miércoles, septiembre 28, 2005

¿Cómo el Estado cautela la democracia?

Introducción
Mi tesis es que el Golpe Militar de 1973 se fundó en el deseo mayoritario de encontrar una salida a la crisis de ingobernabilidad; pero la Dictadura Militar se fundó en la falta de celo de los funcionarios del Estado que en lugar de apegarse a la institucionalidad, prefirieron dejarse encantar, conquistar y confundir y en definitiva, se dejaron someter y se dejaron vejar, convirtiéndose ellos en los adoquines de un camino hacia la destrucción de la institucionalidad que habían jurado cautelar.
Cuando Joaquín Lavín dice que "todos" somos un poco responsables (¿o culpables?) de lo que pasó, para mí, sólo puede referirse a estos mandos medios.
Iré más allá, culpo al dueño del quiosco de la esquina en cuanto a su responsabilidad como medio por el cual fluye el comunicarse de nuestra sociedad. Son culpables todos aquellos que prefirieron dejarse encantar, conquistar y confundir y en definitiva, se dejaron someter y se dejaron vejar

Responsabilidad de los funcionarios de estado en la nueva institucionalidad
La pregunta fundamental es ¿qué actitud asumirá un funcionario de Estado cuando se enfrente a un caso de imposición de fuerza ilegítima?
En una democracia se intensifica más la posibilidad que surjan grupos de poder que traten de subyugar al aparato estatal o directamente a la población.
Imaginemos un grupo poseedor de algún poder, por ejemplo económico, de fuerza, ideológico, religioso, etc. que concurre ante la autoridad a imponer su voluntad.
¿Qué hará el Juez de Policía Local cuando se presente ante él un personaje soberbio, ampliamente conocido, con un apoyo masivo, que concurre a hacerle solicitaciones desmedidas?
¿Qué hará el Comisario cuando este personaje lo acometa exigiéndole derechos en el límite de lo permisible?
¿Qué hará el Director o Periodista de un diario cuando este personaje exija divulgación cuando no hay nada que divulgar?
En los años 70` y siguientes, el Juez, el Comisario y el Periodista se encantaron, se dejaron conquistar, se confundieron, o como quieran presentarlo; pero en definitiva se dejaron someter, de dejar vejar y no supieron reconocer que quienquiera que esté frente a él, para el estado debe ser considerado como un ciudadano más.
Este límite entre la tolerancia del funcionario de estado a considerar a todos los ciudadanos como iguales, y la complacencia ante la arrogancia de un representante de un grupo de poder es, a mi juicio, el cimiento de la democracia.
Pero estamos a gran distancia de lo lograrlo.
Las campañas publicitarias están delimitadas por la ley, deben iniciarse (creo) el 11 de Noviembre; sin embargo, los partidos políticos ya partieron con ellas, violando flagrantemente la legalidad; y los funcionarios del estado están "encantados", se dejan "conquistar", se "confunden", o como quieran presentarlo.
Para mí, se dejan someter, de dejar vejar y están repitiendo los viejos patrones del sometimiento. Lo hace el Juez, el Comisario y el Periodista.
Hace poco, un senador de la república "democrática", de gobierno, concurrió a un juez para encantarlo, conquistarlo y confundirlo. En definitiva, ese juez se dejó someter y se dejó vejar, en lugar de proteger la mentada democracia. El senador es Lavanderos.
Así como estos dos casos que traigo como ejemplo, hay muchísimos.
Si próximamente llega a surgir otro General Pinochet, estos funcionarios volverán a actuar de la misma manera.
¡No se crea que protegerán la democracia!.
De aquí se sigue que la democracia no existe, sino que ocasionalmente hay destellos democráticos, ya que todo depende de esta frágil y veleidosa estructura de representantes del estado.
Jimmy McDeendle

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