martes, febrero 07, 2006

Aumento de la Delincuencia y Políticas Públicas

La delincuencia es uno de los problemas que preocupa a un importante segmento de la ciudadanía y también uno de los más complejos y difíciles de solucionar definitivamente, no sólo porque sus raíces tienen un carácter estructural importante, sino también por una visión sesgada e ingenua en torno a sus soluciones.
El problema de la delincuencia es uno de los issues que más problemas presenta en cuanto a una solución viable y eficaz a largo plazo. La mayoría de las propuestas se desarrollan dentro de lineamientos similares, esencialmente abocados al control de la delincuencia en el medio libre, sin considerar un aspecto esencial; el ingreso a la cárcel no sólo tiene el objetivo de recluir al delincuente sino también de recuperarlo, de reinsertarlo socialmente, por lo menos en teoría.
Mediante esa doble fundamentación, la cárcel se debería presentar esencialmente como el lugar específico para la reclusión, donde los individuos son reformados o transformados, mediante una diversidad de métodos, entre estos el trabajo y la educación.
El deterioro de la infraestructura carcelaria ha generado problemas de sobrepoblación, aglomeraciones y malas condiciones para los reclusos y por ende, para esa doble noción.
En 1990 había 22.500 reclusos en todo el país, y ya en el año 2000 su número se elevó a 34.000, lo que significa un crecimiento del 51% en tan sólo 10 años.
Quienes se encuentran cumpliendo condenas o están recluidos en las cárceles pierden su capacidad productiva, y esa inactividad, caracterizada por el hacinamiento, en la mayoría de los casos reduce las posibilidades de reinserción social desde la reclusión hacia el medio libre, lo que es visto por muchos como un usufructo injustificado del aparato estatal.
Más aún si consideramos que, según los abogados Francisco José Folch y Eugenio Guzmán, en la revista de Abogados del año 2001, planteaban que “la actual crisis carcelaria por la que atraviesa nuestro país es una de las más graves en su historia, habiéndose agudizado en los últimos años.
Hoy las cárceles no dan abasto para recibir a los reclusos y las malas condiciones en que viven los internos no entregan garantías mínimas de dignidad ni permiten la rehabilitación de los delincuentes. A modo de ejemplo, el actual déficit carcelario es de 60%, el mayor en los últimos 30 años, lo que significa que donde hoy hay 10 reclusos, debiera haber seis, el problema no es ilusorio.
Más aún, el problema tiene una arista no considerada, ¿qué hacemos una vez que tenemos a los delincuentes en las cárceles?
Las propuestas generalmente no son claras en éste sentido, más allá de las posiciones políticas, el mencionado cuestionamiento parece no estar considerado.
La lucha contra la delincuencia debe contemplar no sólo el control preventivo en el medio libre, sino también la rehabilitación en el medio privado de libertad. Sobre todo si consideramos que el "hacinamiento y la falta de una política clara en materia carcelaria son factores que en gran medida explican situaciones tales como el alto nivel de reincidencia, que supera el 50%”, señalan Folch y Guzmán.
Se hace imperioso proponer Políticas Públicas claras y concretas, no sólo destinadas al control de la población penal sino también y más importante aún, para propiciar el desarrollo de talleres laborales que fomenten el trabajo carcelario, visto no como un castigo, sino como un beneficio, tanto para el recluso, como para su familias y la sociedad en general, como instrumento eficaz de rehabilitación.
En nuestro país, sin embargo, parece que ambos fundamentos –punitivo y reintegrador- se han tornado incompatibles en la forma en cómo se entiende la cárcel y cuál es su rol en la sociedad contemporánea. Existe la noción errada en la mayor parte de los ciudadanos de que la privación de la libertad es el modo único y más eficaz para combatir la criminalidad, sin considerar lo siguiente ¿qué hacemos una vez que tenemos a los delincuentes en las cárceles? ¿Qué hacemos cuando muchos de ellos ya cumplieron su condena?
Artículo republicado.

6 comentarios:

Rodrigo Albornoz dijo...

absolutamente de acuerdo. privación d libertad para reinsertar, es una adecuada y razonable y económica visión.
otro dato, al menos en santiago: el 60% de la población carcelaria es menor de 30 años, es decir, joven.

Claudia Corazón Feliz dijo...

¿Por qué recresta te dio con estos temas tan repelúos?

Algunas corrientes del derecho penal (y me parece que en el fondo es su fundamento) abogan por la reinserción en la sociedad de los que alguna vez delinquieron.

Suena lindo en teoría.

En la práctica: nosotros vivimos bajo 7 llaves en nuestras casas y los delincuentes andan libres.
Pero no sé en qué me convertiría si un hijo de puta le hace algo a un familiar. Por suerte tenemos el Estado de Derecho, sino sería peor que en el oeste.
Saludos.

Alvaro Horta Calzada dijo...

Como diría Mauricio Olavarría, aquí nunca se han aprovechado "las ventanas de oportunidades" cuando estas se han presentado. En Chile existe hace muchos años el proyecto de modernización carcelaria, en base a cárceles consecionadas a empresas privadas que cuenten con una serie de "comodidades" mínimas para que la reclusión se lleve a cabo de manera digna. De hecho, en varios (si no es que en todos) estos recintos se pretenden instalar espacios destinados a la ocupación de empresas que den un trabajo remunerado a los internos, para que también puedan generar ingresos. Pero la situación sigue estancada. No hay avance posible por el momento y todo se queda en las ideas, pero ni una se concreta.

Saludos!

Marcos dijo...

Concuerdo en los postulados de reinserciones ineficaces y demases. Ahora vivimos en un pais donde la prevencion, en todo orden de cosas, es nulo lo que radica en "reparación" la que es pobre como en este caso. Ahora me gustaría que tocases otra arista del tema a la que hace alusión nuestra amiga furiosacanifru, el de la sensación de inseguridad, un abrazo, chau.

El Coleccionista: dijo...

Yo los pondría con pala y picota a sacar cobre, y todos encadenados de los pies, y bajo el cuidado de los milicos, porque ambos grupos no tienen nada que hacer, que aprendan lo que significa trabajar para comer, y de pasadita que produzcan para el país.

Esa es mi vision, trabajo forzado en empresas estatales, asi de simple.

A ver si les daran ganas de volver a robar a los desgraciados.

Zorro Network dijo...

Como señala Rodrigo Alvornoz, : “el 60% de la población carcelaria es menor de 30 años, es decir, joven”. Ese dato ya nos dice lo que esta mal.

Estamos construyendo una sociedad de integrados y de desagregados (marginalidad), que por falta de educación, capacitación, de ejemplos sociales positivos, rondan el los lindes de lo permitido y así es fácil traspasar la frontera y alucinarse con la plata fácil, pero a costa de otros. Esa siempre ha sido la causa de la delincuencia. Ahora agreguémosle también que no existe ningún tratamiento serio para los adictos, y la gran mayoría de los delitos se hacen bajo los efecto de las drogas o para conseguir el dinero para proveérselas.
Un adicto a cualquier droga, si no tiene recursos para satisfacer su necesidad apremiante de consumo: ¿Qué va hacer?. Obviamente que robar. En cada adolescente, joven y adulto adicto, tenemos un potencial delito en gestación.

La función rehabilitadora de las cárceles, es letra muerta, y la sociedad tampoco es muy generosa con el rehabilitado. Tenemos entonces el caso de entrar a formar parte de este submundo pero del cual (a menos que medie un milagro) es difícil salir.