La movilización de los estudiantes secundarios, originada a principios de mayo y que ha puesto en jaque al gobierno, y que parece irse expandiendo, nos ofrece un buen campo de análisis.
En primer lugar, y basándonos en el modelo de input y output de David Easton, podemos ver que el movimiento estudiantil es el reflejo de una falla en las vías que tiene el Gobierno y el Estado, para resolver y responder a ciertas demandas.
Por esto, sus demandas -primero de orden superficial y ahora estructural-, no fueron consideradas por las autoridades, lo que obviamente no generó decisiones políticas acordes. No hubo entonces retroalimentación -feedback- entre las demandas y las respuestas.
Las demandas son la materia que energiza y moviliza al sistema político, pueden ser externas o internas a nivel nacional y específicas o genéricas.
En el caso de los secundarios, éstas comenzaron siendo específicas -pase escolar y PSU gratis- y se han ido ampliando profundizando dichas demandas -Reforma de la Loce o cambio de ella-.
Los output del gobierno fueron indecisos, poco concretos, e incluso desfavorables. Parecía que esperaban que los secundarios depusieran las tomas por aburrimiento. Obviamente no fue así. Es decir, el Gobierno no manifestó una voluntad política para responder a las demandas estudiantiles.
Hasta aquí nada nuevo. El tema que interesa son los apoyos, y como el movimiento los ha ido generando, progresivamente. Estos han sido conductuales -la suma de universitarios- y de opinión -colegios profesionales, trabajadores-.
La creciente adhesión de otras fuerzas al movimiento, que por suerte, aún no lo intervienen con sus propias demandas, ha hecho que el Gobierno pierda fuerza para imponer su postura en la negociación. Pero más importante aún, ha demostrado, que el conflicto no es sólo con el Gobierno, sino que la crítica más profunda y fuerte apunta hacia el sistema educacional, y porque no decirlo, al sistema económico y político, tan fuertemente relacionados con la Educación.
Y me pregunto, ¿el movimiento estudiantil dará paso a más movilizaciones de otros sectores, una eventual crisis multisectorial?