martes, diciembre 20, 2005

La verdadera Vocación de Servicio ¿La tienen nuestros políticos?

Foto: Bomberos de Chile
"Es bueno señalar que en todos los países en que el servicio bomberil es pagado, más del 80% del presupuesto bomberil se gasta en remuneraciones. Por lo tanto, es ese 80% o más el que los Bomberos entregan, año a año, al Estado, como una donación generosa y espontánea. Digámoslo derechamente, para que no queden dudas: los Bomberos hacemos donaciones al Estado, y no a la inversa. Lo que el Estado nos entrega no es un regalo, sino solamente una parte, por lo demás muy pequeña, de lo que es su propio deber." Octavio Hinzpeter Blumsak, Presidente de Bomberos de Chile.
¿Quiénes tienen la verdadera vocación de servicio?
La vocación de servicio se ha convertido en un concepto vacío, en una etiqueta, a la cual recurren constantemente la mayoría de nuestros políticos, sobre todo aquellos que quieren demostrar, o más bien aparentar, que su interés por llegar al Congreso, se debe a su interés por servir y no servirse.
Pero ¿Qué entendemos por vocación de servicio?
Esencialmente como la disposición, no interesada, de servir, ayudar y aportar a la sociedad en cualquier ámbito, sin esperar retribuciones ni beneficios económicos, políticos y materiales de ninguna índole.
Si tomamos dos instituciones chilenas, Bomberos y el Congreso Nacional, veremos que las condiciones para ejercer la “vocación de servicio” varían enormemente entre los miembros de una y otra.
En primer lugar, los sueldos que perciben, tanto diputados y senadores, fluctúan entre los 5 y los 7 millones de pesos, en la llamada dieta parlamentaria, equivalente a la remuneración de un ministro de Estado, y que reciben por el desempeño de su cargo. Se supone que un buen desempeño.
Bomberos de Chile, en cambio, funciona en base a la voluntariedad, es decir, no hay remuneraciones para los voluntarios, quienes suman 35.000 miembros, todos Bomberos Profesionales Voluntarios, de alta y constante capacitación.
En segundo lugar, el aporte del Estado a Bomberos es muy bajo y la mayor parte de sus recursos provienen de los propios aportes de sus voluntarios. “Por Ley de Presupuesto de la Nación Bomberos de Chile recibió el año 2004 la suma de $10.180.140.000, monto que considera una rebaja presupuestaria de $662 millones comunicado por Decreto del Ministerio de Hacienda en febrero de 2004” (Bomberos de Chile). Para el Congreso, el aporte del Estado es notoriamente superior.
En términos de eficiencia, los bomberos presentan un nivel mucho más alto en cuanto a cumplir con sus tareas; apagar incendios, ayudar en accidentes, catástrofes naturales, etc. Ya lo vimos con el último incendio químico que afectó la bodega de la fábrica de solventes Sercoin en San Bernardo.
Los congresistas, en cambio, muestran deficiencias notorias en su desempeño, marcado por un deficiente nivel de asistencias, tanto diputados como senadores. Por ejemplo, el martes 13 de septiembre se suspendió la sesión en que se votaría el proyecto que pretendía crear el Consejo Nacional de Cultura y el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural, por falta de quórum, cuando llegaron sólo 36 de un total de 116 diputados en ejercicio. Lo mismo ha pasado con varios proyectos de ley.
En bomberos, en cada acto de servicio se pasa lista y, quien no logra durante el año, un porcentaje de asistencia superior al 75%, es separado definitivamente de la Institución. El bombero está siempre de servicio.
En el Congreso, por el contrario, no existe ninguna obligación para asistir a las sesiones, y si no lo hacen igual reciben sus sueldos y asignaciones. A los diputados sólo se les exige asistir durante nueve días del mes (21 días libres). En el caso de los senadores, sólo se les exige asistir a seis sesiones (24 días libres para otras labores).
El caso de los bomberos de Curacaví es bastante decidor en cuanto a las asimetrías con las que se desarrolla la vocación de servicio en comparación al Congreso.
Los voluntarios que trabajan en ella han venido solicitando un carro de rescate bien equipado desde 1994. Como reciben una subvención por el número de habitantes de su comuna (22 mil personas) sus posibilidades de adquirirlo son muy bajas, pues necesitan 30 millones de pesos para conseguirlo. No obstante, sólo cuentan con un presupuesto anual de 11 millones de pesos, del que cada mes deben gastar un millón, o sea, tienen un déficit presupuestario.
Sin embargo, la compañía de Curacaví debe atender 131 kilómetros de carretera, que incluyen los túneles Lo Prado, Zapata y la ruta 68, que tiene una población flotante de 4 millones de personas, entre ésta, nuestros “honorables” diputados y senadores. Y hasta el momento, sobre todo en verano y a pesar de los recursos paupérrimos han cumplido su tarea en forma más que eficiente.
El nivel de eficiencia de nuestros legisladores varía según determinados intereses. Se supone que el rol y la tarea fundamental de los miembros del Congreso es legislar, para la ciudadanía, en pro de quienes, confiando en su representación, los colocaron ahí. ¿Ocurre eso, son eficientes en este sentido?
No, nuestros legisladores son eficientes sólo cuando deben votar la aprobación de sus dietas, o cuando algún partido se inscribe mal para alguna elección o para rechazar a algún candidato mapuche.
Sin embargo, nuestros “honorables” del Congreso, aducen que muchas veces están escasos de recursos, que sus sueldos no son tan suculentos, cuando se les critican sus ausencias, apelan a decir que priorizan el trabajo en terreno y que lo que los lleva a actuar en política y llegar al Congreso es su afán de servicio, su vocación.
Pero ¿Qué pasaría si en el Congreso, no hubiera remuneración como en bomberos o se pagara el sueldo de un profesor?
Creo que accederían personas con real vocación política y de servicio, tan simple.
Y reitero la pregunta ¿Quiénes tienen la verdadera vocación de servicio?

Como dato anexo, por la ruta 68, aparte de nuestros “honorables”, circulan constantemente desde Valparaíso a Santiago y viceversa, una gran cantidad de camiones con productos químicos, sustancias prohibidas, combustibles, de diversas empresas, nacionales y extranjeras. Sin embargo, sin considerar que ellos serían los primeros en llegar al lugar del accidente, ninguna aporta dinero a bomberos de Curacaví. Se debe tener claro que un traje de para productos químicos cuesta cerca de 3 millones de dólares. Bomberos de Curacaví necesitan 20 millones más para equiparse todos correctamente para enfrentar un siniestro con productos químicos.

1 comentario:

Claudia Corazón Feliz dijo...

Cuando fui scout tuve vocación de servicio. Se debía seguramente a que era joven y mis padres me mantenían.
Te felicito por la exposición del tema de manera tan objetiva. Yo para todo soy irónica (sin querer queriendo) y algunas gueas definitamente me dan rabia.
Nos leemos.