza

La Presidenta Michella Bachelet ha declarado que su meta esencial es desarrollar un sistema de protección social en Chile.
Sabemos que para esto es necesaria una clara voluntad política -no sólo en el Congreso, sino también en propios partidos políticos- para llevar a cabo cambios profundos en el ámbito del bienestar social.
También es claro, que la economía por sí sola, no puede generar de forma espontánea un sistema de protección social, y que es la legislación, es la vía con que el Estado organiza y estructura tal sistema en un economía creciente.
Pero más importante aún, es saber en qué orden se realizan dichos cambios económico-sociales. Que en un país con una macroeconomía estable, con niveles de crecimiento relativamente normales, no sólo es necesario un sistema de protección social amplio y eficiente, sino que también es imperativo un nivel de distribución de la riqueza que permita a dicho sistema, no colapsar debido a una sobredemanda por parte de los ciudadanos, en un momento determinado.
Se supone que el sistema de protección, está destinado para aquellos ciudadanos que por diversas razones -enfermedad, vejez, desempleo-, no pueden solventar su manutención; y no para una gran masa -simultánea- de ciudadanos que se encuentra excluida socialmente por una mala política de distribución de la riqueza.
Es muy probable, que un sistema de protección social colapse, si está sustentado y organizado en una sociedad con mala distribución de la riqueza. El sistema de protección social se sustenta en la mejor distribución de la riqueza, porque son los ciudadanos, quienes alimentan el sistema en un lógica de cooperación, y no a la inversa.
Todos podemos, en algún momento, necesitar de la protección social. Lo fatal sería que todos necesitemos de ella al mismo tiempo.
Es como ir en un barco, lleno de marinos que no saben nadar, y con sólo algunos salvavidas. Cuando el barco se empiece a hundir...todos se pelearán los salvavidas.
En una sociedad con mala distribución de la riqueza, lo más probable es que eso mismo ocurra en algún momento no lejano.

viernes, octubre 20, 2006

Demokratisierung ist nicht dasselbe wie Demokratie

Die Art und Weise wie Demokratie anfangs wahrgenommen wurde, vor oder nach Diktaturen, in klaren instrumentalen Ausdrücken. Der Begriff der Demokratie als ein Gut oder eine Tugend wurde im lateinamerikanischen Gedankengut von diktatorischen Regimen nicht berücksichtigt.
Demokratie wurde im Wesentlichen als bestgeeignetster Weg gesehen, um Diktaturen hinter sich lassen, nicht aber als Zweck an sich.
Auf Basis dieser Notwendigkeit, wird eine Theorie der Demokratisierung aufgebaut, bei der auf der einen Seite die Errichtung der Diktaturen als bürokratisch-autoritäre Einrichtungen eine „herbe Niederlage des Volkssektors“ bedeuteten, wie es Guillermo O’Donnell ausdrückte, und auf der anderen Seite, dass die bürokratisch autoritären Staaten unfähig waren, die sozialen Forderungen zu erfüllen, da es an Vermittlung mangelte.
Alle intellektuellen Anstrengungen richteten sich darauf den Prozess der Machtübergabe an die Zivilbevölkerung zu verstehen, ohne darauf zu achten welche Art der Demokratie oder welches politische Regime für diese Zwecke das geeignetste wäre.
Dadurch entsteht eine politische Demokratisierung, die auf ihrer theoretischen Ebene drei wichtige Punkte hat:
2- Transformationen, d. h. Der Übergang von einer Militärdiktatur oder einer formellen zivilen Diktatur zu einem demokratischen Regime.
1- Demokratische Einrichtungen, Schaffung eines demokratischen Regimes in Ländern in denen zuvor keine wirkliche Demokratie bestanden hat.
3- Reformen, d. h., Ausweitungsprozesse der demokratischen Institutionen, die aufgrund des sozialen Drucks und der politischer Opposition von Seiten der Machtinhaber eingeleitet werden.
Auf diese drei Arten gelang es autoritäre Regime hinter sich zu lassen, dennoch besteht eine gewisse Schwäche, was den Begriff des erlangten demokratischen Regimes betrifft.
Der Aufbau der Demokratie in Lateinamerika, ist ein Prozess der in zwei Phasen organisiert wurde.
-Die Anfangsphase wird durch den Erfolg geprägt, dass repräsentative Regierungen in freien Wahlen gewählt wurden…
- in der zweiten Phase, die nicht erfüllt ist, finden ökonomische und soziale Veränderungen statt.
Zwischen der Phase der Wiedererlangung der Demokratie, d. h. zwischen der Rückkehr zur Demokratie und der Phase der Vertiefung dieser, so bald diese wiederhergestellt wurde, entsteht ein Vakuum. Auf gewisse Weise befinden sich die lateinamerikanischen Gesellschaften immer noch mitten in diesem Vakuum, ohne einen Weg des kollektiven Handelns zu finden, der eine Weiterentwicklungen des demokratischen Ideals erlauben würde.
Please leave your comment in english or spanish...

viernes, octubre 13, 2006

La democracia está debiendo...

El sábado 14 de octubre, se realizará Lateinamerika Tag en la Universidad de Frankfurt -donde estudia uno de mis mejores amigos-, el tema central del encuentro será el podio de discusión Was ist Lateinamerika?
Para mi suerte, me invitaron a hablar sobre Latinoamérica, con traductor y todo, así que me puse a pensar y revisar mis archivos y documentos, pues me traje todo a Europa.
Y mi idea más recurrente fue: ¿Ha cumplido la democracia con lo que se esperaba de ella en Latinoamérica?
Mi respuesta fue no...
Muchos dirán sí, ahora votamos, hay libertad de expresión, etc. Cosas que son importantes, pero no suficientes en un sistema que se dice llamar democrático.
En Latinoamérica se democratizó el ejercicio del poder, o más bien, la forma en que quienes siempre detentan el poder, se lo turnan.
Pero el poder, no está democratizado, ni el político ni el económico.
Porque la democracia no es el simple y simbólico acto del voto, la democracia es ampliación del ejercicio del poder a más ciudadanos, es decir, la expansión de la toma de decisiones a un número mayor de individuos -léase Suiza-.
También es la democratización de la riqueza, que no es su socialización sino que su mejor distribución -Todos hacemos rico a Chile, pero sólo algunos comen de la torta-.
Esto ocurre en toda Latinoamérica, un continente que se democratizó hace rato, pero que sus democracias siguen debiendo lo que son...democracias.

martes, agosto 01, 2006

Políticas de inclusión urbana en Chile

Autores: J.G.A-P.C.S
Si bien durante los 90´ se construyeron, por parte del Estado, cerca 96 mil soluciones habitacionales anuales, que disminuyeron notablemente el déficit habitacional, éstas no lograron revertir el carácter no inclusivo que el desarrollo urbano chileno ha tenido en las últimas décadas.
Es decir, se disminuyó el déficit, pero no se generó inclusión social a través de una política urbana planificada.
Si consideramos que en toda Latinoamérica “la proporción de la población que vive en zonas urbanas se ha incrementado de alrededor del 50% en los años sesenta al 53% en los años setenta, al 58% en los ochenta y a más del 60% en los noventa.”[1], el carácter no inclusivo de la ciudad chilena, quizás tiene relación con una lógica que se produce con la migración campo-ciudad, en la que “a medida que las personas comienzan a trasladarse a las zonas urbanas de mayores salarios, la sustancial brecha que se observa entre las remuneraciones urbanas y rurales contribuirá a incrementar gradualmente la desigualdad.”[2].

Si se estima que actualmente “América Latina se distingue por sus ciudades caóticas, ruidosas, contaminadas, segmentadas en barrios para ricos y para pobres”[3], una nueva política en cuanto a vivienda y urbanización debe apuntar a revertir ese carácter en las ciudades chilenas y promover una nueva imagen de ciudad en el contexto latinoamericano.
Pues “solamente Brasil, Chile y Venezuela se caracterizan por tener más de la mitad de los hogares de los tres deciles más bajos en las zonas urbanas….”.[4].
Por lo tanto, son ideas esenciales el desarrollo de la equidad territorial y el de capital social, a través de una política inclusiva, basada esencialmente en la revaloración del concepto de barrio, que revierta la segregación.
El concepto de capital social debemos entenderlo en este sentido, como las redes sociales, culturales, educacionales, de recreación, que permiten el establecimiento de nexos que facilitan relaciones cooperativas entre los individuos, donde el intercambio de información se hace menos costoso y por lo tanto establecer acuerdos es más factible.
Esto, también es aplicable y sumamente importante en las relaciones urbanas, sobre todo cuando hablamos del concepto de barrio, visto esencialmente como el espacio donde se producen relaciones comunitarias entre los individuos.
Lo anterior es muy importante si consideramos que “las ciudades más grandes tienen niveles más bajos de capital social (desde vínculos comunitarios más débiles a menores niveles de confianza interpersonal).”[5], y que por lo tanto, se hace necesario desarrollar programas urbanos inclusivos, que fomenten el fortalecimiento e intercambio de dicho capital social a nivel de barrios.
Todo lo anterior, porque “el traslado de los habitantes hacia otros ámbitos territoriales de las ciudades no sólo deja espacios desocupados, subutilizados e improductivos en sus contornos centrales, sino que con frecuencia es parte de la cadena causal que conduce tanto al deterioro económico, social y ambiental, como a la mutilación y pérdida del patrimonio cultural de estas zonas”[6].
En este sentido, debemos considerar que en Chile la ciudad ha crecido en forma no planificada, generando divisiones urbanas no inclusivas y dando paso a “la existencia de grandes zonas de concentración de la pobreza, que contrastan con la de zonas residenciales exclusivas, las llamadas ciudades “divididas”; es decir, ciudades habitadas, por un lado, por ciudadanos con derechos plenos, asentados en zonas que cuentan con una adecuada infraestructura, equipamiento y servicios, y por el otro, por personas en situación de pobreza, quienes se encuentran segregadas espacial, social y económicamente, en barrios y colonias con instalaciones precarias y de escaso valor en el mercado urbano”[7].
Esto, trae consigo otro tipo de problemas que afectan a la ciudad y su constitución como espacio público y social, pues “las ciudades gigantes padecen de una amplia gama de males, desde altos grados de contaminación hasta una mayor congestión del tránsito y mayor tiempo para movilizar”[8].
La disgregación urbana afecta ámbitos como la producción, la calidad de vida de los individuos, la educación y la vida afectiva. Las distancias y la congestión inciden de forma nociva en el desempeño laboral y académico, generando en muchos casos deserción escolar, cesantía, e incluso depresión.
La delincuencia, podría eventualmente verse disminuida con una política de inclusión urbana, pues si bien, es una política de largo plazo, ésta generaría lazos comunitarios importantes entre los habitantes de diversos estratos socioeconómicos que no sólo permiten un mayor desarrollo del capital social, sino que el establecimiento de relaciones de cooperación urbana.

Por otro lado, “la expansión desordenada de las ciudades hacia áreas no aptas para el desarrollo urbano tiende a traducirse en deterioro ambiental y una creciente vulnerabilidad de los hogares frente a las amenazas de origen natural. La condición socioeconómica de las familias de escasos recursos los hace más propensos a vivir en áreas de difícil acceso y de alto riesgo, con una infraestructura frágil y en viviendas inseguras, así como a sufrir las consecuencias más severas, entre otros, de la insalubridad, los sismos, las inundaciones, los hundimientos y los movimientos de tierra”[9].
En este sentido, una buena planificación del crecimiento urbano permitiría al Estado, disminuir costos generados a partir de “externalidades negativas” provocadas a causa de los eventuales desastres que podrían afectar a una población ubicada en un terreno no apto para el asentamiento urbano.
Sin embargo, se debe tener en cuenta el eventual impacto a corto plazo que esto podrían tener dichas políticas, pues implicarían, posiblemente, un gran cambio para los sectores de mayor ingreso económico, donde algunos podrían mostrarse reacios a éstas medidas inclusivas.
En este sentido, podrían considerarlo como una acción en desmedro de su nivel de vida, en ámbitos como la seguridad o el valor de la propiedad. Por lo tanto, no se deben dejar de considerar los posibles efectos que la inclusión tendría en los valores del suelo, los cuales -eventualmente- podrían verse afectados por ésta, ya que dichos precios sólo se mantendrían sin experimentar variaciones.
Se deben generar los incentivos necesarios –en equipamiento, servicios, y en el ámbito social- para que el posible impacto negativo de las políticas urbanas inclusivas aplicadas, sea menor que los beneficios al mediano y largo plazo, los cuales se generarían no sólo en términos urbanos sino que sociales.
Citas:
[1] (América Latina frente a la desigualdad, Progreso Económico y social en América Latina –Informe 1998-1999, Banco Interamericano de Desarrollo).
[2] Idem.
[3] Programa Hábitat, Segunda Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Asentamientos Humanos.
[4] (América Latina frente a la desigualdad, Progreso Económico y social en América Latina –Informe 1998-1999, Banco Interamericano de Desarrollo).
[5] Desarrollo más allá de la economía- Banco Interamericano de Desarrollo BID – Informe 2000.
[6] Programa Hábitat, Segunda Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Asentamientos Humanos
[7] Programa Hábitat, Segunda Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Asentamientos Humanos.
[8] Desarrollo más allá de la economía- Banco Interamericano de Desarrollo BID – Informe 2000.
[9] Desarrollo más allá de la economía- Banco Interamericano de Desarrollo BID – Informe 2000.

miércoles, julio 19, 2006

La representación es simbólica

Fuente: economista.mx
El principio de representatividad no siempre ha existido en lo que llamamos democracia, por ejemplo, la democracia ateniense excluía el principio de la elección por considerarlo aristocrático -usaba el principio de sorteo, pero este no produce representantes, produce autoridad y sólo era aplicable en una sociedad donde eventualmente todos sus miembros son aptos para ocupar cargos-.
Las democracias actuales funcionan en base al principio de representatividad, que consiste en la representación legitima de los representados por parte de los representantes, a partir de una elección libre e informada -eso en teoría-.
Pero en una sociedad con 40 millones de habitantes, ¿Cómo una persona puede ser considerada representante de todos, absolutamente todos? A través de una construcción social discursiva, porque lo que entendemos como la mayoría es esencialmente una construcción social, por lo tanto, la concepción de la representación es esencialmente simbólica, una ficción.
Por esto, la representatividad no se puede concebir como la perfecta adecuación del interés del representante con los de sus representados. Eso sería una falacia, pues ambos, tienen intereses propios y muchas veces divergentes.
Por esto, la representatividad no necesariamente se relaciona con la participación, y por esto distinguimos dos formas ideales de democracia, la representativa y la participativa, según los niveles de consideración de los intereses individuales hechos colectivos.
La primera, indirecta, basada en el ya mencionado principio de representatividad; la segunda, relativamente directa, basada en el principio del plebiscito, donde las consultas ciudadanas son comunes y constantes.
La representatividad deriva la capacidad de decisión de un grupo de individuos -la capacidad de decisión es individual y luego se disuelve en el grupo- a un único individuo natural, el representante. La toma de decisiones con respecto a temas colectivos entonces, se convierte en decisiones individuales y no colectivas.
Ese es el dilema de la representación. ¿Qué se representa y quiénes nos representan son idóneos para ello?
Si consideramos que muchos diputados o senadores jamás han vivido en los distritos que dicen "representar" ¿Qué se representa realmente? y más aún, ¿Qué es la representación en una democracia indirecta?
La representación se basa en un principio casi metafísico, en creer que el representante es depositario de todos los intereses de un colectivo, y que antepondrá aquellos por sobre los personales. La representación entonces es simbólica en una democracia representativa.
La representatividad surge de la lucha constante por hablar en nombre del resto, silencioso, tímido. Su objetivación actual son las estadísticas, el número de votos y escaños en el Congreso, todos midiendo algo metafísico, que contradicción.
*En el próximo texto hablaré de lo simbólico de la participación.

viernes, junio 23, 2006

Todos somos iguales...alienados

La sociedad actual vive altos niveles de alienación, no sólo porque parece haber invadido un conformismo absoluto en muchos, sino porque parece que la concepción evolutiva del ser humanos se ha visto estancada o desvirtuada. Aunque, debería hablar de la concepción de la historia como un avance hacía un mayor desarrollo humano en términos generales, para ser más exacto.
Claro está, que hoy existe una condición de esclavitud nunca antes vista, la mental. Que, como la física, es igualmente nociva y terrible para el individuo, pero extrañamente más difícil de detectar e incluso de asumir. Todos somos en alguna medida esclavos mentales.
Por ejemplo, somos esclavos de las marcas, de cualquier índole, y ella sedimentan una realidad basada en su dominio. Somos esclavos de ciertas nociones de éxito, de libertad, de democracia, de amor, de compañerismo, que están muy marcadas por lo individual y utilitarista. Yo creo que somos ciertamente utilitarios, pero no absolutamente utilitarios. Pero, hoy se fomenta la conveniencia, la maximización de beneficios, el cálculo más frío.
Todos somos esclavos, y nos gusta serlo...¿Qué creen?

martes, junio 06, 2006

Democracia como elemento de Statu Quo

¿Qué pasa cuando la "democracia" se convierte en un elemento del statu quo? ¿Cuando se vuelve una especie de adormecedor del desarrollo de mejoras en la sociedad? ¿Cuando la democracia se convierte en la droga alienante y el voto en el opio social?
Muchas veces se ha hablado de una apatía social, de una despolitización de la sociedad, pero simultáneamente la "sociedad”, que en realidad podríamos llamar la Sociedad Civil, parece tender a reclamar y manifestar un descontento generalizado ante el "sistema" en determinadas ocasiones.
Todos están descontentos y quieren cambios radicales, pero cual polizontes, sólo cuando no es costoso manifestarlo. Cuando es costoso manifestarse descontento, se dice ser de centro, progresista (supongo que ya han visto mis críticas al concepto (¿Qué significa ser progresista?), renovado, o humanista cristiano, conciliador en términos generales. No quedan mal con nadie.
No todo es conciliable, sobre todo cuando determinadas situaciones ya se hacen insoportables en un contexto social determinado, es lo que pasa hoy. Se ha abierto una puerta para el cambio social.
La desigualdad social es un hecho tangible, que crece y no disminuye, que se expande. El chorreo económico que proclaman los defensores del mercado no ha logrado revertirla, muchos menos la democracia y los gobiernos de conciliación de centro ¿izquierda?
Se supone que el modelo o sistema democrático, permite la expresión de las mayorías, pero también, según algunos, debería tender a proteger y manifestar la opinión de las minorías.
Pero ahí hay una contradicción no saldada, porque se tiende a dos opciones: O se escucha a las mayorías o la mayoría, o se atomiza la sociedad escuchando y considerando los intereses de todas las minorías que conforman en distintos sustratos diversas mayorías. Ambas opciones tienden a mantener el statu quo. La negociación se hace eterna, en pro del llamado consenso...la negociación fútil.
El consenso es bueno, pero sólo cuando permite elaborar políticas –por parte del Estado- de largo y corto plazo que propicien cambios sustanciales en la sociedad, y más aún cuando incide en configurar un proyecto histórico, político, económico y social trascendente, en el sentido de su permanencia en el tiempo, sin que esto sea signo de sedimentación.
Hoy se produce un fenómeno dual, el modelo económico, social y político, generando durante la dictadura ha trascendido pero simultáneamente se ha sedimentado, sedimentando a determinadas elites, tanto políticas como económicas que retroalimentan el sistema y propician el fortalecimiento del Statu Quo.

martes, mayo 30, 2006

El movimiento estudiantil secundario

La movilización de los estudiantes secundarios, originada a principios de mayo y que ha puesto en jaque al gobierno, y que parece irse expandiendo, nos ofrece un buen campo de análisis.
En primer lugar, y basándonos en el modelo de input y output de David Easton, podemos ver que el movimiento estudiantil es el reflejo de una falla en las vías que tiene el Gobierno y el Estado, para resolver y responder a ciertas demandas.
Por esto, sus demandas -primero de orden superficial y ahora estructural-, no fueron consideradas por las autoridades, lo que obviamente no generó decisiones políticas acordes. No hubo entonces retroalimentación -feedback- entre las demandas y las respuestas.
Las demandas son la materia que energiza y moviliza al sistema político, pueden ser externas o internas a nivel nacional y específicas o genéricas.
En el caso de los secundarios, éstas comenzaron siendo específicas -pase escolar y PSU gratis- y se han ido ampliando profundizando dichas demandas -Reforma de la Loce o cambio de ella-.
Los output del gobierno fueron indecisos, poco concretos, e incluso desfavorables. Parecía que esperaban que los secundarios depusieran las tomas por aburrimiento. Obviamente no fue así. Es decir, el Gobierno no manifestó una voluntad política para responder a las demandas estudiantiles.
Hasta aquí nada nuevo. El tema que interesa son los apoyos, y como el movimiento los ha ido generando, progresivamente. Estos han sido conductuales -la suma de universitarios- y de opinión -colegios profesionales, trabajadores-.
La creciente adhesión de otras fuerzas al movimiento, que por suerte, aún no lo intervienen con sus propias demandas, ha hecho que el Gobierno pierda fuerza para imponer su postura en la negociación. Pero más importante aún, ha demostrado, que el conflicto no es sólo con el Gobierno, sino que la crítica más profunda y fuerte apunta hacia el sistema educacional, y porque no decirlo, al sistema económico y político, tan fuertemente relacionados con la Educación.
Y me pregunto, ¿el movimiento estudiantil dará paso a más movilizaciones de otros sectores, una eventual crisis multisectorial?

jueves, mayo 18, 2006

Hospital, no es hospitalario en el sistema público

El Hospital surgió hace varios siglos atrás, esencialmente como aquel lugar, donde los desamparados y los ancianos, en su mayoría enfermos, serían acogidos, atendidos y cuidados.
De ser una sola sala, donde se colocaba a todos los enfermos, se ha convertido en un complejo sistema institucional, organizado, y con instalaciones permanentes, que ofrece gran variedad de servicios médicos. Por lo menos eso es en el ideal.
Pero ¿Es realmente hospitalario el Hospital cuando los pacientes deben esperar doce horas para ser atendidos, o días para ver si acceden a una cama o peor aún, ser atendidos en los pasillos del mismo?
En esos casos, la respuesta es no. El Hospital muchas veces ha dejado de ser hospitalario, por un tema de recursos, pero también de voluntad, de los que trabajan en ellos y del gobierno y el Estado en general.
Esto, plantea una contradicción, pues "los niveles de salud en el mundo son los mejores de la historia, pero al mismo tiempo el sentir colectivo y también el de las personas es el de sentirse peor en materia de salud" (Jorge Jiménez de la Jara, en Changes in the environment of medical practice).
Según datos del año 2003, del Departamento de inversiones y red asistencial del Minsal, en Chile existían alrededor de 15.000 médicos y 60.000 profesionales de apoyo y administrativos.
Pero, la atención en el sistema público no siempre es la más óptima, como lo demostró el año pasado la situación vivida por el Hospital San José, que colapsó en sus sistema de atención de urgencia, por lo que muchos pacientes debieron esperar hasta doce horas y muchos quedaron internados en los pasillos. Es decir, lo planteado no es teoría, es realidad. El médico jefe de ese entonces renunció y declaró: "no hay condiciones físicas ni humanas para seguir atendiendo a los enfermos de urgencia".
A lo que se apunta siempre, es a los problemas de gestión y de recursos, que son sin duda claves. Ahora se ha hecho más claro que también hay un problema relacionado con un déficit de acceso, de cobertura de prestaciones de calidad, en el ámbito público y privado.
Pero también el problema radica en un factor clave, la voluntad. Si consideramos que en 1999 el 66,5 % de las horas médicas se hacían fuera del Sistema Público de Salud, para cubrir sólo a 1/3 de la población, vemos que los médicos también han olvidado su juramento de Hipócrates. ¿Realmente se atiende por servir o para ganar dinero solamente?
Muchas veces, en casos de negligencia o fallas en la atención, con resultados lamentables, hemos escuchado que los médicos estaban en la colación o viendo TV, o argumentaron que su turno ya había terminado, por lo que no cumplieron con su deber médico. Obviamente, esto no se aplica a todos, pero algunas manzanas podridas hacen que todo el cajón se vea sucio. (Tratare el tema de los médicos en otro artículo).

viernes, mayo 12, 2006

A propósito de la últimas protestas

Debemos entender que la acción colectiva no es inmanente, ni espontánea en el tiempo y espacio, sino que es articulada, dirigida, focalizada y organizada por grupos, que como tales, tienen intereses y objetivos específicos con respecto a obtener bienes colectivos, entendidos como aquellas ganancias que son repartidas entre todos o casi todos los miembros de una colectividad dada, y que son resultado de una movilización específica.
Sin embargo, también se debe considerar que ese interés colectivo, aparentemente surgido de los grupos, es el resultado de la conjunción de diversos intereses particulares, que operan a favor o en contra de la colectividad, sus intereses y cohesión grupal.
Todos los grupos funcionan en base a la generación de incentivos selectivos –positivos y negativos - que fomentan la participación individual en proyectos colectivos.
Sin embargo, y por lo anterior, la mayoría de los actores individuales, siempre aguardan que otros inicien tareas o labores de orden colectivo, esperando obtener beneficios al menor costo posible o sin la necesidad de actuar, lo que llamamos el paradigma del Free Rider o efecto polizón.
Esas lógicas de acción no siempre responden a tendencias esencialmente racionales e individuales, como sí puede darse en grupos comparativamente pequeños, donde los costos y beneficios de la participación son fáciles de dilucidar, en concordancia con la fácil identificación de los bienes colectivos a los que se pretende acceder.
Entonces, nos preguntamos, a propósito de las últimas protestas, ¿hasta qué punto los actores de esos hechos son capaces de dilucidar el carácter de los bienes colectivos que se buscan obtener y por qué actúan en situaciones donde tanto los incentivos como los bienes no son del todo medibles?

martes, mayo 02, 2006

Energía mal gastada, la lógica del lumpenproletario

1 de mayo, día del trabajador. La mañana comienza tranquila, las manifestaciones son pacíficas. De pronto, los disturbios, la destrucción sin control, sin sentido, comienza a hacerse presente la energía mal gastada del lumpenproletario.
¿Por qué energía mal gastada? Porque la mayoría de los que actúa ahí opera individualmente en el diario vivir, no pertenece a organizaciones, tampoco pretende formarlas, si pertenece a alguna es un miembro que poco aporta, o éstas son organizaciones que contradictoriamente proclaman la no existencia de organizaciones.
No hay aquí un grupo organizado con un objetivo claro, sino que una masa de ovejas furiosas, pero que no saben por qué. Porque, después, quizás muchos llegaron a sus casas preguntando a sus mamás que había de almuerzo. Y ¿Cuáles eran las reivindicaciones?
Por esto, la única forma de canalizar su escaso y bajo aporte y conocimiento, es a través de acciones violentas, que no tienen una articulación clara ni un objetivo definido, es decir, son muy básicas, y por lo tanto vandálicas. Lo que se ve es la acción del lumpen escondido en la masa, ese mismo que muchos fin de semanas se esconde tras las barras de fútbol.
No es el pueblo trabajador, porque éste trabajó o salió de paseo con sus familias. Lo que vimos actuando era un lumpen originado a partir de una mezcla de tribus, ya sea proletario o no, que contradictoriamente, en el diario vivir se proclaman rivales.
Lo peor de esto, es que vemos mezclados y juntos en la destrucción sin sentido, a grupos anárquicos, neonazis, punkies, hip-hoperos, y toda la fauna juvenil actual, que pulula en la sociedad, demostrando no sólo el sin sentido de sus acciones, sino también de lo que piensan.
Se declaran anárquicos, pero no saben que implica eso, ni conocen a Bakunin, ni Nechaiev. Se declaran revolucionarios, pero no saben nada sobre la revolución, ni la historia, ni nada. Se declaran marxistas, pero no han leído a Marx, ni a Engel, ni a Trostky, ni a Lenin, ni a Gramsci. Se declaran nacional-socialistas, pero no saben bien de historia de su país, ni nada. Todos se declaran libertarios, pero lo que logran es mayor represión, sin lograr los postulados anarquistas.
Así es el lumpen, que no tiene conciencia de clase, ni tiene la preparación ideológica ni política para actuar. Porque me pregunto ¿Hicieron caer al gobierno? ¿Cambiaron el modelo económico y político? No, no lograron nada, sólo que -lamentablemente- las posibles reivindicaciones que algunos de ellos, que quizás balbucean, no sean consideradas. Peor aún, a los ojos de muchos ciudadanos, todos los que estaban en la marcha del 1 de mayo, serán considerados lumpen.
Más aún, el sin sentido de sus acciones, rápidamente toma un sentido delictual, aprovechador, roban y saquean, robaron cuadernos, ¿para estudiar? No lo creo.
Una masa de irracionales ¿Conocerán sus derechos y deberes? No lo creo. Una masa de irracionales, actuando todos como polizontes, sin saber por qué atacan esto o lo otro. Luego la masa se separa, y se van a sus casas a seguir sus vidas alienadas, sin pensar, sin planificar. Perros de Pavlov, condicionados.
Obviamente, estos no son los miembros aptos para llevar a cabo una revolución, al contrario, son los que debe controlar con fuerza una vanguardia revolucionaria.

viernes, abril 21, 2006

Xenofobia judía

"La memoria del Holocausto se ha convertido en una religión sustituta de los judíos secularizados en el mundo occidental" (Manfred Henningsen, Totalitarismo y religión política, sobre los regímenes de terror moderno).
La mistificación del Holocausto judío como parte de la identidad judía, ha dado paso a un fenómeno nuevo, la xenofobia judía.
Tal como explica Henningsen, "La referencia de identidad simbólica al Holocausto es tan fuerte y tan intensa entre los más de 250 mil hijos de sobrevivientes de esa masacre, que para muchos de ellos la relación con la Alemania contemporánea está marcada por el eslogan Never Again".
La esencialización discursiva del Holocausto judío, ha hecho que éstos -los judíos y sobre todo los israelitas- consideren como incomparable lo que les ocurrió a ellos como pueblo, y a la vez como legítimo cualquier acto que consideren para evitar algo similar.
Según esta percepción, se sienten con el derecho de aplicar la violencia y la fuerza desmedida sobre otros -los palestinos- porque lo que les pasó a ellos no tiene comparación histórica, en términos cuantitativos y cualitativos.
Es decir, el Holocausto, ya no es visto como algo que se debe evitar universalmente, en pro de toda la humanidad, sino que es concebido como de exclusividad de los judíos, y no de otros pueblos como el palestino, afgano o iraquí.
Por esto, errónea y sectariamente, ante el conflicto palestino-israelí y ante todos los conflictos de Medio Oriente, en los medios se da prioridad y más valor a las víctimas occidentales y cristiano-católicas de la violencia actual, y simultáneamente se menosprecia a las víctimas islámicas, orientales, árabes, palestinas de la misma, calificándolas con el constante peyorativo de terroristas e insurgentes.
Los palestinos son combatientes, están en una guerra que ninguna potencia se ha encargado de terminar.
Las víctimas de la guerra son palestinas e israelíes. El Holocausto está matando a dos pueblos. El Holocausto también está ocurriendo en Irak y quizás nunca nadie diga Never Again.

lunes, abril 17, 2006

Dominación simbólica

¿Es el consenso social, político y económico, establecido conscientemente por los ciudadanos?El consenso en la sociedad es esencialmente una construcción discursiva, mediante la cual se sedimenta y naturaliza una determinada estructura social.
A través de los denominados conceptual blinders -conceptos que favorecen ciertos ordenes sociales, que los hacen dominantes- se naturalizan y sedimentan prácticas y estructuras sociales que favorecen el ejercicio del poder de una clase sobre otra, de un grupo sobre otro, sin conflicto.
El discurso articula un determinado poder, estableciendo una única noción de lo que debe ser el sujeto social en su totalidad.
A través de la hegemonía como liderazgo político, económico e intelectual, se establece un determinado orden de dominación.
A través del ejercicio del poder se establece una significación en un sistema de diferencias, que articula y fija un determinado significado que favorece y protege el ejercicio del poder, de quienes lo detentan.
Por ejemplo, los conceptos de Estabilidad Institucional, Funcionalidad Institucional, Estabilidad del Mercado o Estabilidad Macroeconómica, además de los de ciudadano responsable, consumidor consciente, tienen relación con este tipo de dominación de orden simbólico.
Esto, porque debemos tener claro que las estructuras sociales no existen independientemente de las actividades y prácticas sociales que las mismas estructuran y rutinizan.
La desigualdad social se naturaliza mediante el desarrollo de un aparato discursivo que plantea como únicos y reales, la presencia del mercado por sobre la política, lo que se traduce en concebir al sujeto social, ya no como un animal de la polis sino que como un consumidor del mall, por ejemplo.
A través del discurso, que se despliega en todas las instancias sociales, se establece el gobierno de los sujetos (Foucault) que los constituye como tales, "normalizados" y "socializados". Así, se promueven clases específicas de relaciones de poder. Esto, porque el discurso es esencialmente constitutivo de la realidad y no reflejo de ésta.
La pregunta es ¿Qué realidad es la que queremos?

jueves, abril 06, 2006

La Despolitización, segunda parte

La necesidad de plantear nuevos objetivos y visiones para el futuro
La forma en que la política se ve carcomida, se manifiesta en la forma en que los grupos y sectores que tradicional e históricamente defendían principios básicos como el rol del Estado, la equidad y responsabilidad social -y que trataron de unir dialécticamente el socialismo y la democracia - para cumplirlos, hoy los han dejado de lado, confundiendo el concepto de democracia con el de Neoliberalismo.
Se hace necesario refundar y rearticular una visión comprometida con proyectos históricos políticos y sociales amplios, extendiendo la base social en la toma de decisiones, y lo que es esencial, con una visión utópica del futuro, sin malentender lo utópico en el sentido de lo imposible, sino más bien como un sueño y un horizonte por el cual luchar. Se deben replantear las vías de acción que hagan posible un cambio radical en las estructuras del sistema social, político y económico desigual.
La crisis de la denominada social democracia y el Estado Benefactor en Europa es una reflejo de la disminución de los conceptos sociales y democráticos en los sistemas políticos actuales, tal como ocurre en Francia y peor aún, expresa la grave relación que existe entre democracia, inercia histórica y despolitización, reflejada en negociaciones sin fin y decisiones negociadas al máximo sin resultados eficientes y eficaces.La acción renovadora de un nuevo proyecto político debe llevar al máximo las capacidades de acción política, sea cual sea el escenario que se desarrolle. Sólo así, no caeremos en el juego anquilosado de la política actual chilena, caracterizada por una inercia ideológica, de voluntad y acción que genera mayor despolitización, menor avance y enajenación social.

domingo, abril 02, 2006

¿A Mayor desarrollo mayor delincuencia?

Cuando escuché esta afirmación en las noticias quede algo extrañado. "A mayor desarrollo mayor delincuencia". Inmediatamente vino a mi mente la idea de paí­ses pertenecientes a la elite del desarrollo, como Suecia, Suiza y otros de nombres simples. Los cuales son desarrollados, pero no estoy seguro que tengan altos índices de delincuencia. Pero rápidamente, recordé al país de Ronald Mc Donald (¿o Donald? da lo mismo), que con su altos niveles de desigualdad, no sólo en términos monetarios, sino que también raciales- algo ratificado en las imágenes generadas por Katrina-sí tienen altos índices de criminalidad.
Entonces, el tema es ¿A mayor desarrollo mayor delincuencia, o a mayor desigualdad económica-social-cultural mayor delincuencia?
Parece que la noción de quienes hacen estas afirmaciones omiten lo que menciono, la desigualdad social.
Alguien dijo por ahí­ un día agitado, "del país de la desigualdades al de las odiosidades" más por preocupación al desarrollo del instinto revolucionario que por la inmoralidad de tal desigualdad. En un país como Chile, donde se supone se está creciendo a tasas no despreciables, el tema de la mejor distribución del ingreso,y ya no hablemos de igualdad, para entrar en cosas concretas, es un tema de discusión académica, no de política estatal, ni de ninguna í­ndole.
Es más, no se tiene una noción clara de lo que esa desigualdad genera, por eso se llega a ese tipo de afirmaciones, A mayor desarrollo mayor delincuencia...

sábado, marzo 25, 2006

Dos visiones del Estado natural, entre Hobbes y Rousseau

¿Cómo era el ser humano antes de que existieran las estructuras que conforman la autoridad y las normas? Más bien, ¿Cómo era el ser humano en su estado de naturaleza absoluto?
Dos filósofos contractualistas, del Estado, como Thomas Hobbes y Jean-Jacques Rousseau plantean visiones disímiles con respecto al estado previo en que se desarrollaban los seres humanos antes de establecer sus sociedades bajo preceptos contractuales, es decir estableciendo normas y una autoridad común. Ambos se preguntan cómo sería la situación del ser humano si no existiera la autoridad y las normas –estado natural- y elaboran dos visiones que en principio se diferencian, pero que convergen finalmente.
Veamos que plantea cada uno, para posteriormente, hacer un breve análisis:
- Hobbes planteó que el estado de naturaleza era una amenaza para el ser humano, una fase de guerra de todos contra todos, donde nada está prohibido y todos tienen derecho a todo. Esta afirmación la construye a partir de una hipótesis lógica que considera el cómo somos y actuamos.
En el estado natural hobbesiano, nada es justo o injusto, por lo tanto, hay una constante disposición al uso de la fuerza, y por lo tanto, a la guerra, que según Hobbes se origina por la competencia, la desconfianza y la gloria.
El contrato social que da origen al Leviatán, se origina a partir de la razón y de tres pasiones –el temor a la muerte, la apetencia de bienes para una buena vida y la esperanza de obtener esos bienes por medio del trabajo- y se fundamenta en la necesidad de paz (1º ley de Hobbes) para satisfacer dichas pasiones. A partir de la primera ley, surge la segunda, que plantea renunciar al derecho a todo y ratifica el surgimiento de un contrato social que establezca normas y una autoridad determinada.
- Rousseau por otro lado, planteaba que el Estado, el contrato, eventualmente surgido a partir de la 2º ley de Hobbes estaba mal hecho, porque éste había quitado la libertad de los hombres, porque los hombres deben ser igualmente libres.
Es decir, en el estado natural los hombres eran libres y absolutamente iguales en cuanto al derecho a todo. La diferencia con Hobbes, es que Rousseau considera que en este estado, los seres humanos convivían en forma armónica, accedían a todo y eran libres.
Para recuperar la libertad perdida, que existía en el estado de naturaleza, plantea la enajenación total de todos los derechos para hacer iguales a todos.
La nueva libertad consistiría en obedecer todas las leyes y soportar el yugo de la felicidad.
Sin embargo, quienes estén contra la voluntad general, deben ser obligados a ser libres, pues al igual que Hobbes, Rousseau considera que la voluntad general no es de todo el pueblo en su totalidad.

El dilema entonces es ¿Cuál era la verdadera situación durante el estado de naturaleza previo al contrato?
Si hacemos un ejercicio de abstracción, podríamos decir que el contrato en sí genera un estado de guerra constante entre los seres humanos, no sólo al establecer un nuevo carácter de la propiedad, sino también al delimitar el acceso a determinados bienes naturalmente comunes, estableciendo determinadas distinciones y nociones de igualdad y libertad que son en realidad desiguales.
Por otro lado, el ideal de soberanía del pueblo que supuestamente se establecería a través del contrato, en realidad contribuye a la concentración del poder y al fin de la libertad. Contradictoriamente, la igualdad ante la ley y establecida por el contrato va quedando definida más por el control de la propiedad que rige en el contrato, que por la igualdad en sí de los contratantes.
La libertad se ve coartada, pues los individuos se ven obligados a ser libres dentro de los parámetros que establece el nuevo contrato
Artículo publicado en http://justicia.bitacoras.com/

jueves, marzo 23, 2006

Dignidad arrebatada. El trabajo en el siglo XXI

¿Han pensando cuáles son las condiciones de trabajo en los inicios del siglo XXI? Que se supone un siglo mucho más avanzado en términos de respeto a los derechos ¿Cómo se ha iniciado realmente este siglo en términos de respeto a la dignidad humana?
El siglo XXI no dista mucho del siglo XVIII o XIX en cuanto al abuso y la explotación de las personas, si consideramos que en el mundo unos 13 millones de personas aún viven en situaciones similares a la esclavitud, según la Oficina Internacional del Trabajo (OIT) de las Naciones Unidas.
Por ejemplo, en muchos países subdesarrollados, pero contradictoriamente industrializados, muchas personas realizan jornadas laborales extensas, que exceden lo legal y lo humano, reciben miserias como sueldo y además son obligados a comprar sus productos de primera necesidad a precios exorbitantes, en tiendas de la misma empresa en la que trabajan. Muchas veces incluso, sus sueldos son esos artículos de primera necesidad, quizás unos zapatos, una gorra.
Si alguien pensó que la historia de Oliver Twist había pasado a ser parte del pasado y casi una ficción, se equivoca, pues el empleo masivo de niños y de niñas como trabajadores domésticos es una de las formas de explotación más ocultas, y los pone en riesgo de sufrir del abuso sexual, la explotación y el tráfico de personas. Además, por su condición, no terminan su educación, excluyéndolos del acceso a servicios comunitarios y a oportunidades de recreación.
¿Por qué siguen produciéndose este tipo de situaciones a nivel mundial?
La respuesta tiene varios factores involucrados, pero esencialmente tienen relación con la concentración desmedida del capital, ahora transnacionalizado, y el debilitamiento progresivo de la capacidad de los Estados para regular sus economías, evitar las especulaciones financieras y la fuga de capitales.
Por otro lado, la creciente fragmentación y desviación hacia lógicas mercantiles de esferas tradicionalmente no comerciales de la actividad humana, como las áreas relacionadas a unidades comunitarias y la familia, contribuyen a fortalecer éste tipo de abusos.
Si consideramos que, según William Robinson en Nueve Tesis de nuestra época, "unas 400 corporaciones transnacionales son dueñas de dos tercios de los activos fijos y controlan el 70 por ciento del comercio mundial", la situación de concentración del capital es clara e indiscutible. Es decir, la economía mundial está controlada por un grupo reducido de propietarios, que influyen y controlan el capital de las principales potencias y las organizaciones internacionales, influyendo fuertemente en las naciones en desarrollo.
"El capital transnacional, organizado desde el punto de vista institucional en corporaciones globales y en agencias de planificación económica y foros políticos supranacionales como el Fondo Monetario Internacional la Comisión Trilateral y el G-7, y controlado por una elite transnacional con conciencia de clase radicada en los centros del capitalismo mundial." (William Robinson, en Nueve Tesis de nuestra época).
Estas instituciones influyen en los gobiernos de las naciones subdesarrolladas, presionándolos a desrregular las economías, para facilitar el ingreso del capital y la producción transnacional*, lo que implica la proliferación de sueldos paupérrimos y el aumento de la flexibilización de los contratos, convirtiendo a todos los trabajadores, de todas las áreas, en trabajadores part-time, ultraflexibles, ultradespedibles y ultradesechables.
En términos políticos, las "democracias" se han convertido en "un sistema en el cual un pequeño grupo realmente gobierna, en nombre del capital, y la participación de la mayoría en la toma de decisiones se limita a elegir entre las élites rivales en competencia en procesos electorales fuertemente controlados." (William Robinson, en Nueve Tesis de nuestra época).
Es decir, se establece un control simbólico, donde se sedimenta un discurso despolitizador, alienante, que deja en manos de determinadas elites, la toma de decisiones, a través de un discurso que se muestra como consensuado y unificador.
Esto se produce simultáneamente en todos los países, haciendo que "un 20 por ciento de la humanidad tiene cada vez más ingresos disponibles, lo cual es simultáneo a la contracción del consumo por parte del 80 por ciento restante." (William Robinson, Nueve Tesis de nuestra época).
Entonces, nos estamos acostumbrando a que los sueldos sean de hambre, y que simultáneamente se nos diga que hay menos gente fuera de la pobreza. Claro, a veces los rangos establecen que alguien que gana 80 mil pesos esta sobre la línea de la pobreza extrema, pero ¿Qué puede hacer una persona con 80 mil pesos en el mes? Piensen.

domingo, marzo 19, 2006

La Despolitización, primera parte

Democracia moderna, sin participación y sin soberanía popular
La despolitización del espectro social, y la disminución del interés en los asuntos públicos y sociales, no es un simple comentario de quienes buscan desarrollar democracias reales, amplias y efectivas, sino que el reflejo de un problema que se viene desarrollando desde principios y mediados de los 90, cuando junto con la caída del muro y los socialismos reales, se produjo la obnubilación acerca de búsqueda de un gran proyecto de sociedad que busque una vida mejor y más llevadera para todos.
La idea conjunta de democracia y mercado se mostró como la única unión viable para el desarrollo de los Estados y las sociedades, más por un efecto de esas caídas, que por los resultados exitosos de esa unión. Esta conjunción entre democracia y mercado, que en Europa se venía desarrollando bajo el alero de las socialdemocracias, se convirtió en el ideal de gobierno para muchos políticos, y en Latinoamérica ejerció una fuerte influencia sobre todo en los de centro-izquierda que volvían al poder y a la "democracia" luego de años de regímenes militares.
El supuesto equilibrio ha ido dando paso a una absorción del término democracia, y por lo tanto, a una ampliación del concepto de mercado libre, como única forma y modelo de sociedad. Esto, ha generado la supremacía de la ética de resultados por sobre la ética de principios, y por lo tanto, la supremacía del mercadeo en los asuntos públicos, con el adormecimiento de una importante masa de ciudadanos, que por educación o nivel socio-económico no tienen la capacidad de influencia ni participación en la toma de decisiones, las cuales ahora quedan bajo el interés de grupos políticos y económicos corporativistas.
La sociedad chilena regida actualmente por el mercado, más que por conceptos o procedimientos directamente ligados con la democracia, se caracteriza por “una creciente desconfianza hacia los partidos políticos y un alto desinterés por la participación en ellos”(1).
Esa omnipotencia del mercado, ha ido replanteando la concepción del ciudadano como ser social, y ha derivado paulatinamente en su desplazamiento hacia la concepción de consumidor, abstraído de lo colectivo y centrado en sus necesidades más inmediatas y superfluas.
Tras una fachada de libertades extremas, consumo igualitario, el mercado exalta y registra las diferencias económicas, prioriza entre unos ciudadanos y otros, y simultáneamente produce una “ideología” apolítica, una política de despolitización, como lo expresará claramente Bourdieu, “Está política aspira a otorgar un dominio fatal a las fuerzas económicas al liberarlas de todo control; tiene como meta obtener la sumisión de los gobiernos y de los ciudadanos a las fuerzas económicas y sociales "liberadas" de esta forma” (2).
Así, “la razón mercantil desplaza a la democracia y su propia razón como rectora de los asuntos públicos” (3), como lo expresa Jorge Arrate, y entonces el mercado se posiciona como el espacio central de las disputas políticas, el sitio desde donde se deciden todas las demás cosas sociales, y entonces el determinismo económico marxista se hace válido sin contrapeso para un análisis.
La mejor forma de administración del Estado, dentro del régimen de la economía desrregulada, se convierte en el punto clave de las propuestas políticas, sin mayores miramientos a las falencias estructurales y desigualdades distributivas del sistema imperante.
“Se quiere que este sea el espacio de la política, excluyendo a quienes no se circunscriben a él, por utopistas, milenaristas, maximalistas o promotores de imposibles, o cualquier otra calificación con intención peyorativa” (4).
En este sentido, los medios de comunicación se han convertido en pilares esenciales de ésta noción reduccionista, excluyente y despolitizadora, pues son el instrumento clave para establecer una dominación simbólica que justifique y tienda a mostrar como normal la concentración del capital en todo campo social. Así, el ciudadano transforma sus propias nociones como ser social y político y deriva en una abstracción en cuanto a toda manifestación colectiva.
“La modernización y crecimiento económico no han sido homogéneos, y un gran porcentaje de la población que vive en condiciones de pobreza se debate entre el acceso a satisfactores básicos y altas expectativas de consumo que el funcionamiento del modelo promueve.” (5).
Es decir, el individuo se hace incapaz de moldear un razonamiento crítico con respecto a su entorno, y sólo se limita a satisfacer las necesidades creadas mediante el control simbólico.
Así se pierde la capacidad de toda articulación acerca de un proyecto histórico político amplio, y entonces la política se reduce a un mero trámite, el voto.
Entonces, la democracia y la política se ven desgastadas y socavadas, perdiendo legitimidad en cuanto a la representación.
*Segunda parte: La necesidad de reestructurar el discurso y rearticular lo político.

Citas
(1) Claudio Fuentes S. en Chile un país diferente.
(2) Pierre Bourdieu, Contra la Política de Despolitización: los objetivos del Movimiento Social Europeo.
(3)Jorge Arrate, Aproximaciones a un proyecto de izquierda al comenzar un nuevo siglo, en entrevista.
(4)Jorge Arrate, Aproximaciones a un proyecto de izquierda al comenzar un nuevo siglo, en entrevista.
(5) Gabriela Fernández,
Notas sobre la participación política de los jóvenes chilenos, en
La participación social y política de los jóvenes en el horizonte del nuevo siglo. www.clacso.org

También visitar: http://farosdelmundo.blogspot.com/

viernes, marzo 10, 2006

11 de marzo, a 16 años del retorno a la democracia...

Uno de los temas centrales con respecto a la democracia después de los autoritarismos en Latinoamérica tiene relación con los modos de profundización de ésta, sobre todo en cuanto a la necesidad de rearticular y reactivar los movimientos sociales.
Como explica Manuel Antonio Garretón, con respecto al afianzamiento de la democracia en Latinoamérica, “las tareas relacionadas con el proceso de consolidación privilegiaron, al comienzo, las necesidades y requerimientos del ajuste y estabilidad económicos desincentivando la acción colectiva que se pensaba ponía en riesgo tales procesos.” Es decir, la primera fase del proceso de democratización, produjo un efecto contradictorio que, abría los canales de participación, llamando a elecciones populares y simultáneamente trataba de frenar todo tipo de movilizaciones populares, dejando a los movimientos sociales sin un principio central de proyección, lo que derivó en la instauración de democracias incompletas. Estás mantienen o mantuvieron enclaves de carácter autoritario, ya sea de orden simbólico, institucional, actoral o cultural.
Peor aún, la superación de la pobreza y la exclusión son temas no resueltos, que ante la ciudadanía, la democracia parece no resolver, a lo que se suma “el debilitamiento de las instituciones clásicas que sirvieron para expresarla: los derechos civiles frente a la inseguridad de las ciudades, los derechos políticos frente a los poderes fácticos, los derechos económicos sociales frente al desempleo, las fuerzas de mercado o el debilitamiento de la organización sindical”, como explica Garretón.
Una vez superada la etapa de transición a la democracia, ha quedado una especie de vacío en cuanto al fomento y creación de un proyecto histórico para cada país latinoamericano, y surge la pregunta ¿Y ahora qué? con respecto no sólo al rol de los propios movimientos sociales, sino también a cómo desarrollar de mejor forma la democracia que tanto se anhelo.

sábado, marzo 04, 2006

Un grupo de hombres bien decididos puede cambiar la Historia...me pregunto

"Un grupo de hombres bien equipados y decididos puede iniciar el foco de una revolución..."
Hablar hoy de revolución, de la tesis del foco o de Che Guevara genera bastante indiferencia, por diversas razones: Las dos primeras exigen algo de conocimiento; por una visión ideológica contraria, por una posición pacifista. Las dos últimas se originan en el desconocimiento, la ignorancia sobre el tema y la más nefasta de las posiciones, no tenerla.
Si hoy dijéramos, "un grupo de hombres bien equipados y decididos puede iniciar el foco de una revolución..." nos tacharían de locos, milenaristas, utópicos. ¿Por qué?
¿Entendemos realmente el sentido de la frase?
La tesis del foco de Regis Debray planteaba claramente reemplazar el régimen capitalista por la vía insurreccional, que debía desarrollarse esencialmente en el ámbito rural, a través del desarrollo de múltiples y simultáneos focos revolucionarios que debiliten el aparato militar del Estado.
Originada a partir de las observaciones que hizo el francés en los primeros años de la Revolución Cubana, las tesis foquistas -que toman aspectos del guevarismo, que está muy influenciado por el maoísmo chino- centran la base de la lucha insurreccional en el campo, sin considerar la movilización mayoritaria de masas urbanas y resaltando la importancia de una vanguardia revolucionaria pequeño burguesa, ese grupo de hombres.
Pero la tesis del foco es una variante teórica de lo que Mao concibió como la Guerra de Guerrillas. Mao formó un ejército revolucionario de proporciones, Castro y sus hombres eran sólo algunos cientos.
Pero Hoy ¿Es posible cumplir dicha tesis?
Más allá de lo ocurrido en Cuba, los hechos han demostrado que no o por lo menos, que es difícil.
Se debe considerar que la situación del ejército de Fulgencio Batista era paupérrima. Desorganizado, sin respeto de jerarquías, indisciplinado y corrupto, fue presa fácil de los organizados, y absolutamente convencidos soldados de largas barbas y uniforme verde olivo. La situación revolucionaria en Cuba iba a estallar, con o sin Castro, debido a una crisis que se arrastraba desde principios del 1900.
En el resto de nuestro continente, los ejércitos se caracterizaban por una mayor disciplina y respeto a las jerarquías, no en términos de lealtad, sino de organización y cumplimiento de órdenes. Esto hacía muy difícil generar rupturas entre la oficialidad y la suboficialidad militar, que permitiera atraer a un número importante de militares al proceso revolucionario que se pretendía desarrollar. Por eso Guevara fracasa en Bolivia. El escenario era muy distinto al vivido en Cuba.
La tesis del foco olvidó considerar el escenario en el que ese grupo de hombres podría desarrollar o iniciar el proceso revolucionario. Olvidó que las condiciones para el surgimiento de una revolución son tan ambiguas como las condiciones que originan un atochamiento vehicular. Olvidó algo tan importante como considerar que no basta la convicción de los propios revolucionarios, sino también las condiciones que permiten que las masas se incorporen a esa convicción y la apoyen.
Por otro lado, lo que ocurre hoy en Chiapas, podría ser considerado una especie de resurgimiento de la tesis del foco, pues el ejército de Liberación Nacional Zapatista, controla la mayor parte de dicho estado, y negocia con el gobierno mexicano. Pero este foco, de serlo, sin duda tiene una connotación distinta y más efectiva. Es quizás ahí, en ese horizonte, donde se debe mirar hoy día, porque para muchos sólo falta que se tome conciencia de las condiciones...el resto, será Historia.