miércoles, diciembre 06, 2006

Cambio institucional y proceso de transición. Lo que los cubanos deben considerar

Cuando se habla de un cambio de régimen, de querer propiciarlo o evitarlo, se debe tener claro que dicho proceso, implica no sólo un cambio en los actores visibles en el poder, sino también de toda la estructura que los sustenta en éste.
Cuando se produce un cambio profundo en una sociedad, lo que cambia no son sólo los organismos –entendidos como grupos de individuos vinculados por alguna identidad común con respecto a ciertos objetivos, ya sean partidos políticos, grupos empresariales o religiosos, étnicos o sociales- sino también, se supone, se transforman las instituciones, entendidas éstas como las reglas del juego en que dichos actores, los organismos, funcionan en la sociedad.
Cuando se tiene la noción de que ocurrirá un cambio en la sociedad, ya sea una revolución, una transición o una crisis, se debe tener claro que son las instituciones, con sus limitaciones tanto formales como informales, las que siempre reducen la incertidumbre en nuestra vida diaria, facilitando y definiendo el conjunto de opciones a elegir, y que por lo tanto descomponerlas en su totalidad sería un llamado al caos.
En este sentido, cada actor del proceso de cambio debe conocer dichas instituciones, pero más importante aún, debe conocer sus propios objetivos con respecto a dichas instituciones y las mejores opciones para lograr cambios dentro de ese marco.
En el caso de Cuba, este imperativo es de suma importancia para la actual situación que vive y vivirá la isla.
Todos los actores eventualmente involucrados en el futuro de Cuba, deberán tener claro el marco institucional en el que posiblemente se desarrolle el proceso de cambios –no sabemos hacia donde- y también cuáles serán sus objetivos y opciones dentro de ese proceso.
A partir de la Revolución Cubana, una serie de organismos nuevos se fueron generando al interior del nuevo régimen, pero también una nueva institucionalidad, que muchos cubanos, exiliados y auto exiliados, quizás desconocen. Lo mismo ocurre a la inversa mirando desde la isla.
Cuando Raúl Castro planteó la idea de sentarse a negociar con Estados Unidos, estaba dando una señal de que el régimen cubano está tomando conocimiento del nuevo contexto y de la nueva institucionalidad que se podría generar en torno a la situación cubana (rechazo al bloqueo, apoyó a un proceso de cambio sin intervención estadounidense, mayores libertades, etc.) En este sentido, dicha posición estaría bajando los costos de negociación en un eventual proceso de transición en Cuba, pues Raúl Castro estaría generando una institución informal que hace mucho no establecía el régimen con los Estados Unidos, el diálogo.
Es importante tener claro que una institución informal, en las relaciones entre los cubanos de Miami y los de la isla, era el no diálogo. Ninguna de las partes daba su brazo a torcer manteniendo las posiciones rígidas y elevando los costos de negociación a niveles donde era imposible hacer valer los acuerdos. Sabemos que en la política, medir y hacer valer los acuerdos es mucho más complejo, por lo tanto, facilitar la negociación dentro de un nuevo marco institucional es clave. El caso del niño Elián fue un ejemplo claro del alto costo de la negociación, pues sabemos que las asimetrías de información definen los costos de negociación.
Hoy Cuba se apronta a vivir nuevos procesos de cambio, y por lo tanto, debemos tener claro que cada actor que se involucre deber conocer las reglas del juego en que esto se producirá, pero también deben saber qué institucionalidad van a querer para Cuba, y las formas en que se establecerán los acuerdos, y lo más importante, las formas en qué harán que estos sean respetados.
Quizás sería bueno pensar que Cuba, a pesar de la Revolución hecha hace mucha ya, aún no ha cambiado su estructura institucional que viene desde tiempos de la Colonia, y que se mantuvo con Batista, y con Fidel.
Quizás cada cubano debería mirar bien hacia atrás y pensar que todo parte desde ahí y que desde ahí debe provenir el cambio total. Es decir, no basta con cambiar los organismos, ni los nombres, ni los seres humanos, hay que cambiar nuestras mentes.

3 comentarios:

Marcel Pommiez dijo...

La idiosincracia es la que se debe "ajustar" antes de cambiar los modelos. Cuando éstos son cambiados a la fuerza, jamás resulta...


Un abrazo

Javier Bazán Aguirre dijo...

Si Cuba imita a Miami, será un país próspero, pues en Miami no hay petróleo, gas o cobre. Pura economía de servicio apoyada por el respeto a la propiedad privada y estado de derecho.´
Me parece anticuado el término 'Revolución', pues como todo régimen socialista es inmóvil.
Se te olvida que los cubanos son racistas. Me contaron que los blancos miran en desprecio a la población negra. Por eso, un negro se casa con una blanca para subir de estatus.
Idealizas demasiado los supuestos logros de Fidel.

Anónimo dijo...

Primero un Saludo a mi Compadre Jorge Gomez(tu compadre Correa, desde tierras Teutonas), que es el autor de este arículo.
Quería simplemente expresar, que lo que a mi parecer en Cuba está faltando llevar a Cabo, es el encontrar una fórmula de cómo Cuba puede enfrentar exitosamente el Mundo Moderno y llevar a cabo una renovación y profunda mejora de un socialismo que claramente se quedó estancado muchas decadas atrás. Lo que vemos en Cuba, a mi parecer, no tiene nada que ver con lo que un socialismo próspero debiera brindar(llámese bienestar general de la población, con las respectivas libertades que esto implica también). Como estudiante de Politología, me he ocupado mucho con temas afines al Socialismo, y aunque personalmente aún no he podido realizar mi anelo de conocer Cuba personalmente y mas allá de lo que los recintos turísticos me podrían mostrar, a la distancia da la impresión de un gobierno Cubano mas preocupado por mantener el poder que de avanzar en los cambios necesarios para la modernización de Cuba en todos los aspectos. Todos sabemos que el Socialismo, requiere de otros sistemas o gobiernos afines para poder coactuar y no perderse en el aislamiento, lo que la restringe aún más en su acción a la actual administración de la Habana, pero aún así una postura ideológicamente tan rígida como la actual de Cuba, esta teniendo solo por logro, el lograr que el pueblo no tenga hambre y un relativo acceso universal a la salud y educación, lo que a mi me parece todavía muy poco para lo que debe llegar a ser un socialismo del siglo 21, y la excusa de que aún el salvarse del hambre extremo, más el acceso relativamente universal a la salud y la educación, es mas que lo que otros países de la región han logrado, es una nivelación hacia abajo, que no deja conforme ni en la Isla, ni menos en Miami, donde muchos Cubanos disfrutan de la condición de "allegados de lujo", lo que les impide también a ellos vivir en un escenario real, por lo que su glorificación del libre mercado les impide también ver los innumerables defectos del Capitalismo extremo.