miércoles, febrero 07, 2007

Los canales de TV abierta quieren cerrarnos los ojos

Una idea que muy frecuentemente acompaña a la de Democracia, es la de pluralidad, sobre todo a la relacionada con los Medios de Comunicación.
Así, según la teoría, toda sociedad que se jacta de ser "democrática" no debe tener la propiedad de los medios concentradas bajo el alero del Estado solamente o de algún agente privado.
En Chile, los canales de televisión abierta están bajo el control de la Iglesia, el Estado y algunos empresarios.
Pero el Gobierno -que no es lo mismo que el Estado, valga la redundancia- está a dos meses de dictar la norma que cambiará el actual modelo de Televisión, y permitirá abrir paso al uso de la televisión digital en Chile. Una idea revolucionaria que busca priorizar la cantidad de canales, para generar un mayor pluralismo y la existencia de medios más independientes.
Con respecto a la TVDigital existen dos opciones, la norma estadounidense, que da prioridad a la calidad de imagen; y la europea, que fomenta la creación de nuevas estaciones.
Pero hay otra diferencia, que es más solapada. En Estados Unidos se produce mayor concentración en cuanto a la propiedad de los medios, es decir, hay varios canales, pero en manos de muy pocos dueños. En el modelo europeo, eso varía sustancialmente, pues se fomentan los canales de carácter local, regional, y particular, no necesariamente, pertenecientes a un solo gran consorcio o a un grupo oligopólico.
Entonces ¿Qué sería más democrático en este sentido para Chile?
Actualmente en Chile existe un oligopolio en cuanto a la propiedad de los medios televisivos -existen sólo 8 estaciones de TV abierta- que recibe todas las ganancias por conceptos de publicidad y otro tipo de actividades relacionadas. Es decir, el actual modelo, en términos de pluralidad, es bastante deficiente, pues debido a que el sistema depende de la viabilidad económica de los canales, quienes logran crear un canal son sólo los que tienen un gran capital involucrado.
La televisión digital permitiría la creación de 30 nuevos canales, que ampliarían la variedad y pluralidad de los medios, permitiendo que las regiones y nuevos propietarios medianos también tengan sus canales, generando medios más independientes.
Sin embargo, -contradictoriamente a su visión liberal del mercado y la competencia- los ejecutivos y dueños de los 8 canales existentes, ya han planteado que el ingreso de más competidores sólo produciría una disminución en las ganancias provenientes de la publicidad y que la calidad de la TV se vería afectada en ese sentido.
Pero, extrañamente, según los libremercadistas, la mayor competencia genera mayor calidad, entonces, ¿Por qué tanto problema? Peor aún ¿De qué calidad hablan si actualmente seis de cada diez chilenos no están conformes con los contenidos ofrecidos por los 8 canales de TV abierta?. Así es, a 6 de cada 10 no le gusta lo que ve.
En este sentido, la Televisión digital no sólo ofrecerá la posibilidad de mayor cobertura y exposición a potenciales nuevos canales regionales e independientes, sino que incentivaría a una mejor calidad y amplitud de temas, más trabajo para los periodistas, y lo más importante, romperá el oligopolio poco pluralista y poco democrático que actualmente existe.
Por lo mismo, los objetivos del Gobierno, a través de la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel) son cambiar ese modelo poco plural y también incitar a mejorar los contenidos que se ofrecen por TV abierta sometiendo a concurso durante el 2007 parte de las nuevas señales que se instalarán con la televisión digital.
La idea es abrir espacio a medios independientes, terminar con un modelo de propiedad de los medios de televisión abierta que es poco democrático, que los 8 canales existentes hoy, quieren mantener para proteger sus intereses particulares y económicos; y también por qué no decirlo para mantenernos con los ojos cerrados y las mentes adormecidas.
* Una dictadura económica, el monopolio, lo tiene el oligopolio.

jueves, febrero 01, 2007

El efecto ricochet, Información, corrupción, entropía y percepciones

En las últimas semanas, la agenda noticiosa -en el área política- se ha visto saturada de informaciones sobre eventuales casos de corrupción, algunos ya conocidos pero que siguen mostrando nuevas aristas y otros nuevos, como el del Servicio de Impuestos Internos, que han tapizado las noticias políticas con palabras recurrentes como corrupción, probidad y transparencia. Eventuales, porque un principio básico de la Justicia, es la presunción de inocencia, hasta que no se compruebe lo contrario.
Sin embargo, más allá de la necesaria y constante información que la prensa debe proveer a la ciudadanía, existe la posibilidad de que ésta derive en una entropía poco beneficiosa para el público.
En este sentido, la excesiva cobertura a los ahora potenciales casos de corrupción en el Estado -ya no es en un solo gobierno, sino en todo el aparato estatal en sí- ha hecho que la ciudadanía vaya perdiendo la capacidad de discriminación en cuánto a determinadas informaciones, haciéndola entrar en alarmismos que quizás no concuerdan con la realidad. Es decir, la entropía genera fallas en la percepción del entorno social mismo.
No se trata de no informar lo que ocurre e investiga, sino que de informarlo correctamente. Es importante dejar en claro que los fallos judiciales son determinantes en los casos, que las sospechas son buenas, pero no necesariamente tajantes, sobre todo en situaciones complejas. Segundo, que la corrupción no surge de un día para otro y que es una estructura que se va sedimentando debido a la acción de las propias personas.
Tercero, y lo más importante aún, es que es tarea de cada ciudadano, evitar la corrupción, con acciones tan simples como exigir las boletas aunque se compre un chicle, hasta evitar la evasión tributaria de niveles estratosféricos.
La corrupción se fortalece cuando la mayoría de los ciudadanos se vuelven y se perciben como posibles corruptos o corruptibles, cuando muchos "tienen un precio" y ese precio es bajo en términos de costo.
Por esto, en ciertos países es fácil infringir leyes de tránsito porque es menos costoso sobornar al policía, el cual se sabe y percibe sobornable y sabe que hay quienes lo sobornan o están dispuestos a hacerlo. Y eso, radica en una lógica de percepciones, pues mientras más personas adquieran esa percepción, más institucionalizada se hace la corrupción.
Por esto, los medios y también los tribunales, jueces y políticos, no sólo deben informar, sino que deben recordar y demostrar que aún es altamente costoso en Chile ser corrupto, y que es una práctica mal vista, reducida, que sólo los malos ciudadanos la practican.
La entropía y la sobresaturación pueden generar lo contrario, hacer creer y generar la percepción en la ciudadanía, de que todos son corruptos.
Entonces, la idea al fin y al cabo, es evitar aquella percepción en que todos lleguen a decir ¿Si todos roban, por qué yo no? como ha ocurrido en otros países.