viernes, octubre 07, 2005

Derechos de propiedad y medio ambiente ¿Qué vale más?

Es claro que el medioambiente es un bien colectivo importante, altamente valioso, inalienable, que pertenece a todos, que traspasa las fronteras subjetivas establecidas por el hombre mediante la propiedad, ya sean rejas, muros, leyes. El cielo es transversal, nos cubre a todos, no puede ser privado, sino sólo a nivel subjetivo.
Por esto, me llama la atención lo planteado en el seminario "Minería Chilena: oportunidades y desafíos" organizado por Sonami y El Mercurio, donde empresas, gremios, analistas y expertos “advirtieron sobre los inconvenientes de la sobrerregulación en sectores como el ambiental.” (Fuente: El Mercurio).
Más aún cuando Hernán Büchi, ex ministro de Hacienda del régimen militar, dice “no quiero asustarlos, pero este es uno de los temas (regulación medioambiental) más complejos porque podemos atentar directamente en destruir los derechos de propiedad" (Fuente: El Mercurio).
Pero ¿Está el derecho de propiedad y la facultad de hacer lo que se plazca en los terrenos por sobre el medio ambiente?
Definitivamente no, pues el derecho de propiedad permite la libre disposición en los terrenos considerados por éste, pero no de la libre disposición de elementos que son parte de esa propiedad pero también de otras propiedades y de todos en definitiva, como el aire, el agua, la tierra, napas subterráneas, flora y fauna.
Parece que Büchi olvida o no considera, que la libre disposición de los terrenos puede generar externalidades, positivas o negativas, y en la mayoría de los casos perjudiciales, tal como ocurrió con los cisnes en Valdivia.
La empresa, Celco, que presentó posteriormente informes falsos, contaba con su derecho de propiedad, en su terreno hicieron lo que les daba la gana, pero simultáneamente afectaron al río -un bien público, indivisible, transversal- y entonces, la externalidad negativa no se mantuvo al interior del terreno, sino que afectó otras propiedades y otros derechos más importantes, como el derecho a la vida (de los cisnes, aunque digan que no son sujetos de derecho) y a un ambiente limpio.
La falta de regulación y control fue una de las variables que influyó indirectamente en la muerte de los cisnes, porque nunca debió instalarse Celco en esa zona, por muchos derechos de propiedad que hayan tenido los dueños sobre los terrenos cercanos.
Ahora bien, según los defensores acérrimos del capital y la propiedad, “la aparición de nuevas normas ambientales o la sobrerregulación en este aspecto –medioambiente- afectarían directamente los derechos de propiedad al no permitir que los dueños de los terrenos puedan disponer libremente de ellos." (Fuente: El Mercurio).
Por ejemplo, si la libre disposición sólo hubiera hecho morir a los dueños de Celco, en su terreno, a causa de sus propios contaminantes, no habría problema. Pero, los contaminantes y las sustancias tóxicas son emanadas por las fábricas y empresas, conscientemente fuera de sus terrenos, por vía aérea, terrestre o acuática, afectando el medio ambiente, y una vez que ocurre eso, el derecho de propiedad se convierte en una fuente de agresión al bien común y al medio ambiente.
Para los ignorantes, la mayor regulación no afecta del desarrollo económico, lo guía, lo hace sustentable, no lo frena. Pero Büchi insiste asegurando que “hay que ser cautelosos en este aspecto, dado que se puede afectar de forma importante el desarrollo de la economía.” (Fuente: El Mercurio).
Es distinto el crecimiento del desarrollo, y con casos como los de Celco o Pascua Lama, estamos más bien ante saqueos ambientales, ni siquiera crecimiento, mucho menos desarrollo.

Esto es un borrador provisorio.

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