Foto: Ilustre Municipalidad de Valdivia
Estar en el lugar 25 de la mayor competitividad sería más satisfactorio si no constrastara con nuestros índices de distribución de la riqueza, que sitúan a Chile entre los diez países con peor distribución del ingreso en el planeta: el 10% más rico se queda con 35 veces más dinero que el que capta el 10% más pobre.
Estar en el lugar 25 de la mayor competitividad sería más satisfactorio si no constrastara con nuestros índices de distribución de la riqueza, que sitúan a Chile entre los diez países con peor distribución del ingreso en el planeta: el 10% más rico se queda con 35 veces más dinero que el que capta el 10% más pobre.
Tal como dice Marco Kremerman, economista de la Fundación Terram, es "preciso dejar en claro que este es un problema histórico de la sociedad chilena y que se encuentra incrustado en lo más profundo de nuestras raíces."
Si bien el funcionamiento macroeconómico del país ha sido bien evaluado por los organismos internacionales, la dicotomía entre distribución y competitividad se hace notoria de forma vergonzosa, revelando en forma clara las diferencias entre lo que entendemos por crecimiento económico y lo que es desarrollo.
Si bien el funcionamiento macroeconómico del país ha sido bien evaluado por los organismos internacionales, la dicotomía entre distribución y competitividad se hace notoria de forma vergonzosa, revelando en forma clara las diferencias entre lo que entendemos por crecimiento económico y lo que es desarrollo.
En este sentido, el aparato institucional es clave en alcanzar el desarrollo, pues sólo es a través de éste, que se pueden generar instancias de distribución más profundas.
"El problema es que nuestro arreglo institucional, tal como se deduce en el último informe del Banco Mundial, continúa respondiendo a los intereses de una elite, grupo que monopoliza el poder y que en general presenta una serie de prácticas culturales que tienen profundas consecuencias en el entramado social, tales como resistencia al pago de salarios dignos, desconocimiento de las tácticas de sobrevivencia que deben utilizar muchas familias chilenas, aversión a los impuestos que gravan sus rentas o las utilidades de sus empresas."
Debemos entender, que el entramado institucional no sólo se refiere a los organismos e instituciones formales que regulan el intercambio a nivel social y económico, sino también otro tipo de prácticas (instituciones informales) que generan y reproducen la desigualdad, como son el clasismo y el racismo.
Determinadas prácticas tienden a reproducir y sedimentar la desigualdad y no ha disminuirla.
En este sentido, y acorde al informe del Foro Económico Mundial, la falta de innovación y baja disponibilidad tecnológica, sumado al rezago de la educación superior, son las principales debilidades que tiene la economía chilena en términos de competitividad.
Esto, estaría relacionado con un aspecto determinante que está afectando a la educación universitaria, la simple reproducción de prácticas específicas y no el desarrollo de entidades innovadoras, pensantes y críticas de su entorno.
La universidad, tanto privada como pública, se ha convertido en un lugar donde se aprenden determinadas técnicas específicas y muy acotadas, que inhiben el desarrollo integral de los profesionales, lo que incide en la falta de innovación tecnológica, teórica, por ejemplo.
Por eso, nos extrañamos y nos asombramos con el nuevo "arturito", el robot creado por chilenos y célebre por descubrir el cuerpo de Yuraszeck y el tesoro en Juan Fernandez.
La universidad entonces, ya no es un lugar para la discusión intelectual, sino que un lugar para la asimilación de prácticas determinadas, que reproducen la desigualdad, tal como lo planteó en algún momento Pierre Bourdieu.