jueves, agosto 30, 2007

Chile...país de polizontes

La mala distribución de la riqueza y la desigualdad han estado en la discusión pública por varias semanas bajo una idea central, el sueldo ético, que engloba y articula la mayoría de la demandas sociales que actualmente la difusa Sociedad Civil reclama. Sin embargo, el concepto puede perder su potente valor articulador, no por falta de legitimidad, sino por la actitud de polizonte de la mayoría de los ciudadanos.
En un artículo anterior explique el concepto de polizonte (freerider) -acuñado por Olson- en términos simples se refiere a quien trata de aprovecharse de los esfuerzos de los demás sin pagar el costo de la movilización colectiva.
Hoy, la mayoría de los ciudadanos y actores sociales -incluso políticos y empresarios- enarbolan el concepto del sueldo ético como máxima del compromiso social presente, pero bajo distintos criterios en cuanto a la génesis de tal apoyo y la praxis para su constitución como hecho social concreto.
En otras palabras, no existe conexión entre los medios y el fin que implica el uso del concepto Sueldo Ético como eje de demandas sociales. Como diría Gramsci, sólo se trata de buenas voluntades.
Así, algunos lo usan sólo como un criterio disimulado, ya sea para ganar adhesión política o para evitar el maltrato al Estado de Derecho y por ende a sus intereses particulares, pero en ningún caso como una idea articuladora de un medio de acción política para dar respuesta a las dichas demandas sociales que enmarca.
La política entonces, como un espacio exclusivo en cuanto al aspecto volitivo y de acción, se concibe -erróneamente- como un símil del ámbito diplomático, donde el stato quo se mantiene inalterado.
Este fenómeno de confusión, ocurre en la mayoría de la población, sin distinción de credo, ideología, raza, condición sexual, posición de clase, etc.
La mayoría de la Sociedad Civil -o lo que podríamos considerar como tal- ha demostrado actuar como polizonte en cuanto al tema de desarrollar un sociedad más justa a través de medios políticos.
Algunos por mantener el stato quo, otros por temor o por simple desinterés, pero parece que todos se quedan en buenos deseos.

martes, agosto 21, 2007

Si no hay conciencia, debe haber ley

El debate en torno al sueldo ético, ha ido dando paso a una serie de debates, declaraciones y también denuncias -como los últimos artículos en el diario La Nación- que no hacen más que reflejar que el problema de la desigualdad es real. Lo más importante de todo esto, es que permitirá a los ciudadanos comunes, ver quienes realmente tienen, no sólo la voluntad política sino también la conciencia, para querer cambiar la desigualdad social.
La desigualdad, tal como lo planteó Alejandro Goic, es concreta, de tal forma, que en muchos casos, deberíamos llamarla de otra forma -aunque a algunos quisquillosos no les guste la palabra explotación-.
En este sentido, el debate ha avanzado, se mantiene en la agenda, y ha quedado demostrado que no es necesario ser doctor en economía para darse cuenta que en Chile, la riqueza está muy mal distribuida.
Pero, por la complejidad del tema, han surgido diversas posiciones y debates, el más importante: si el Sueldo Ético es una cuestión de conciencia o una materia legal.
Es aquí donde la ciudadanía puede dirimir quienes quieren mantener el régimen de sueldos actual y los que buscan mejorarlos. Sin embargo, para distinguir, no deben basarse en criterios izquierda-derecha o empresario-trabajador, pues hasta eso está algo difuso.
El primer grupo, plantea que lo planteado por Goic es una recomendación, ni siquiera un llamado de atención, sino más bien un consejo orientador, y por lo tanto una apelación a las conciencias.
Como tal, no plantea obligatoriedad, sino que queda a la libertad de cada empleador.
El segundo grupo, plantea que es necesaria la legislación, puesto que la realidad chilena está demostrando que las conciencias no siempre escuchan, operan y actúan en favor del bien común. Por lo tanto, se hace necesario hacer que las conciencias sordas, escuchen, ya no a Goic, sino a la ley.
Las reacciones de los diversos sectores políticos han hecho que el Gobierno haya llamado a conformar una instancia transversal para que todos los actores involucrados puedan entregar sus puntos de vista acerca de cómo abordar el tema de los sueldos justos y éticos.
Se considera establecer un diagnóstico de la situación de empleo y sueldo de los ciudadanos y posteriormente considerar las propuestas.
Es de esperar que no nos quedemos solamente con un diagnóstico, que se puede establecer sin saber nada de economía.

martes, agosto 14, 2007

La Caridad Rentable

Hace tiempo que el concepto de caridad perdió su sentido como valor y se convirtió en un significante vacío, en un logo de fácil venta y publicidad.
Hoy la Caridad se ofrece, vende y compra como un producto. Ya no se adquiere ni se enseña como un valor humano y social. Se ha materializado en carteles, en pulseras fluorescentes de colores, en chapitas, y en costosas y lucrativas campañas publicitarias.
El caso de la Corporación del Niño Agredido muestra el lado más oscuro y extremo del "negocio" en que se ha convertido la Caridad.
Detrás de muchas campañas solidarias -no sólo desconocidas sino también algunas muy internalizadas en el colectivo- existen enormes intereses económicos, publicitarios y políticos involucrados.
Muchas cruzadas solidarias están hechas en favor de dichos intereses particulares -de quienes las publicitan, organizan, financian o dirigen- y no para quienes supuestamente fueron creadas.
El Logo de venta fácil
La Caridad se vuelve un negocio lucrativo en Chile debido a un factor esencial, su excesivo sobrevaloración en el discurso imperante y su concepción profundamente errada como valor y forma de acción.
Debido a lo anterior, la caridad se vuelva "La" forma de acción e intervención social y erróneamente reemplaza a la Política Pública, de Estado y a la Reforma profunda, efectiva y proyectable en el tiempo, a nivel social.
Por lo tanto, se estima equivocadamente, que la caridad puede solucionar los problemas sociales profundos como la pobreza, la drogadicción, los campamentos, u otros problemas, como el abandono de los menores. La Beneficencia es confundida con las Políticas Públicas y la Responsabilidad Social.
La gente, las empresas y los gobiernos, creen que la beneficencia puede poner fin a los campamentos, a la pobreza y una serie de problemas que aquejan nuestra sociedad.
Olvidan que ésta es sólo un paliativo, que construir una mejor media-agua no acabará con los campamentos, mientras esas familias y esos hijos, no reciban una educación y un trabajo que les permita romper las redes de pobreza.
Coherentemente con el discurso de la Caridad Rentable, quienes podrían cambiar todo eso, apelan y siguen apelando a la beneficencia como primer y único recurso.
Entonces, se hace muy fácil vender la caridad, publicitarla y lucrar a través de ella, porque se apela a un discurso internalizado y naturalizado. No se puede cuestionar ni criticar la caridad, aunque nos huela mal, aunque se sepa inefectiva, aunque sea sólo un placebo.
Y surgen los programas de ayuda, Hola...Aló, Buenas tardes...que publicitan mucho sus acciones, pero cuya proyección y efectividad en el tiempo son muy bajas.
¿Por qué ocurre esto?
Porque se apela al egocentrismo e individualismo del sujeto, para que diga: "Soy solidario, tengo mi pulsera fluorescente. Ya hice mi parte...nada más que hacer, estoy contento y satisfecho conmigo mismo".

lunes, agosto 06, 2007

La torta mal repartida y podrida...

La mala distribución de la riqueza es un tema que no ha sido considerado seriamente en nuestro país, y se ha visto opacado por la obnubilación que el discurso imperante produjo desde 1990 y que llevó a algunos a denominar a Chile como el jaguar de Sudamérica.
Es claro que la desigualdad económica, política, social y cultural en Chile es abismante. Para lo que sólo creen en los datos, las estadísticas y las cifras lo confirman e indican.
Así, en el 2003 el ingreso que capturaba el 10% más rico de los chilenos era 34 veces mayor que el que recibe el 10% más pobre.
La desigualdad se ve reflejada en diversas áreas y dimensiones de la sociedad, desde las ciudades, su distribución, su ornamentación, la planificación vial y de transporte de éstas, en las calles con muchos hoyos o sin ninguno, hasta en el acceso a Salud, Educación, Vivienda y Previsión.
En este sentido, Chile sigue siendo un país en extremo poco inclusivo, poco equitativo, clasista. En definitiva, sigue siendo un país subdesarrollado, donde la "torta" no sólo está mal distribuida sino que parece que se está pudriendo paulatinamente.
Las recientes movilizaciones de trabajadores subcontratados en Codelco, la empresa estatal más grande e importante, son el reflejo de un sistema desigual, cuyas fallas irán generando puntos de ruptura en el ámbito público y privado.
La falla va más allá del gobierno de turno y tiene su raíz en una estructura social y económica donde el valor trabajo parece no existir y el valor persona, tampoco.
Este problema debe ser visto por sobre apreciaciones ideológicas que inhiben el debate. Hablar de distribución es parte importante del desarrollo de un país.
Es decir, hablar de ella no significa estar ante un discurso de resentidos, comunistas, extremistas, o cualquier apelativo gratuito y poco serio que generalmente se usa, más aún si se considera que antes de Alejandro Goic, el padre Tupper, Francisco Javier Errazuriz e incluso Felipe Lamarca, habían planteado el tema de la desigualdad como el problema de Chile en cuanto al salto al desarrollo.
Sin embargo, la mala distribución de la riqueza es un problema que ni las clases políticas ni empresariales parecen asumir como importante y menos con la voluntad para afrontarlo.
Parece que olvidan que hay momentos en que la torta se pudre y el refrigerador que la mantiene caduca...
Lectura complementaria:Sociedad y Bienestar