viernes, junio 08, 2007

El Habitus del nuevo Periodista...homo alienatum

¿Cómo podríamos definir habitus de los actuales periodistas, generado desde la relación entre mercado e información?
Años atrás, la profesionalización del periodismo -o más bien, la academización de éste, es decir, el paso de una vocación u oficio a una carrera universitaria- produjo un profundo cambio en el habitus hasta esos momentos, habían tenido los periodistas.
Ese habitus -entendido como prácticas y formas determinadas de actuar y concebir la realidad social y el propio rol en ella de los individuos- se caracterizaba por una fuerte impronta romántica y ética en la labor de los periodistas, que exigía una protección acérrima y constante de la verdad y un alto rigor investigativo en pro de ésta.
La valoración de dichas acciones, estaba relacionado con la internalización de una estructura social donde, en cuanto al rol de los periodistas, éstos se (auto)percibían como un grupo independiente de todo poder -sobre todo del político- y en extremo cooperativo y homogéneo. Es decir, los mosqueteros, contra todo poder o dominación que atentará contra la plebe.
Bajo este habitus, la información tenía una fuerte relación con la búsqueda de la verdad y la justicia -o por lo menos lo que se creía justo- con el fin de ejercer un control y fiscalización libre sobre los poderes económicos y políticos.
La actividad periodística se realizaba, con el principal propósito de informar -es decir, generar una liberación cognitiva de los ciudadanos- y no de alcanzar altas niveles de venta o rating, que tenían una jerarquía secundaria.
Por lo tanto, la relación entre los periodistas era cooperativa y no competitiva.

Homo alienatum

El nuevo habitus de los periodistas, surgido a partir del paso de oficio a profesión y del cambio en la noción con respecto a la información -desde una noción normativa a una noción económica de ésta- se caracteriza por la atomización de la relación entre los mismos periodistas, que ya no se perciben como compañeros, sino como competidores; y la alienación de todos estos con respecto a la información.

En cuanto a cómo perciben su rol en la sociedad los periodistas, éstos han abandonado la noción de liberación cognitiva -en cuanto grupo independiente y fiscalizador del poder- y han adoptado otra, relacionada más con el campo de las relaciones públicas, el marketing y la publicidad, donde la función del periodista se reduce a la de un mero transmisor de información. Como tal, se vuelve fácilmente reemplazable y el valor de su trabajo pierde toda importancia social, puesto que el poco valor de éste, también lo asume el público, que se informa menos, mal o simplemente no lo hace.

El poder, político y económico entonces, hacen uso del periodismo, en pro de intereses particulares, inhibiendo la existencia de medios independientes, el acceso a información, y el desvío o el ocultamiento de los asuntos importantes, no con la prohibición, sino que con la entropía, a través de la entrega de información irrelevante, es decir, la farandulización de la prensa.

Entonces, el nuevo habitus del periodista, tiende a inhibir su capacidad crítica, lo obliga a someter su criterio a información banal, y lo vuelve en extremo competitivo, poco criterioso y falto de rigor. Lo vuelve, un Homo Alienatum, que crea otros Homo Alienatum.

8 comentarios:

Lucho dijo...

Encontré muy interesante el análisis.

Me quedó una duda cuando escribes: "La actividad periodística se realizaba, con el principal propósito de informar -es decir, generar una liberación cognitiva de los ciudadanos- y no de alcanzar altas niveles de venta o rating, que tenían una jerarquía secundaria."

A qué período específico te refieres? Porque me cuesta imaginarme un diario, pensando en los actuales, que no dependiera de su nivel de ventas.

Jorge A. Gómez Arismendi dijo...

L.A, ningún diario basa su existencia en las ventas de ejemplares (tiraje), sino en la venta de publicidad, de espacios de publicidad.
Saludos

Lucho dijo...

Gracias por la aclaración. Pero los diarios antes también dependían de la publicidad, o más del tiraje que ahora?

Daniel Urrutia dijo...

Lo que tu mencionas hace díficil poder creer todas las cosas que salen en los diarios o noticiarios, ya que estos periodistas están fuertemente influenciados por querer informar lo que la gente quiere saber: copuchas, mentiras, drama (en el mal sentido de la palabra), etc.
La vocación del periodista se ha ido perdiendo poco a poco. Hay que ver en las nuevas generaciones qué es lo que hay.
Saludos!

Anónimo dijo...

Me queda la duda si estará bien expresado lo referido a que se profesionalizo el periodismo, más bien me parece que le dieron una formación "pseudo" académica, pero bien sabemos que la universidad no hace un profesional, y mucho menos en el periodismo criollo, en donde es más dificil ganar un premio en una lotería escolar que obtener un cartón de periodista.

Jorge A. Gómez Arismendi dijo...

Para el anónim@: El concepto de profesionalización está usado de la misma forma que cuando hablamos de la profesionalización de la política, es decir, que algunas personas, dedican todo su potencial tiempo de trabajo en esa actividad, es decir, cuando la actividad deja de ser un oficio. La profesionalización, no tiene nada que ver con el profesionalismo en ese sentido.
Al parecer no entendiste el texto, porque de hecho, hago notar que antes, los periodistas actuaban de oficio y no porque estudiaban en universidades.
Y claro, la universidad sólo entrega herramientas, ciertas prácticas, pero no garantiza -ninguna lo hace- ni la ética, ni la responsabilidad, ni nada de eso...por eso en algunos momentos tenemos médicos negligentes, abogados qie infringen la ley, ingenieros que planifican mal, y periodistas que alienan a la gente...
Por otro lado, así como dices se regalan los títulos...en muchas carreras y universidades, privadas y estatales...hay gente que se expresa con anónimos y no con su nombre...

Rodrigo Sepúlveda dijo...

Todas las prácticas humanas tienden a la institucionalización y lógicamente junto con perder su “autonomía” reproducen la realidad. Siguiendo con Bourdieu (que era la izquierda posible en su contexto) hay un concepto que llama “trincheras cognitivas”, que en realidad es un concepto renovado de las “trincheras psicólogicas” de Van Doren, que permite generar campos y alianzas entre los que generamos “crítica” en cualquiera de sus variedades y posicionar reivindicativamente el discurso de lo no-idéntico, trabajo que cumple como su nombre lo indica: la uni-versidad, que reproduce el discurso de lo válido de igual forma que la mediocracia.

Rodrigo Sepúlveda dijo...

Guatie al final con la redacción, pero esa era la idea.