martes, febrero 05, 2008

Desmitificando al campo académico, intelectual, cultural y profesional

La percepción –auto percepción- más bien mítica de algunos campos de actividad como espacios aristocráticos, puros, inmaculados, neutrales, elevados moral e intelectualmente y libres de los vicios mundanos, es apreciable en ciertas áreas y actividades.

Al igual que el campo académico y científico (http://sujetoysociedad.blogspot.com/2008/02/la-oligarqua-de-la-ciencia.html), cuya ley de hierro inhibe el desarrollo de conocimiento nuevo y el aporte e ingreso de agentes fuera del habitus dominante, campos como el jurídico, el médico, el periodístico y el económico, también aplican dicha lógica de diversas maneras, en cuanto al acceso de nuevos sujetos al campo mismo; al control del capital común y en relación a la hegemonía de los paradigmas o discursos dominantes.

Lo común a todos estos ámbitos, radica en que la mayor parte de los miembros de estos campos pretenden concebir toda la realidad social bajo sus paradigmas dominantes, donde ellos se suponen como sujetos centrales de los mismos, además de máximos depositarios y únicos defensores de lo justo, racional, legal y ético a nivel social.

Los dominantes de cada uno de estos campos suponen –en una clara lógica aristocrática y mítica- que todos y cada uno de sus miembros son de la más elevada moral, y que en conjunto conforman una elite superior al resto.

Aunque se pueda considerar esta constatación exagerada, esta percepción es habitualmente aplicada -por los sujetos- a diversos ámbitos de actividad como las religiones, lo militar y policial, donde generalmente se tiende a atribuir a una totalidad simbólica -los miembros en su conjunto- atributos que más bien son individuales.

Lo anterior, aún cuando nadie se pondría discutir que ni todos los religiosos son buenos y de elevada moral, ni todos los policías son incorruptibles, ni tampoco todos los soldados actúan siempre con honor.

Lo mismo ocurre en el campo académico y profesional jurídico, médico, periodístico, económico y técnico, cuyas elites se constituyen y controlan el campo, no a través de aspectos técnicos o científicos, sino a través del despliegue de instrumentos simbólicos y subjetivos de control.
Estos elementos se constituyen a través de 3 formas de acción, como prácticas y a la vez filtro:

- En relación al ingreso de actores a los grupos o áreas dominantes del campo.
- En relación al control del capital simbólico del campo como medio de propaganda y exacerbación del mismo en el exterior.
- En cuanto al dominio de ciertos discursos por sobre otros dentro del campo mismo, con el fin de controlar las disidencias.

En cuanto a los modos de filtro –discriminación/exclusión- la mayoría se constituye a partir de los dominantes del campo, y se definen en base al capital social adquirido por sus miembros, ya sea éste de orden familiar, educacional o económico.
Así, los filtros de ingreso más usados e identificables son, el colegio o la universidad de procedencia, los apellidos y el lugar de residencia, los cuales bajo ningún punto de vista son criterios técnicos o epistemológicamente positivos para determinar quién puede o no puede ingresar al campo, y son más bien instrumentos de exclusión, cuyo único fin es fortalecer la ley de hierro de las elites dominantes.
Basta analizar los avisos de empleo para constatar como éste tipo de prácticas se constituye y naturaliza a base de subjetividades tan grotescas y ambiguas como el concepto de buena presencia.

En cuanto al control del capital simbólico del campo, se refiere a cómo los dominantes del campo, y en general todos sus miembros, utilizan determinados elementos simbólicos propios del habitus del campo, como modo de legitimación y dominio frente a otros sujetos fuera de éste o pertenecientes a otros campos.
El uso de aspectos simbólicos referentes al campo es habitual sobre todo en debates y propagandas políticas, en discusiones académicas y en artículos de prensa, donde éstos son usados como instrumento de apropiación de cualidades atribuidas al campo como una totalidad. Así por ejemplo, candidatos, de profesión médica, salen en sus afiches y spot con delantales blancos y estetoscopio, como si el ser médico garantizara una buena y transparente gestión pública.

Con respecto al uso, predominio e imposición de determinados discursos dentro del campo, los dominantes ejercen el control del poder dentro de éste, atomizando a los eventuales disidentes, a través de la aplicación sistemática de dichos discursos al modo de una ideología, que hegemoniza todos los ámbitos de acción dentro del campo, determinando roles, posiciones y legitimidades a cada sujeto.
Los grupos de poder dentro del campo, ejercen su influencia a todo nivel, impidiendo el acceso de sujetos -no acordes al habitus y el discurso dominante- a cargos de influencia, de alta exposición pública, a base de la deslegitimación de su posición dentro de éste, convirtiéndoles en actores no válidos dentro y fuera del campo.

Leer La oligarquía científica en http://sujetoysociedad.blogspot.com/

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