jueves, febrero 02, 2006

Eutanasia, cuando la dignidad de la vida se pierde, la muerte asistida es un derecho

La vida es el máximo bien que tiene el hombre, disfrutarla a plenitud es un derecho, pero a veces la enfermedad nos comienza a quitar ese derecho y la Medicina ya no puede hacer nada por frenar esa dolencia. Entonces, surge la idea de poner fin a nuestra dolorosa existencia .
En 1998, Jack Kevorkian, médico patólogo, se dirigió a la ciudad de Oakland, en el estado de Michigan, a la casa de Thomas Youk, un enfermo terminal que llevaba años luchando por su vida. La petición del paciente era clara, quería que Kevorkian le aplicará un inyección letal para poner fin a sus sufrimientos, es decir, que le hiciera la Eutanasia.
Un año después, Kevorkian fue encontrado culpable de asesinato en segundo grado y condenado a 15 años de prisión en el estado de Michigan, pues la Eutanasia es considerada delito tanto en los Estados Unidos como en nuestro país.
El concepto de muerte digna u ortotanasia se refiere a la muerte con todos los alivios médicos adecuados y los consuelos humanos posibles, sin la inducción a la muerte del paciente, que sería el hecho esencial que la diferencia de la eutanasia, que es entendida como acción u omisión que, para evitar sufrimientos a los pacientes desahuciados, acelera su muerte con su consentimiento o sin él. Es claro que a veces las personas pierden las posibilidades de luchar por su vida y entonces se tiende a instrumentalizar al enfermo, pero también es necesario respetar su dignidad
La instrumentalización de los enfermos se refiere a la aplicación desmedida de tratamientos desproporcionadamente molestos o caros para mantener la vida, cuando las posibilidades de recuperación son nulas.
Pero en el caso Kevorkian, fue el propio enfermo quien solicito, no ser desconectado, sino que literalmente envenenado por su médico, algo que los más expertos en el tema llaman Eutanasia activa y a la vez voluntaria, pues cuenta con el consentimiento del enfermo.
Pero cuáles casos ameritan su aplicación es algo que ni la ética médica, ni la filosofía han podido determinar, pues existen diversas clasificaciones de los pacientes que están cercanos a la muerte, siendo las principales: el enfermo desahuciado que padece una enfermedad para la que no existe un tratamiento curativo y que es mortal, aunque no necesariamente a corto plazo, y el paciente terminal, que padece una enfermedad irrecuperable, previsiblemente mortal a corto plazo, en torno a dos semanas o un mes.
Se supone que la Eutanasia ofrecería la posibilidad de aplacar y poner fin a ese tiempo doloroso antes de la muerte, a sabiendas de que las posibilidades de sobrevida están agotadas. Sin embargo, esto genera una contradicción enorme para los médicos, pues en el juramento Hipocrático se consigna que: a nadie, aunque me lo pidiera, daré un veneno ni a nadie le sugeriré que lo tome.
Aquí entra en juego la libertad del propio enfermo para decidir acerca de su propia vida cuando la Medicina ya no ofrece una alternativa de buena salud.
Pero esa dignidad se ve notablemente disminuida cuando el paciente esta lleno de cables, respiradores, escaras y dolor, muchas veces conscientes, sabiendo que la muerte esta más cerca de la vida. ¿No sería parte del respeto a la dignidad del paciente, respetar su libertad de decidir?
En diversas partes del decálogo del Colegio Médico, se hace alusión a la autonomía del paciente como ser humano y por lo tanto, también a su libertad: 2. respetando la dignidad y privacidad de mis pacientes; escuchando sus puntos de vista; 3. Entregar a mis pacientes información oportuna, clara y precisa, de manera que ellos puedan entender y decidir; 4. Respetar el derecho de mis pacientes a participar de las decisiones que tengan relación con su salud; 6. Asegurarme que mis creencias personales no perjudiquen la atención de mis pacientes.
Entonces el dilema es si la Eutanasia permite respetar la libertad del enfermo, cuando este se ha vuelto prisionero de su salud y de la propia medicina, dejando en sus manos y conciencia la decisión de vivir o morir.
El tema siempre esta latente en los pasillos de las salas de urgencia, o cuidados intensivos de nuestros hospitales, pues es ahí donde se vive en carne propia el dilema acerca de la Eutanasia, aunque algunos médicos y enfermeras consideran necesario que el debate se expanda al Congreso, con el propósito de legislar oportunamente acerca del tema.
En Holanda, un proyecto de ley consideraba que la aplicación de la Eutanasia sólo será legal si los pacientes que la solicitan han dejado en varias oportunidades constancia escrita de su voluntad; que su enfermedad sea incurable y les implique sufrimientos insoportables; que se haya consultado una segunda opinión y que los facultativos hayan agotado todas las opciones médicas para dar con un tratamiento eficaz.
En nuestro país este procedimiento es ilegal, sin embargo, en los hospitales ya se han creado salas especiales para los enfermos terminales, las llamadas “salas de muerte digna”, donde no existen limites para el horario de visitas ni para la cantidad de estas. Quizás como preámbulo a un debate más abierto a un tema donde la vida y la muerte se baten a duelo.

9 comentarios:

Francisco dijo...

Tema escabroso. Si la muerte es un negocio, que no sera la enfernedad y el sufrimiento? Acto cruel el prohibir a un cadáver el derecho a liberarse de sus sufrimientos.
Un saludo.

Rodrigo Albornoz dijo...

no creo que la muerte sea la contradicición de la vida. es sólo el extremo de la vida, tal cuál el nacimineto es el otro extremo.
creo que la consideración al ejericcio de la libertad personal debe formar parte de la decisión pública, que sen su momento, se adopte sobre este tema.
saludos

Lore Ortiz dijo...

Creo que uno es responsable de su propia vida en todos los aspectos, incluso en el fin de ésta.
Es tremendo pensar que uno podría simplemente decidir cuándo morir, como es el tema del suicidio, aunque éste claramente implica un estado anímico desfavorable que hace que la persona tome esa brutal decisión.
En el caso de la eutanasia propiamente tal, yo exigiría que se me diera fin en caso de estar en estado deplorable y que no fuera más que un bulto para mis seres queridos. Porque por más que ellos quieran mantenerme con vida para no perderme, claramente, es egoísta pensar que para que ellos no estén tan tristes deban mantenerme viva, si por el contrario mi vida ya no vale nada más que estar postrada, o con una enfermedad terminal...

Lamentablemente algunos valores se ven violados por ciertos grupos cuando alguien decide practicar la eutanasia, pero mis valores no están ligados a la espiritualidad ni mucho menos a querer ser perdonada al momento de morir... por lo que en caso de ser necesario, preferiría terminar el sufrimiento de manera drástica que seguir "viviendo" de manera tormentosa.
(destaco a la mujer que "mataron" de hambre, pero que según cierto grupo, por lo menos murió de manera "natural", cuando se le acabó la vida).

Un besito, chau
Lore

Pau dijo...

Creo que nuestro país aún no está preparado para ni siquiera poner en el tapete el tema. Esto, considerando que ni siquiera la no existencia de la pena de muerte sea cuestionada.
Ahora, la eutanasia trae consigo tantos dilemas éticos (sólo recordar "Mar Adentro") que es difícil poder entregar una opinión tan objetiva.
Personalmente, creo en las libertades de cada individuo, pero al mismo tiempo, frenar la vida del otro es algo que no está en mis manos, por lo que no lo considero una alternativa para mí.
Saludos Jorge.

Aristóteles dijo...

En mi sencilla opinión creo que URGE una cultura de la vida y por la vida. La vida tiene sentido. El hombre es un ser en búsqueda.

Gracias por visitar mi Blog y dejar tu comentario. ¡Bienvenido a mi pedazo de vida!

Un abrazo.

Martin T. dijo...

cuando quede con menos de 20% de probabilidades de supervivencia,,, en coma, con el respirador... ojala que sea mi mujer o uno de mis hijos el que me desenchufe...

por ellos, por mi

Claudia Corazón Feliz dijo...

Tema complicado tocaste.
Me he quedado pensando más rato que la cresta.
No cacho el concepto de "dignidad de la vida". ¿A qué se refiere? ¿Difiere según el punto de vista, o es un concepto universal? ¿Tienen el mismo derecho a decidir sobre su muerte un millonario que puede gastar en la UTI millones de pesos al día que un desamparado alcohólico que está viejo, enfermo y vive en la calle? ¿Quién decide quién tiene derecho a decidir la vida o la muerte? Y no estoy hablando de Dios ni Alá ni Mahoma ni nada por el estilo.
No es llegar y opinar.
Personalmente, quiero morir de vieja y en forma natural. Sea esta como sea. Y no estoy hablando de la boca para afuera.
Tengo experiencia con la muerte.
Saludos pensativos.

Marcos dijo...

Asi como creo en una vida justa y digna, también creo en una muerte justa y digna. Cuando aprendamos a conversar de manera natural tanto de la vida como de la muerte se pasara, en gran medida, el temor logico a lo desconocido.

JoviMS dijo...

Por mi trabajo me relaciono con la muerte mas de lo que quisiera, es un tema complicado porque todos tenemos el derecho a una vida digna y a una muerte sin sufrimieto, ¿que mas sufrimiento que saberse moribundo?. La eutanasia es un tema que para mi como enfermera me causa algo de impotencia , uno siempre trata de realizar todos los cuidados necesarios para mejorar la calidad de vida , pero me pregunto si acaso una muerte digna sin dolor no es mejorar la calidad de vida?... para mi es confuso pero creo que no podría ser la persona que la practique...